Llega fin de año y comienzan a aparecer las demandas sociales: planificar la cena de navidad y año nuevo, las despedidas del año con amigos, los regalos y junto a ello la falta de dinero y el estrés de entrar al shopping lleno de gente, las presiones para cumplir objetivos laborales y personales, los chicos se aburren porque ya están de vacaciones, la planificación de las vacaciones, etc.
Esto ocurre en un año normal, el caso del año 2020 es aún peor, porque hay que agregarle que atravesamos casi 9 meses de cuarentena por el Covid-19, encerrados, sin contacto con la familia ni amigos, hiperconectados para trabajar y estudiar, mucho estrés y miedos.
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Fin de año: qué hacer para evitar el estrés y disfrutar
Uno se da cuenta que en vez de ser un momento de relax, todo este tipo de obligaciones lo transforman en momentos de estrés. Y finalmente terminamos deseando que ya sea 2 de enero del año siguiente. Pero no todo es malo. O mejor dicho, todo depende con qué lupa estamos mirando.
Axel Persello, Ingeniero Industrial y experto en Coach Ontológico es además el Director IAFI (Instituto Americano de Formación e Investigación) lleva más de 10 años diseñando experiencias para conectar mente, cuerpo y emoción aplicadas tanto a la vida laboral, como personal.
Compartimos aquí unos tips que Persello nos acerca para cambiar la lupa y mirar el fin de año como el cierre de un ciclo y liberarnos un poco de los mandatos sociales:
¿Cómo se ven afectadas las emociones con el estrés de fin de año?
"Ante todo lo dicho, las emociones están más movilizadas que nunca. La culpa de no hacer lo que se supone que hay que hacer es una de las emociones estrellas. Uno puede sentir culpa por no llamar a un amigo o invitarlo. Culpa de no poder comprar regalos para todos, o hasta culpa por aceptar una invitación que no quería aceptar. El enojo (o cualquier pariente de esta emoción) se da con frecuencia en la toma de decisiones. ¿Con quién la pasamos? ¿Con tus padres o con los míos?"
"La frustración se asocia a la falta de dinero. O a no poder pasarla con quien uno esperaba estar. A no saber que hacer en las vacaciones. A mirar hacia atrás y encontrar un balance negativo del año".
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"No olvidemos a la tristeza y a la melancolía: aquellas personas que estaban y han partido. O están lejos. Muchas personas pasan las fiestas solas o son invitadas por otras familias pero no reciben regalos."
"Y por supuesto, la alegría para quienes tradicionalmente disfrutan de esta época. No olvidemos la influencia cultural. Argentina es uno de los países de América Latina que menos importancia le da a las fiestas".
"Muchas personas incluso llegan a estados de ansiedad y angustia en estas épocas. El miedo a que las cosas no vayan bien. Generalmente eso se debe a altas expectativas. Se compara lo que puede pasar con lo que se supone que debería pasar".
¿Hay pasos que uno puede seguir para evitar sentirse agotado por una interminable lista de tareas pendientes de fin de año?
Ante esta pregunta Persello nos recomienda que “Uno tiene que hacer lo que es importante bajo estas dos condiciones":
- Que sea importante para mí: no para mis padres, mi familia, mis amigos. (Ojo, que yo puedo considerar algo importante para mí porque comparto con mi familia, pero lo hago porque es importante para mí).
- Que sea importante para mí HOY: mi entorno ha cambiado y sin embargo seguimos corriendo programas viejos. No nos damos cuenta que llevar el pastel de papa a la cena de mis amigos era importante antes. Tal vez ahora solo quiero ir y punto. O tal vez ahora ya no me interesa ir. Ellos cambiaron, yo cambié. No me interesa más ponerme un vestido largo, ahora quiero ir con jeans.
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“Es una buena oportunidad para soltar los mandatos sociales y familiares” dice el especialista. “Una parte muy positiva de las fiestas es tener a mano lo que llamamos en coaching DECLARACIONES FUNDAMENTALES”.
“Perdón, te quiero, te amo, gracias, basta (poner límites), saber decir NO, saber decir SI, son frases que refuerzan los vínculos, y si las fiestas tienen tanta actividad social, seguro que hay personas que nos encontraremos, y nos vendría bien practicar estas declaraciones”.
¿Cómo ayudarán las siestas, el deporte, la meditación y el desconectarse de dispositivos electrónicos?
“Claro está que no había mencionado las redes sociales. Como no soy Millenial no suele molestarme mucho” comenta el director del IAFI.
“Hay una presión de sacarse fotos donde tú dices “eso sí que es pasarla bien”. Todos tenemos problemas, pero no se suelen mostrar en las redes. No formules juicios sobre lo que hacen los demás. Estás viendo una parte de la historia”.
“Creo que animarse a una pequeña meditación para sacar conclusiones del año que se va, y ver que nos “baja” sobre el año que viene, sería una excelente practica”, agrega.
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Y concluye con un mensaje preciso
“Mas llamadas y menos mensajes, abrir espacios de conversación con las personas importantes. Hemos perdido la capacidad de conversar porque lo evitamos con un Wathsapp o un comentario en Facebook”.
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