En 2017, Francia registró 2.395 de sarampión. El 90 por ciento de las víctimas no había sido vacunada. Desde 2008 han muerto en ese país al menos 10 personas a causa de esta enfermedad, que ya se creía erradicada por consecuencia del movimiento antivacunas.
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Es que Francia es uno de los países donde la desconfianza hacia las vacunas es mayor con un 41 por ciento de la población que no cree que las inyecciones sean seguras. Es por eso que el estado decidió tomar cartas en el asunto y anunció la obligatoriedad de once nuevas vacunas.
Los niños nacidos a partir de 2018 tendrán que recibir estas nuevas dosis si quieren ser admitidos en la guardería o en la escuela. Hasta el momento solo tres vacunas eran obligatorias pero el aumento de las enfermedades epidemiológicas generó la necesidad de establecer nuevos métodos de barrera.
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Se trata de la tos ferina, la haemophilus influenzae, la hepatitis B, el neumococo, la meningitis, el sarampión, las paperas y la rubeola, que se suman a la difteria, el tétanos y la poliomielitis, que ya eran obligatorias.
Pero este no es el primer país europeo en establecer una medida de este tipo. Italia aprobó una ley que establece la vacunación obligatoria para los niños entre 0 y 6 años con sanciones a los padres que no cumplan con el calendario. Alemania tiene también una ley que sanciona con multas de hasta 2.500 euros a aquellos padres que se nieguen a recibir información sobre los planes de vacunación infantil.
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Ojala estas medidas logren revertir el avance de enfermedades y el sentido común contrarreste a los grupos anti-vacunas que ya han causado la muerte de miles de niños y la reaparición de patologías que ya se creían erradicadas.
