El cuerpo siempre canaliza todo lo que pasa en tu vida, todo lo físico y lo psíquico. Por eso analizar el cuerpo sirve para saber cómo es tu estado general. Conoce qué dice tu postura corporal sobre ti.
En la postura corporal se reflejan las emociones que sentís, la tristeza, la felicidad, el estrés y muchos más sentimientos. Por ejemplo, los actores logran encarnar las emociones de sus personajes a través de sus cambios posturales. De esta manera se produce una congruencia entre lo que dicen y lo que el cuerpo expresa.
Qué vas a encontrar en esta nota:
¿Qué dice tu postura corporal sobre ti?
Las emociones que decimos que expresa la postura corporal no son aquellas que producen lesiones, esguinces o dolores crónicos de espalda. Se trata más bien de posturas temporales.
Para ilustrar esto, mejor imagínate que cuando algo te causa mucha gracia y te reís, tu postura se expande, te abrís hacia afuera. Contrariamente, si estás triste y llorando, te vas a encorvar, vas a agachar la cara y encogerte en vos mismo.
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Algunas de las posturas más frecuentes y sus significados son:
- Inclinarse y mirar hacia abajo: indica no querer escuchar o estar ocultando algo.
- Tener postura erguida: demuestra confianza, seguridad, autoridad y autoestima.
- Comerse las uñas: refleja inseguridad, baja autoestima y nerviosismo.
- Frotarse las manos o golpear ligeramente los dedos: demuestra impaciencia, ansiedad.
- Tener los brazos cruzados a la altura del pecho: actitud a la defensiva, rigidez, estar expectante.
- Estar con la postura encorvada: indica inseguridad, tensión y angustia, no querer que los demás te vean.
La emoción aparece en el cuerpo como parte de una respuesta fisiológica ante una situación o estímulo interno o externo. Consecuentemente, la emoción va a determinar ciertas acciones musculares que pueden generar un desequilibrio y modificar la postura en una dirección.
Incluso, algunos músculos sí son capaces de parar este desequilibrio y recuperar el orden. Esto nos permite expresarnos pasando de una actitud a otra y logrando que el cuerpo se adapte a las distintas circunstancias.
También se debe tener en cuenta que la actitud postural se manifiesta no solo en cómo uno está parado sino que comprende nuestra forma de movernos. Por ejemplo, no caminas igual cuando estás triste que cuando estás feliz o cuando tienes ira.
¿Cuál es la relación de la postura con el contexto en que crecemos?
La relación entre la postura y el contexto es fundamental porque muchas de las posturas se aprenden en el contexto cultural de la persona. Cada cultura tiene posturas que considera correctas y otras que no. Esto también condiciona a tu postura porque dependiendo de tu cultura hay ciertas cosas que te van a afectar al momento de moverte.
Además, cualquier gesto está precedido de una adaptación a la gravedad y por ende, el lenguaje corporal es el resultado de una adaptación continua. Si tomáramos conciencia de estos premovimientos, conseguiríamos movernos, expresarnos y relacionarnos de una forma más armoniosa y fluida.
Reconocer las emociones y sus síntomas en el cuerpo es el primer paso para entenderlas y controlar la postura.
Ser conscientes de las emociones que nos atraviesan
La solución para poder controlar la postura es ser consciente de lo que se siente. Esto es algo así como hacer mindfulness o meditación sobre el momento presente. Practicá centrarte en vos por un vos momento y traer a la mente todas las emociones que sentís en el cuerpo, luego imagina la postura que le atribuirías a cada emoción y a partir de eso vas a notar cómo de a poco empiezas a controlar el cuerpo.
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Si notas que te cuesta, trata de imaginar que tienes que representar la emoción en un escenario y eso te permitirá controlar los músculos y gestos que haces.