El adolescente venía de practicar rugby como cada semana, pero el martes empezó con fiebre y tos, algo que Majo, su madre, trató con lo que tiene en el botiquín para estos casos. Recurrió a los antipiréticos que le había sugerido su médico en alguna oportunidad para la fiebre. A los dos días, el chico seguía con fiebre y Majo decidió llevar a su hijo a la guardia. El diagnóstico era neumonía.
El médico le indica antibióticos, le da antitérmicos y pautas de alarma. La fiebre continuó a pesar de las 72 hs de antibióticos, por lo que el profesional le había dicho que reconsulte. Le realizaron una tomografía de tórax y se encontró lo esperable: había líquido.
Le hablaron a Majo de neumonía complicada. Internación, terapia intensiva, cirujanos, etc. Y todo se dio de esa forma. El cirujano puso un tubo en el tórax. Iniciaron antibióticos en forma EV y pasó a terapia intensiva por 4 días, donde los días y noches se hacían más largos para Majo, pero el café siempre presente la acompañó, además de poder estar acompañando la evolución. Finalmente, pudo ir a una habitación, con más de 24 hs de espera. Hasta que llegó lo más ansiado: el día del alta institucional, el tratamiento ambulatorio y y los controles…
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La medicina tradicional muchas veces contempla al enfermo desde el punto biológico y más cuando nosotros, los médicos intensivistas, nos enfrentamos a pacientes que ingresan a la unidad de terapia intensiva y se trata de resolver cuadros en general complicados. Ponemos el foco ahí y, en algunos momentos, olvidamos lo que sienten los familiares de esa persona que está en la unidad.
El trato con los familiares es una cuestión que debemos tener en cuenta los intensivistas, ya que esas personas que están al pie de la cama del enfermo, en la sala de espera o acompañándolo durante toda la internación, están enfermos como el paciente. Están sufriendo con él
En el transitar la enfermedad, la familia siente que no se hace lo suficiente o se pregunta porqué a las 5 de la mañana entra la gente de laboratorio o la gente de rayos si es el momento de descanso. Eso que nos expresan es entendible y nosotros debemos explicarles a los familiares o al propio paciente que es parte del tratamiento que requiere su ser querido que se encuentra en esa cama.
¿A los médicos nos duelen los pacientes? Sobre la empatía en la práctica médica
En todo el proceso que vive la familia y el paciente durante su estadía en la institución de salud es clave saber que hay personas y angustias en juego, y que abordarlas y contenerlas es parte de la responsabilidad del profesional de la salud.
Hay que darle lugar para que el familiar pregunte, porque cuando todos están de acuerdo con el equipo de salud y todos estamos alineados con el tratamiento, el mayor beneficiario es el paciente
Sin duda, hay profesionales que al ingresar a la terapia intensiva solo ven lo que ellos realizan y no contemplan del todo qué significa el paciente. El individualismo muchas veces visto por esos profesionales de amianto que solo ven su logro, sin jerarquizar lo que realmente ocurre: el enorme esfuerzo y trabajo de todo el equipo de salud detrás de un objetivo común: devolver la salud.
Según nuevas normas modernas que se aplican en muchas instituciones, en la unidad de terapia intensiva no tiene que haber horario para las visitas, siempre y cuando no se perturbe el trabajo médico. Debe existir espacio para que un acompañante permanezca con el paciente y hay que erradicar la idea de que la terapia intensiva es un lugar aislado de la familia.
En definitiva, tenemos que hacer que el paciente y la familia estén viviendo este proceso de enfermar de la mejor forma posible
Otro aspecto importante es la comunicación clara y simple que debe tener el equipo de salud, ya que si no podemos bajar al lego palabras técnicas sin duda tendremos una familia con dudas sobre la situación real de su familiar. Por eso debemos saber escuchar sus preguntas, dudas y todo lo que surja para poder ponerle palabras a lo que está pasando el paciente y tratar de aliviar la angustia.
Médicos de familia: guardapolvos sin pedestal para pacientes que son personas
No todo lo que está indicado para un enfermo está indicado para otro, así como hacer más que lo que se debe no significa llegar a mejores resultados.
Luego del alta tan esperada de la unidad de cuidados intensivos, el paso a una habitación hace que ese enfermo tome dimensión de lo que pasó en su estadia en la UCI. Allí la familia en muchos casos es fundamental y comienza la etapa previa hacia el alta institucional. Aquí, en general, terminan tratamientos antibióticos, se cumplen metas y se ajusta medicación.
Luego, llega el momento de irse a su domicilio, si es posible como lo fue en el caso de este joven, que felizmente volvió a casa con Majo, su mamá. Ahí es el momento de recuperar el peso perdido en la internación, como ocurre cuando hubo procesos infecciosos agudos, donde muchos jóvenes tienen una respuesta desmedida a la infección y eso le produce que tengan pérdida de peso. Esto no significa que debe recuperar lo perdido sino que comienza a nutrirse nuevamente pasada la enfermedad aguda.
Terapia Intensiva: por qué la dignidad del paciente y su familia es parte del trabajo médico
Pasada la infección pulmonar, sigue el momento de controles y la posibilidad de seguir con las actividades de la vida diaria habituales.
Un paciente que logró volver a su estado de salud. Un equipo satisfecho de haber ayudado en ese proceso y de haberse esforzado por acompañar a una familia que la estaba pasando mal, en muchos planos.
- Por Alejandro Risso Vazquez. Medico especialista en Terapia Intensiva. Coordinador Medico Terapia Intensiva Sanatorio Otamendi