Los olores nos transportan a mundos entrañables y a momentos de nuestra vida que pueden ser agradables o no, pero no hay dudas que percibir un determinado aroma, nos evoca un recuerdo exacto de un momento determinado.
El olfato, muy relacionado con la memoria, nos lleva muchas veces a tomar decisiones importantes en nuestro día a día. Te contamos la visión de los expertos en el tema y cuál es su explicación científica.
Sentido del olfato: funciones y características
Para comprender por qué el sentido del olfato está ligado a los recuerdos, debemos conocer la estructura del bulbo olfatorio y cuáles son sus funciones.
- El bulbo olfatorio es el órgano que nos ayuda a captar los aromas, esto es esencial para el funcionamiento de nuestro olfato. De los cinco sentidos, el olfato es considerado de menor importancia con respecto al visual o auditivo. Sin embargo, en muchas ocasiones gracias a él podemos identificar una situación de peligro o llevarnos directamente a un recuerdo de nuestra infancia, rememorar momentos con nostalgia, a veces tristeza y otras con alegría.
- Alertarnos de un peligro es una de las funciones del olfato más importantes, pero también nos ayuda en el día a día a tomar diferentes decisiones, como por ejemplo: a través del olfato podemos determinar si un lugar está limpio o no, decidimos si nos vestiremos con tal o cual ropa de acuerdo a su uso, nos acercan o nos alejan de personas o de lugares. También nos ayudan a determinar si un alimento nos gusta o no.
- Los aromas también pueden influir en nuestras emociones. Hay algunos aromas que nos resultan tan agradables que nos generan un enorme bienestar. Por eso existe la práctica de aromaterapia para lograr alcanzar un cierto bienestar a través de los olores.
- Los olores son muy importantes en el campo del márketing. Es tan así que los olores se utilizan para aumentar nuestra sensación de placer y se estudian para atraer a los compradores.
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¿Qué es el bulbo olfatorio?
Se trata de una estructura encefálica, de forma bulbosa que se encarga de recibir información de las neuronas receptoras olfatorias. Aunque se hable en singular, la realidad es que poseemos dos bulbos, y cada uno se conecta por la parte interna de las fosas nasales con cada hemisferio de nuestro cerebro.
¿Y cómo es el proceso? Los aromas entran por las fosas nasales, la mucosa nasal los absorbe y allí diversas neuronas traducen la información. Luego esta información pasa por el nervio olfatorio hasta llegar al bulbo olfatorio. En el bulbo las neuronas hacen sinapsis con las células mitrales llamadas glomérulos, que son un grupo de neuronas del bulbo olfatorio, que cuentan con diversos patrones de activación y nos ayudan a distinguir diferentes moléculas de olor. A partir de allí se transmiten a las diferentes regiones cerebrales, como por ejemplo, a la corteza olfatoria primaria y secundaria, al hipocampo y a la amígdala.
El olfato y las emociones
El bulbo olfatorio es el principal centro de procesamiento de la información olfatoria y nos permite lo siguiente:
- Percibir la información de los aromas.
- Distinguir y diferenciar los olores.
- Procesar la información de los aromas y relacionarla con nuestras emociones y recuerdos.
- Captar el sabor a través de su conexión con el gusto.
- Regular la conducta sexual, a través de la captación de las feromonas.
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Los bulbos olfatorios son tan esenciales en nuestras vidas que cuando se extirpa cualquiera de ellos o se ven afectados por algún virus o infección, se produce la anosmia que es la falta de percepción olfativa.
Un equipo de la Universidad de Dresden, Alemania, estudió a través de la resonancia funcional qué zonas del cerebro se activan cuando recordamos algo a través de un olor y las comparó con las zonas que se activan cuando el recuerdo es producido por una imagen.
Llegaron a la conclusión que los recuerdos provocados por el olfato producen una mayor activación del cerebro. Y descubrieron que esos recuerdos son más antiguos, generalmente relacionados con la infancia. Y confirman que los recuerdos son más del tipo emocionales, porque el olor se conecta directamente con las áreas del cerebro que interfieren en el procesamiento de la emoción.
Y concluyen que el olor produce una mayor sensación, que podría ser graficada como un “viaje en el tiempo”.
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