Hay miles de formas de romper con alguien. Puede ser de mutuo acuerdo, puede ser de manera amistosa o podemos partir como enemigos. Una cosa es segura: acabamos de perder a alguien que nos importaba. Sin embargo, puede no ser para siempre.
Puede tomar un mes, un año o tres pero una investigación sobre estudiantes universitarios sugiere que eventualmente dos tercios de las personas se encontrarán intentando remontar una antigua relación.
Si, esa relación que falló la primera, la segunda e incluso una tercera vez. Esos fracasos no impiden que las personas vuelvan con sus antiguas parejas. Según un estudio , al menos un tercio de las relaciones entre los más jóvenes son relaciones intermitentes.
Eventualmente dos tercios de las personas se encontrarán intentando remontar una antigua relación
Psicólogos explican que esto puede deberse a la necesidad de experimentar conexiones profundas con otros seres humanos. Si tuvimos una conexión gratificante con alguien en el pasado esa idea va a continuar siendo atractiva para nosotros.
El recuerdo de la felicidad pasada nos atrae pero tenemos que ser conscientes de que con el tiempo idealizamos algunas situaciones que distaban de ser perfectas.
Más vale malo conocido…
El miedo a estar solos puede hacernos regresar con alguien en menos tiempo de lo que tardamos en decir “estoy soltero”. En otro estudio se demostró que los días en que nos sentimos más abrumados por nuestra soledad tendemos a intentar regresar con nuestras ex parejas. ¿Ese mensaje que le mandaste a tu ex a la madrugada? Esto lo explica.
La soltería puede ser aterradora. Nos fuerza a salir de nuestra zona de confort a un mundo desconocido lleno de interminables alternativas. En un mercado de infinitos “que pasaría si…” la familiaridad de un ex puede volverse atractiva.
En un mercado de infinitas posibilidades la familiaridad de un ex puede volverse atractiva
Sin embargo, ceder a la tentación no siempre es lo más inteligente. Puede querer decir que nos estamos conformando con alguien únicamente porque están disponibles. Algunos vuelven con sus ex no porque sea la mejor opción sino porque “peor es nada”.
Sin embargo, ceder a la tentación no siempre es lo más inteligente
Hay que aprender a diferenciar cuándo es bueno darle una segunda (o tercera) oportunidad a un viejo amor de la necesidad de compañía. Elegir a una persona únicamente porque tememos estar solos no parece justo.
Hacer introspección y analizar nuestros deseos puede ser un primer paso para encontrar las motivaciones que nos llevan a escribir ese mensaje a nuestra ex pareja.