La tendencia hacia la personalización en la medicina no es nueva, aunque su aplicación aún resulta difícil. Esta filosofía también ha llegado a la medicina antienvejecimiento.
“El envejecimiento es inherente y causa las enfermedades que nos van a llevar a sufrir la tercera parte de nuestra vida y a morir, pero se pueden prevenir con muchos años de anterioridad” Comenta el doctor Ángel Durántez, miembro de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (SEMAL) en una entrevista realizada por la agencia EFE Salud.
Como cuenta el doctor, el principal objetivo de la medicina de precisión aplicada al retraso del envejecimiento, es detectar cualquier patología en su fase silente o subclínica, y esta se ubica entre 5 y 20 años antes de su primer síntoma, cuando aún se puede prevenir.
Dado que es causado por las enfermedades que desencadenan el deterioro, el doctor Durántez considera que prevenirlas es frenar este proceso aunque las células continúen envejeciendo.
Lograr esto supondría una contribución al aumento de la esperanza de vida. Algunos artículos académicos hablan de un incremento notable dentro de quince años, situando el récord en las mujeres surcoreanas por encima de los 90 años de vida media, como cuenta Ángel Durántez.
El especialista explica que la tendencia actual consiste en un incremento de la esperanza de vida de tres meses tras cada año que pase, pero se trata de una tendencia exponencial, lo que hará que dentro de cinco años pueda aumentar cuatro meses cada año, y así sucesivamente hasta llegar a la velocidad de escape. Esto significa que por cada año que pase, la esperanza de vida aumentará también un año gracias a la magnitud de los avances científicos. Se calcula que este punto se alcanzará en 2050.
“También se sabe que si en la actualidad hay unos 16.000 centenarios en España, en 2065 va a haber más de 200.000”. A día de hoy nadie ha superado a la francesa Jeanne Calment, que vivió 122 años y 164 días, y murió en 1997. La duda está en cuál será el límite de este incremento progresivo, que actualmente se sitúa “entre los 120 y los 130 años”.
Durántez considera que traspasar el límite de los 120-130 años requerirá acciones específicamente diseñadas con ese objetivo
“En cuanto a que sobrepasemos ese límite, yo soy más escéptico, aunque las afirmaciones de quienes lo sostienen tienen su sentido. A lo mejor este debate es equivalente a que en el siglo XVI alguien hablase de la anestesia actual o de la resistencia a los antibióticos”, reflexiona el doctor.
Además, considera que traspasar esa edad máxima implicará acciones específicamente diseñadas para ese fin, es decir, que no se podrá alcanzar de forma natural mediante hábitos de vida saludables y la prevención de enfermedades. “Si una de las nueve causas del envejecimiento, tal y como publicó López Otín en uno de sus estudios, es el acortamiento de los telómeros, y además ese acortamiento repercute directamente en cinco de esas nueve causas, ¿qué pasaría si los alargamos?”.
Alargar los telómeros
Los estudios de María Blasco en ratones afirman que su vida sana se incrementa un 40% con el alargamiento de los telómeros, lo que equivaldría a que la mayor parte de los humanos alcanzasen los 115-120 años, según la científica.
“Podría ser posible, o quizá se descubriría algún otro fallo que desconocemos por el momento, pero en ratones se ha visto que mejoran tanto la esperanza de vida máxima como su calidad, dado que aumenta la vida libre de enfermedad (que en humanos es, aproximadamente, hasta los 40 años). No obstante, aún no se ha aprobado la realización de estos estudios de terapia génica en humanos, aunque varios investigadores están trabajando en conseguirlo.
Las consideraciones éticas son uno de los principales enemigos de estas cuestiones. En esta línea, el doctor reflexiona: “También hemos conseguido alargar la vida haciendo transfusiones de sangre o trasplantes, lo que hace 200 años se podría plantear como un motivo para quemarte en la hoguera. Por eso yo creo que, antes o después, va a llegar [refiriéndose a la aprobación de estos estudios].
Medicina antienvejecimiento de precisión
Es en esta parte clínica donde la prevención adquiere especial importancia. Para llevarla a cabo es necesario identificar los marcadores que denotan la existencia de estas enfermedades y buscar niveles de excelencia. “No debemos quedarnos contentos con una glucosa de 110, porque va camino de la prediabetes, ni conformarnos con un colesterol LDL de 135”.
Ángel Durántez clasifica las enfermedades que conducen al envejecimiento en cinco grupos: las cardiovasculares, el cáncer, las patologías metabólicas (con la diabetes a la cabeza), las enfermedades neurodegenerativas y las del aparato locomotor (artrosis, osteoporosis y sarcopenia).
Cuando las enfermedades dan los primeros síntomas, ya es tarde para este abordaje. Por eso la medicina preventiva “se encarga de detectarlas antes y de vigilarlas durante el camino para intentar que no se desarrollen o que lo hagan de la forma más lenta posible. No puedes evitar una artrosis, pero si no te mueves y tus músculos son débiles las probabilidades de que se desarrolle son muy grandes”.