En tiempos de estrés y corridas varias, darse un rato para bajar un cambio y disfrutar de una pausa es muy importante para cuidar la salud e impulsar el bienestar personal y familiar. Para recargar las pilas y llegar a la noche bajando la intensidad, una buena opción es recurrir a la meditación del agua, algo fácil de integrar a tu día a día y un buen recurso para alejar la energía negativa y promover la armonía.
Qué es la meditación del agua
La meditación del agua o water yoga es una práctica que se realiza en el agua, en general con los ojos cerrados para favorecer la concentración. Se trata de una disciplina que busca recuperar el control interno y externo del cuerpo y de la mente a través de la meditación, la flexibilidad, la concentración y por sobre todo, la relajación
Se trata de una práctica que pretende renovar la vitalidad del cuerpo y la mente con uno de los elementos naturales: el agua, un elemento clave para la vida.
Existen muchos tipos de meditación en el agua, y la mayoría comparten los mismos objetivos: despejar la mente, lograr la relajación y cultivar sentimientos de paz y tranquilidad. No es necesario que involucre agua física, sino que podría involucrar simplemente la visualización del agua.
Las formas más practicadas no involucran agua real. Implican visualizar el agua, generalmente mientras está acostado en una posición cómoda en una habitación tranquila sin distracciones. El practicante puede imaginar que está flotando en una vasta extensión de agua reconfortante o que el agua fría fluye sobre su cuerpo y lo limpia de cualquier toxicidad o impureza.
En su libro Las enseñanzas de Eckhart Tolle: guía práctica para el día a día, Marina Borruso explica que la meditación en el agua es una unión profunda con uno mismo y que es posible gracias a que el agua guía la atención al ahora. Para poder experimentar esto, te contamos cómo es la meditación del agua, para que logres liberarte de energías no deseadas.
Cómo es meditar en el agua
Esta práctica consiste en hacer una conexión interna con el agua, lo cual hace circular la energía del organismo. Así se limpia todo pensamiento y vibra que hace mal. Para esto es muy importante la visualización.
Una forma simple y rápida de probar este tipo de meditación es entrar a la ducha y concentrarse en el agua que cae y las sensaciones que genera. Ya sea con los ojos abiertos o cerrados, lo esencial es enfocarse en el ligero ir y venir del agua.
Mientras las gotas corren por la bañera es esencial imaginarse cómo éstas limpian el cuerpo del estrés diario. Tomar consciencia de la propia piel lleva a una mirada introspectiva. Así, el agua borbotea y purifica, hasta dejar al ser liviano.
Realizar esto por 10 o 15 minutos es suficiente para llegar a un estado de armonía. Según Borruso, la meditación en una bañera puede durar incluso una hora, aunque la práctica no termina al salir del agua, ya sea fría o templada. Para que el cuerpo y la mente puedan absorber la experiencia del todo, es necesario acostarse al menos veinte minutos más.
Beneficios de la meditación del agua
Una cualidad del agua es la reparación. Ese es su mayor beneficio. Estar bajo la ducha o flotando en una bañera, tan solo absorbiendo el momento, puede ser difícil por el vacío de la situación. Es decir, la persona no tiene nada que hacer más que contemplarse, lo que supone cierta vulnerabilidad. Pero los beneficios de la meditación en el agua valen la pena.
Esta práctica aclara la consciencia, por lo que deja al ser más al tanto de su existencia. También repara en lo emocional. Puede contribuir en la consolidación de la confianza y crear un ambiente para la reflexión.
Además, este tipo de meditación sumerge al cuerpo en una atmósfera acogedora y relajante, que afloja los músculos y las articulaciones, reduce los nervios y la presión sanguínea. Hasta puede ayudar a mejorar la postura y el movimiento del cuerpo.
Regalarse momentos de relajación y reflexión es un mimo necesario para mantener el bienestar interno. Probar este tipo de prácticas puede ayudar en estos cuidados.