Nos olvidamos del sarampión: dejó de preocuparnos. Y fue gracias a la vacuna, que logró convertirla en pasado en nuestro país. Pero no era algo menor: podía tener complicaciones muy severas como la neumonía sarampionosa y la encefalitis sarampionosa. Y no hablamos del siglo pasado: dos décadas atrás podíamos ver esas escenas en los hospitales del país.
Por suerte, gracias a exitosas políticas de inmunización masiva, Argentina registró su último caso de sarampión endémico en el 2000 y sólo se notificaron en el país unos pocos casos importados. Pero la tranquilidad empezó a ceder en el último año: con la confirmación de un caso en Tucumán, el Ministerio de Salud encendió una alerta epidemiológica para intensificar la vigilancia y evitar la reintroducción del virus.
El caso tucumano se asemeja a algunos casos ocurridos tras el Mundial de Sudáfrica. Fiebre, exantema (erupción), conjuntivitis, tos, catarro nasal. Volvía de viaje el joven y llegó al país con esos síntomas. Lo internaron: sarampión positivo.
“Vivimos en un mundo globalizado. Uno está en una parte del planeta y a las 12 horas está en la otra. Los casos importados son un riesgo importante, porque a partir de uno se puede registrar un brote”, alertaron desde la Comisión Nacional de Erradicación del Sarampión y la Rubeola al diario Clarín.
La población más vulnerable frente a esta enfermedad extremadamente contagiosa y potencialmente grave son los lactantes menores de un año: al no poder vacunarse, necesitan de la inmunidad colectiva para estar protegidos ante el contacto con el virus
La población más vulnerable frente a esta enfermedad extremadamente contagiosa y potencialmente grave (en 2015 se estima que habría producido 134.200 muertes a nivel mundial) son los lactantes menores de un año ya que, al no poder vacunarse, necesitan de la inmunidad colectiva para estar protegidos ante el contacto con el virus.
Es que los virus viajan con nosotros en un avión, no ven nacionalidades ni fronteras. Cualquiera que esté de viaje en una zona donde todavía circula el sarampión, lo puede traer consigo. Y, si el porcentaje de población vacunada no supera el umbral, el virus puede empezar a diseminarse otra vez por la sociedad. Por eso es fundamental controlar que el calendario de vacunación esté completo, para cuidarse uno y para cuidar a la sociedad toda.
Los que están vacunados no solo se están protegiendo a sí mismos sino que, al bloquear la diseminación de la enfermedad en su comunidad, están protegiendo a los que no está vacunados por no tener la edad suficiente o por alguna alergia
La preocupación crece en todo el mundo ya que, en los primeros meses del año, se registraron más de 1.500 casos de sarampión en 14 países europeos debido a una acumulación de individuos no vacunados, según alertó el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades. "Es inaceptable saber que niños y adultos están muriendo de una enfermedad para la cual hay disponibilidad de vacunas seguras y asequibles", enfatizó Vytenis Andriukaitis, comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria.
Lo que debés saber sobre la vacuna
- El sarampión es una enfermedad prevenible por vacunación. La erradicación en la región es hija directa de la inmunización.
- La vacuna triple viral -que es segura y tiene una alta efectividad- integra el Calendario Nacional.
- La primera dosis se aplica al año de vida, y el refuerzo entre los 5 y los 6, en el ingreso escolar.
- Las personas de hasta 50 años deben acreditar las dos dosis: es importante conservar el carnet.
- Los nacidos antes de 1965 se consideran inmunes y no necesitan vacunarse.
- El año pasado, la cobertura registrada en el país fue del 92%. Pero hay un gran temor por los grupos antivacunas y por la guardia baja de una sociedad que olvida que la enfermedad no está GRACIAS a al vacuna, y que de ella depende que sigamos disfrutando de su ausencia.