El temor a sufrir un cáncer es algo bastante generalizado y hasta razonable, dado que es percibida como una enfermedad que pone en riesgo el seguir viviendo. Es algo que la mayoría de las personas experimenta en algún momento, ya sea por tener un ser querido que padece la enfermedad, por algún síntoma o hallazgo que preocupa o por problemas psicológicos o trastornos de ansiedad. Cuando ésto último ocurre, se puede caer en un caso de cancerofobia, que es un miedo excesivo al cáncer, un cuadro de hipocondría que afecta la calidad de vida y puede generar un sufrimiento psíquico enorme.
En este punto, hay dos cosas importantes a considerar: el primero, que la cancerofobia no es un trastorno extraño. A muchas personas les pasa y tiene tratamiento. Segundo, que es importante empezar a mirar el cáncer de otra manera. Ya no es un diagnóstico de muerte y muchos de los casos se curan con detección precoz y nuevas terapias.
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Hay numerosos avances en el abordaje de la enfermedad que tienen que ver tanto con su diagnóstico y su tratamiento como con su prevención y, muchas veces, el miedo al cáncer priva a los médicos de la posibilidad de salvar vidas.
Miedo a sufrir un cáncer
En general, el temor a sufrir un cáncer tiene algunas causas frecuentes:
- Temor a que el cáncer pueda ser hereditario. La posibilidad de que el cáncer pueda ser una enfermedad hereditaria existe en algunos tipos de tumor, pero lo que se hareda es el riesgo aumentado y no la enfermedad. Y, de alguna manera, saber que tenés antecedentes puede ser algo a tu favor porque la vigilancia será mayor y todo puede ser detectado con tiempo y con mayores chances de curación. En algunos casos, el consejo genético no sólo reduce el temor a sufrir cáncer sino que permite tener una actitud incluso optimista.
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- Tener un diagnóstico de cáncer: el temor a sufrir un cáncer cambia cualitativamente cuando una persona recibe la confirmación de que tiene la enfermedad y una vez que ha superado el tratamiento y se ha curado. La posibilidad de morir, el miedo tratamiento, el dolor o el sufrimiento, o los inminentes cambios en las relaciones con la familia, la pareja o los amigos son cuestiones que afectan generando enojo, rabia, depresión, etc. Es importante pedir ayuda psicológica y contención emocional para transitarlo.
- Cuando se ha tenido un cáncer y se ha superado, el temor se centra en el miedo a que éste reaparezca (recidiva). Es clave trabajar a nivel psicológico para que las revisiones periódicas hasta recibir el alta definitiva sirvan para reducir el temor y confiar en que la vigilancia evitará un daño peor. En estos casos, la Sociedad Americana de Oncología da una serie de recomendaciones para lograrlo: consultar de forma regular con el especialista para los cuidados posteriores, seguir bien informado acerca de los patrones de recidiva, adoptar un estilo de vida saludable, tratar de reducir el estrés, pasar mucho tiempo con amigos y familia, realizar actividades placenteras, practicar ejercicio y, en definitiva, simplificar la vida.
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Cancerofobia o carcinofobia
Cuando el temor a sufrir un cáncer, o a que se reproduzca cuando ya se ha superado una vez, se transforma en un miedo persistente se habla de cancerofobia o carcinofobia. En estos casos, el temor nos controla, nos gobierna y hasta lleva a solicitar estudios que ponen en riesgo la salud detrás de una búsqueda de tranquilidad que nunca llega.
Esta fobia se asocia al miedo a la muerte y lleva a quienes la sufren a comportamientos extremos, de carácter paranoico, tales como no comer, pasar horas en Internet buscando síntomas, evitar salir de casa, utilizar productos de limpieza, ir de un médico a otro por desconfianza, etc.
La cancerofobia requiere un tratamiento psiquiátrico o psicológico. Afecta a quien lo padece y a los que los rodean y hasta puede complicar la vida laboral
Se trata de una situación patológica (por eso se clasifica como fobia) que causa trastornos reales y exagera cualquier síntoma físico que se pueda sentir:
- Ataque de pánico.
- Dolor de cabeza.
- Mareos.
- Náuseas.
- Fatiga.
- Cansancio.
- Desvanecimientos.
- Ansiedad.
- Dificultad para respirar.
- Reacciones dermatológicas, etc.
Los cancerofóbicos pueden llegar a pensar que el contacto con personas que sufren un cáncer les puede llevar a contraer la enfermedad.
El sufrimiento psíquico puede ser muy grande y es fundamental buscar ayuda y tratarlo.
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