Algunas personas ven la felicidad como la sensación en un momento pequeño: una conversación entre viejos amigos, una comida caliente. Algunos lo ven como algo mucho más profundo, una especie de iluminación.
Los científicos tienden a verlo de otra manera, es decir, como un estado continuo del ser que fluye constantemente, pero que puede controlarse en función de cómo las personas viven sus vidas.
Algunos de los mayores hallazgos sobre la felicidad realizados por la ciencia contradicen la comprensión de muchas personas de cómo encontrar la alegría.
Presentamos aquí un puñado de esos conceptos erróneos.
- Más dinero aumenta la felicidad, pero solo hasta cierto punto.
Un salario más alto siempre es bueno, pero no necesariamente aumentará su felicidad, sugiere un amplio cuerpo de investigación. Algunos estudios de economía conductual temprana descubrieron que un salario de aproximadamente 75,000 dólares al año era el punto en el que la felicidad comenzaba a estabilizarse.
La investigación de seguimiento ha encontrado mesetas similares basadas en el costo de la vida en un área particular y ha puesto de relevancia la incidencia del entorno social, que modifica esos parámetros. Un estudio en Estados Unidos demostró que alguien en Atlanta, por ejemplo, alcanzará la felicidad máxima ganando aproximadamente US $ 42,000 al año, mientras que un neoyorquino necesitará obtener US $ 105,000.
- La felicidad viene de dar regalos, no de recibirlos.
Desenvolver regalos en un día festivo o cumpleaños es innegablemente divertido, pero la ciencia sugiere que la persona que compró y envolvió esos regalos está obteniendo más felicidad que el que los recibe.
Un estudio de 2008 descubrió que los niveles de felicidad informados por las personas aumentaron cuando gastaron dinero en otros en lugar de en ellos mismos. Un estudio de seguimiento en 2013 mostró que el hallazgo se aplica a personas de 136 países.
Y a principios de este año, un estudio mostró un vínculo neuronal entre la generosidad y la felicidad, consolidando aún más el concepto de que los humanos somos animales fundamentalmente sociales.
- Tener demasiada libertad de elección puede reducir la felicidad.
Es mejor tener alguna opción en lugar de ninguna opción, dijo el psicólogo Barry Schwartz. Pero no sostiene que más opciones sean siempre mejores.
Si a los humanos se les presentan demasiadas opciones, sus habilidades de toma de decisiones se inhiben, según descubrió la investigación de Schwartz. Algunas investigaciones en neurociencia también han demostrado que tomar decisiones es agotador y puede dañar las capacidades cognitivas en otras áreas.
Estos hallazgos han llevado al neurocientífico de la Universidad de Northwestern, Moran Cerf, a adoptar un hábito sorprendente: siempre elige el segundo elemento del menú en una lista de recomendaciones para liberar su cerebro y ocuparlo en las decisiones más importantes del día.
- Las vacaciones largas no siempre son la mejor opción.
El psicólogo Daniel Kahneman ha escrito que los seres humanos están compuestos de dos seres distintos: el yo que experimenta y el yo que recuerda. El ser que experimenta vive en el momento presente, mientras que el ser que recuerda se sirve de la vida en retrospectiva.
Las vacaciones son la última entrada a la felicidad de muchas personas, pero Kahneman sugiere que, desde el punto de vista del ser que recuerda, las vacaciones de dos semanas no son dos veces más buenas que las de una semana.
A menos que pases cada día de manera diferente, todos los recuerdos se mezclarán y no serás más feliz por ello.
- Nadie debe tratar de ser feliz todo el tiempo.
Una gran idea errónea sobre la felicidad es que es algo que debemos obtener y conservar para siempre. La ciencia alienta a las personas a rechazar esa forma de pensar y, en su lugar, ver la felicidad como multifacética.
Es posible tener múltiples tipos de felicidad que se contradicen entre sí, como cuando tiene que rechazar la invitación a una cena porque se ha comprometido a trabajar en un nuevo proyecto u otro objetivo a largo plazo.
Para maximizar la felicidad, los humanos parecen necesitar recordar cómo son los malos momentos: el sufrimiento es algo que estimula positivamente, según descubrieron los científicos.
- Los rencores realmente evitan que las personas sean felices.
Enfrentar las emociones negativas es difícil, y es algo que mucha gente quiere evitar. Pero una gran cantidad de investigaciones han descubierto que perdonar a otros (y a uno mismo) por errores del pasado puede ayudar mucho a reducir el estrés a largo plazo y mejorar el bienestar psicológico. Un estudio de 2015 también encontró que dejar ir un resentimiento puede conducir a una mejor capacidad física. El cuerpo se distiende y se prepara mejor para enfrentar cada actividad sin distracciones.