Por qué estamos comiendo miles de piezas de plástico al año y ni siquiera lo sabemos

Los científicos han encontrado microplásticos en la miel, la cerveza, los pescados y el agua embotellada. Podríamos tragar decenas de microplásticos con cada botella

Christina Thiele y Malcolm David Hudson son dos científicas de la Universidad de Southampton. Especialistas en temas vinculados a las ciencias ambientales estas dos mujeres publicaron un estudio en The Conversation, en el que ponen de manifiesto como contaminamos diariamente nuestro cuerpo sin tener conocimiento de ello.

“Somos cada vez más conscientes de cómo el plástico está contaminando nuestro medio ambiente. Gran parte de la atención reciente se ha centrado en cómo los microplásticos, piezas diminutas que van de 5 milímetros a 100 nanómetros de diámetro, están llenando los mares y abriéndose camino hacia las criaturas que viven en ellos. Eso significa que estos microplásticos oceánicos están entrando a la cadena alimenticia y, finalmente, a nuestros cuerpos” explican estas profesoras.

El pescado y los mariscos no son nuestras únicas fuentes de alimentos que pueden contener microplásticos. Y, de hecho, otras fuentes que no provienen del mar podrían ser mucho más preocupantes

Una porción de mejillones podría contener alrededor de 90 microplásticos. Es probable que el consumo varíe mucho entre naciones y generaciones, pero los consumidores ávidos de mejillón pueden comer hasta 11.000 pedacitos de microplásticos al año.

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“La mayoría de los estudios hasta la fecha solo han analizado el contenido estomacal e intestinal de estos organismos, que generalmente se eliminan antes del consumo. Pero un estudio encontró microplásticos en el hígado de pescado, sugiriendo que las partículas pueden pasar de los tejidos digestivos a otras partes del cuerpo” alertan Thiele y Hudson.

Los microplásticos también se han encontrado en conservas de pescado. “Los números identificados fueron bajos, por lo que el consumidor promedio solo puede comer hasta cinco microplásticos de una porción de pescado de esta manera. Las partículas encontradas también pueden provenir del proceso de enlatado o del aire” explican.

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Otra fuente de microplásticos para la alimentación marina es la sal marina. Un kilogramo puede contener más de 600 microplásticos. “Si consume la ingesta máxima diaria de 5 gramos de sal, esto significaría que normalmente consumiría tres microplásticos por día (aunque muchas personas comen mucho más que la cantidad recomendada)” especifican en su artículo.

Fuentes no marinas

A pesar de estos hallazgos, otras investigaciones demuestran que es probable que muchos más microplásticos en nuestros alimentos provengan de otras fuentes además del mar. “Los animales terrestres también comen microplásticos aunque, al igual que con los peces, tendemos a no comer sus sistemas digestivos. Hay datos limitados sobre esta parte de la industria alimentaria, pero un estudio de pollos criados en jardines en México encontró un promedio de 10 microplásticos por molleja de pollo, un manjar en algunas partes del mundo” dicen estas especialistas.

Los científicos también han encontrado microplásticos en la miel y la cerveza. Podríamos tragar decenas de microplásticos con cada botella

Quizás la mayor fuente conocida de microplásticos que consumimos es el agua embotellada. Los microplásticos provienen del envase, lo que significa que podríamos exponernos a más de ellos cada vez que llenamos una botella de plástico para reducir el desperdicio

“Cuando los investigadores examinaron una variedad de tipos de botellas de agua de vidrio y plástico, encontraron microplásticos en la mayoría de ellos. Las botellas de agua de un solo uso contienen entre dos y 44 microplásticos por litro, mientras que las botellas retornables (diseñadas para la recolección bajo un esquema de depósito) contienen entre 28 y 241 microplásticos por litro" aclaran.

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También hay evidencia de que los microplásticos en los alimentos provienen del polvo interior. Un estudio reciente estimó que podríamos obtener una dosis anual de casi 70,000 microplásticos del polvo que se instala en nuestra cena, y esa es solo una de nuestras comidas diarias.

Sí, estamos comiendo pequeñas cantidades de microplásticos de productos marinos. Pero puede tomar solo beber un litro de agua embotellada al día para consumir más microplásticos de lo que nos proveería un ávido consumidor de mariscos. Y la otra pregunta que los científicos aún tienen que responder cuando se trata de microplásticos en nuestros alimentos es cuánto daño hacen en realidad.

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