Hace unos días, el 18 de septiembre, como cada tercer lunes de septiembre, se celebró en Japón el Día del Respeto a las Personas Mayores, un día festivo y que invita a la población del país más longevo del mundo al encuentro con los familiares y parientes mayores de la familia. Este ritual, que comenzó luego de la Segunda Guerra Mundial en una pequeña prefectura de Japón, hoy es celebrado en toda la Nación.
Japón tiene mucho por enseñar al mundo sobre el trato y consideración a las personas mayores. Gran parte de ello, a partir de las reformas que llevó adelante el fallecido Premier Shinzo Abe. Estas reformas estuvieron fuertemente orientadas al empleo y el trabajo de la población mayor de 65 años, justamente el momento de vida en que el mercado de trabajo formal, ya sea por la jubilación o por los “usos y costumbres”, deja de lado (o descarta, en un sentido más crudo) a una parte muy valiosa del capital humano de un país.
Entre lo que podemos aprender de los japoneses es que relacionan la felicidad y el bienestar al hecho de estar ocupados. En la segunda mitad de la vida, así como hay ventajas y oportunidades, existen los desafíos, y uno de ellos -de los más trascendentales- tiene que ver con el equilibrio entre nuestra transformación personal, la familia y nuestra profesión u oficio, o sea nuestra ocupación.
Esto se da en un momento de nuestras vidas donde las preguntas suelen ser qué hice de mi vida, cuál es el sentido de ella, cómo vivir o llenar de vida mis días de aquí en más. Un cambio que suele ser brusco y para el cual no solemos estar preparados.
Tener un plan para la segunda mitad de la vida es todo un reto. Crear esta nueva agenda se torna algo muy desafiante. En parte por lo desconocido, pero también por nuestra historia previa.
Aspectos como el autoconocimiento, la autoaceptación y el respeto a uno mismo, se conjugan con la motivación, las oportunidades y las diferentes aristas de la familia y el hogar. También, con las posibilidades y la planificación financiera, la salud y la capacidad de exploración, entre otras cosas.
Hacerse cargo de los desafíos y oportunidades que tenemos por delante es fundamental. Debemos entender de que se trata una vida que ya no responde a las tres etapas clásicas de estudio, trabajo, jubilación. El siglo XXI es un siglo de transformación, donde el pasado de cada uno de nosotros debe ser un capital para disfrutar del presente y pensar un futuro donde la longevidad será la regla.
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Durante toda nuestra vida, hemos escuchado que todos llevamos un niño dentro nuestro, pero, en este siglo de nueva longevidad es importante pensar que, con ese niño, convive una persona mayor. El recordado y querido Prof. Salvarezza decía que todos los seres vivos llevamos la impronta genética que significa envejecer, pero que muchas personas niegan esa circunstancia atribuyendo la vejez al otro.
Esas personas no podrán ponerse en la piel del mayor que muy probablemente todos seremos. Este 1 de octubre, día en que las Naciones Unidas conmemora el Día Internacional de las Personas Mayores, sería bueno tomar el ejemplo de los japoneses no solo para visitar, abrazar o recordar a nuestros familiares o amigos mayores, sino para acercarnos a ese mayor que todos llevamos dentro.
Es vital empezar a aprender a convivir con la persona mayor que seremos, para que la segunda mitad de nuestras vidas no solo se convierta en la etapa más larga, sino, también, en la más interesante que nos toque vivir. ¡Bienvenidos a la nueva longevidad y feliz día a todos nosotros!
- Diego Bernardini es médico, especialista en adultos mayores y envejecimiento. Es autor del espacio Nueva Longevidad en Movida Sana y de los libros “De Vuelta” y “La segunda mitad”.
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