Síndrome de la mujer guerrera: qué es y cómo se agudiza con el encierro

Agobiadas por una gran exigencia personal y laboral, agravada por el encierro actual, muchas mujeres sufren un cansancio muy profundo, que deteriora la vida personal. Cómo resolverlo.

mujer guerrera

Hace mucho tiempo que nos encontramos con mujeres que se sienten solas, que sienten que no tienen apoyo cuando están en un momento duro y nadie les pregunta cómo están o si necesitan algo.

Mujeres cansadas de tirar del carro, de proponer, de dar ideas. Suelen ser mujeres con empuje, fuertes, líderes en su profesión, en entidades, en su propia familia y su hogar. Mujeres empáticas, cuidadoras. Su entorno, ya sea profesional o personal o ambos, está acostumbrado a su iniciativa, a sus ideas, a que sean ellas quienes hacen y deshacen.

Por supuesto que en épocas de encierro por coronavirus, todo esto se ve agravado porque las tareas se han multiplicado.

Mujeres multifacéticas

Han tirado hacia adelante a pesar de las dificultades o las situaciones duras, son las que sacan las papas del fuego, las que emprenden luchas eternas, aunque el resto las vea exageradas, sobreprotectoras, idealistas.

Qué sucede cuando pasan un mal momento, cuando no pueden tirar del carro por una enfermedad o situación, o simplemente cuando, en momentos como éste en el que el encierro nos empuja a ir para adentro, se sientan por fin y se dan cuenta que están agotadas, no solo por el virus y la cuarentena.

Recuperar la calma

Han cultivado un rol en las mentes de todos, hasta de ellas mismas, de que pueden con todo. Y es verdad. Quizá simplemente porque, como dice esa frase que corre por ahí, no han tenido otro remedio que serlo.

Pero las cuidadoras necesitan ser cuidadas, para cuidar hay que cuidarse. Y de tanto tirar y tirar hacia adelante nos olvidamos de ese espacio de cuidado.

Puedes leer: Crianza: por qué endulzar el crecimiento es mejor que allanar el sufrimiento

El “síndrome de la guerrera”

Las mujeres guerreras se centran en los demás y a menudo se olvidan de algo importante: de cuidarse ellas.

El “síndrome de la guerrera” no es en sí ningún trastorno ni ninguna enfermedad, quizá la consecuencia negativa, es que si las mujeres no reciben cuidado por parte de ellas mismas o de la sociedad, pueden acabar con algún trastorno asociado al estrés, ansiedad o al síndrome de burnout en su trabajo o asociación.

Causas de esta actitud de las mujeres

Las mujeres sufren más estrés que los hombres y aunque eso tiene remedio, las que sufren este síndrome son normalmente cuidadoras tanto en el ámbito de su hogar o familiar. Además ocurre mucho en profesionales de carreras específicas como por ejemplo:

  • Medicina.
  • Enfermería.
  • Auxiliares.
  • Fisioterapia.
  • Trabajo social y Educación Social.
  • Psicología.
  • Magisterio.
  • Voluntarias en asociaciones sin ánimo de lucro entre otros trabajos.

No es fácil para las guerreras encontrar momentos para cuidarse, para dedicarse en exclusiva a ellas mismas

En una sociedad donde se las empuja a rendir, a trabajar durante jornadas interminables, a no conectar con las emociones y sensaciones, es fácil que se ayude a promover más este perfil de mujeres todo terreno que llegan a todo.

No está bien visto el tema del ocio porque lo relacionamos con la suerte, con vagancia, con no tener responsabilidades… cuando el ocio es una de las formas de autocuidado más importante.

Desde las mismas carreras se enfatiza poco el tema del autocuidado, no hay apenas espacios destinados a ello en los lugares de trabajo, a no ser que la persona se los busque de forma individual. Su objetivo ha sido siempre el otro. Ellas se dejan en último lugar. Les suele costar encontrar espacio para sí mismas o porque no saben por dónde empezar.

Cuarentena

Llegó el encierro obligatorio y junto con él más tareas, pero también encontraron un tiempo para detenerse a pensar y redescubrirse.

Una vez que estas mujeres empiezan a cuidarse a conciencia, se reponen fácil y rápidamente y acaban incorporando los cuidados de una manera estable, encontrando el equilibrio entre ser guerrera y ser cuidada.

El descanso de la guerrera

Es momento de frenar, de poner una pausa, de dejar quieta la mente y pensar que el mundo no se derrumba si no nos movemos y actuamos.

Aprender a delegar para cuidar al otro es también un servicio que tenés que aprender a brindar

Te comentamos algunos consejos para cuidarte y quererte más:

Automimos para reparar cuerpo y mente

Es hora de prestar atención a aquella niña que tuvo que tirar adelante, que cuidó de sus padres cuando no tocaba, que fue más madura que el resto. Es hora de mirar a la niña. De cuidarla, de abrazarla. Se pueden sanar las heridas:

  • Escuchar y cuidar nuestro niño interior: darnos un gusto, un juego, un paseo, una golosina.
  • Aprender a priorizarse: pená que necesitás y hacelo para estar mejor.
  • Tiempo para vos: encontrar un tiempo al menos un rato al día.
  • Espacio para el ocio: reservá en la agenda una hora para no hacer nada.
  • Actividades que te den placer: Buscá un espacio para pasear, hacer deporte, ver una serie (en esta época), disfrutar de la naturaleza, de un masaje, de tomar un café o un té sin prisas.

Pensar en qué cosa te brinda felicidad, puede ser muchas veces el espacio de terapia donde te encontrás con vos misma y donde estás en paz.

Para una madre, volver al trabajo remunerado o tener un espacio de formación, si estos son enriquecedores y gratificantes, puede ser liberador. Para otras, lo es un rato para bailar o cantar y tener esparcimiento.

Escojamos lo que nos libere.

Aprendamos a apoyarnos en los demás, nuestra familia, amigos, comunidad... Quizá requiera un trabajo intenso pero el objetivo es aprender a pedir ayuda. Y también a decir “no”, a no estar siempre disponibles sin sentir culpa.

magnifiermenu