En los últimos años, en los sectores más pudientes, algunos padres se están uniendo a la creencia de que vacunar a sus hijos no solo no sirve para nada sino que podría provocarles otros trastornos. Esta tendencia tomó fuerza a finales de los 90 en Estados Unidos a raíz del estudio publicado por el médico británico, Andrew Wakefield, que aseguraba que la triple vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubeola provocaba autismo. Ese informe fue rápidamente refutado y Wakefield perdió su licencia. Se demostró que había mentido, pero el daño estaba hecho.
A pesar de haber demostrado que Wakefield actuó bajo intereses económicos, la mentira caló hondo y hoy, según la OMS o científicos de gran prestigio como el Premio Nobel de Medicina, Harald zur Hausen, por culpa de los ‘antivacunas’ están resurgiendo enfermedades que se habían dado por controladas.
Por este motivo, el Consejo de Relaciones Exteriores del gobierno de Estados Unidos ha creado un mapa interactivo que recoge todos estos brotes entre 2008 y 2017. Y muestra las enfermedades que están volviendo por la moda de no vacunar.
Según explica el portal #VaccinesWork, creado y utilizado para generar conciencia de la importancia de las vacunas, este mapa utiliza “la información publicada por las noticias, los gobiernos y las organizaciones mundiales de salud para trazar los brotes de enfermedades prevenibles por vacunación a lo largo del tiempo”.
Enfermedades como el sarampión, las paperas, la poliomielitis, la rubéola o la tos ferina que han causado estados de alarma o podrían extenderse en las zonas donde se han detectado
Por ejemplo, en él se puede apreciar el brote de más de 100 personas afectadas por el sarampión en California en 2015. También se señalan los casos de las 137 personas contagiadas por la misma enfermedad en el norte de España a lo largo de 2017, los cuales se confirmaron que se dieron en familias que apoyaban las tesis antivacunas.
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Además, el mapa muestra también las áreas y países en las que estas enfermedades están causando estragos debido a que los servicios médicos son escasos. De esta forma, se pretende concienciar no solo de la peligrosidad de prescindir de las vacunas, sino de dónde hace falta aumentar los esfuerzos de la comunidad internacional.