Son dos de los medicamentos de venta libre más vendidos del mundo. Recurrimos a ellos cuando nos duele la cabeza, cuando tenemos fiebre, cuando estamos contracturados o ante cualquier mínima dolencia o malestar. Paracetamol o ibuprofeno: diferencias y similitudes de dos analgésicos que ocupan un lugar de privilegio en el botiquín hogareño. Pero... ¿Se pueden tomar como si fueran agua? ¿Tienen efectos secundarios? ¿Cuál conviene para cada situación?
"La elección de uno u otro depende tanto del problema de salud que se quiera tratar, como del tipo de paciente y sus posibles problemas previos de salud, pero, como todo medicamento, hay que tomarlo con cuidado y siguiendo el consejo médico. Porque también hay diferencias según quién la tome", destaca Neus Caelles, presidenta del Comité Científico de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria.
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Paracetamol o ibuprofeno: diferencias
En general, se habla de paracetamol o ibuprofeno como dos medicamentos iguales, con los mismos criterios y prescripciones. Pero no es así. Tienen cosas en común, pero también diferencias: de hecho, lo escuchamos fuertemente durante la pandemia.
Es importante conocer las diferencias entre paracetamol e ibuprofeno. Ambos son medicamentos analgésicos, con un perfil más antiinflamatorio el ibuprofeno y un perfil más antipirético el paracetamol, pero la adecuación de uno u otro va a depender de la sintomatología y del origen que provoque esas afecciones.
Así, mientras ibuprofeno y paracetamol comparten propiedades analgésicas, el ibuprofeno tiene más acción antiinflamatoria, y el paracetamol es mejor como antitérmico: es bueno para bajar la fiebre si no es alta.
El ibuprofeno es un antiinflamatorio no esteroideo que es recomendable para las patologías que cursen con inflamación, como artritis, faringitis, contracturas, entre otras. En cambio, el paracetamol sólo alivia el dolor y baja la temperatura. No presenta acción antiinflamatoria. Además, tiene menos efectos secundarios gastrointestinales que el ibuprofeno.
Puedes utilizar el paracetamol para tratar lesiones o trastornos que no se acompañen de inflamación, como dolor de cabeza y los síntomas ocasionados por gripe o la fiebre. Es mejor en estos casos porque no tiene efectos gástricos
Aunque ambas pastillas se consideran seguras, los expertos destacan que, por sus mecanismos de acción, no están exentos de riesgos, sobre todo en ciertos pacientes. Por ejemplo, el uso de ibuprofeno se desaconseja en personas con úlcera gástrica, insuficiencia renal o hepática grave, y también debe tener recaudos quienes toman medicación para la hipertensión.
Por su parte, los principales riesgos del paracetamol, sobre todo a altas dosis, se producen en el hígado, por lo que no está recomendado para quienes sufren insuficiencia hepática. Las dosis varían entre 500 mg y 1 g cada 8 horas, en función del dolor. Hay que tener especial cuidado en no superar los 3 g al día de paracetamol, para evitar así daños hepáticos graves.
En cuanto a las dosis más indicadas, y siempre recordando que los pacientes con problemas crónicos deberían consultar con su médico antes de tomar cualquier medicación, se recomiendan 400 mg en el caso del ibuprofeno (no superar los 1.200 mg diarios) y entre 500 y 650, en el caso del paracetamol.
El exceso de ibuprofeno aumenta del riesgo cardiovascular. De hecho, en patologías crónicas que provocan dolor e inflamación debe ser el médico quien establezca la dosis. Y el paracetamol, por encima de los 500-600 mg cada ocho horas, también podría causar intoxicaciones con daño hepático, por lo que conviene consultar al médico. En casos de fiebre alta también aumenta el riesgo de daño hepático. Alternar ambos medicamentos cada cuatro o seis horas permite controlar la temperatura elevada sin un incremento del riesgo de los efectos secundarios.
Falsa inocuidad: automedicación con ibuprofeno o paracetamol
Si bien el paracetamol y el ibuprofeno son habituales en nuestros botiquines, esa confianza nos causa una engañosa idea de inocuidad. El doctor José Ramón Azanza, director de Farmacología Clínica de la Universidad de Navarra, recuerda: “No hay ninguna sustancia química que ingiramos como principio activo de un medicamento que sea totalmente inocua. Con una dosis convencional de un medicamento, como la que tomamos de forma esporádica cuando nos duele algo, es muy raro que pase nada. Los problemas surgen cuando la situación que exige la toma de este es crónica”.
Es necesario recordar que, a pesar de no encontrarse grandes contraindicaciones frente a su uso, hay que saber que como cualquier medicamento, incluso aquellos de venta libre, hay que ser responsable al momento de consumirlo y hacerlo sólo si es necesario. En caso de duda o malestar, consultar con un médico cuanto antes.
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