
El accidente cerebrovascular o ataque cerebral es un tipo de enfermedad cerebrovascular, es decir, una enfermedad que afecta a los vasos sanguíneos que riegan el cerebro. Anteriormente, el ataque cerebral se denominaba «apoplejía», un término que deriva del griego «plesso» y que significa «golpear». Los síntomas pueden aparecer de forma gradual o repentina, pero las causas subyacentes de un accidente cerebrovascular generalmente están presentes muchos años antes.
El accidente cerebrovascular es una lesión cerebral que también puede afectar gravemente al cuerpo. Se produce cuando se interrumpe el riego sanguíneo a una parte del cerebro o cuando se produce un derrame de sangre en el cerebro o alrededor de él.
El cerebro es una gran masa de tejido blando compuesto de miles de millones de células nerviosas. Es el principal centro de control del organismo y nos permite ver, oír, saborear, oler, hablar y caminar. También es el centro de control de los pensamientos, las emociones, la memoria, el juicio y la conciencia.
Las células nerviosas del cerebro necesitan un suministro constante de oxígeno y azúcar (glucosa), los cuales son transportados por la sangre. Cuando la sangre no puede llegar a ciertas partes del cerebro, se interrumpe el suministro de oxígeno a esas zonas. Esto se denomina isquemia. Sin oxígeno, mueren las células cerebrales. Cuanto más tiempo esté el cerebro privado de sangre, más grave será el daño cerebral. La zona de tejido muerto ocasionado por la isquemia se denomina infarto.
El flujo de sangre al cerebro puede interrumpirse de dos maneras:
- Cuando un grumo de sangre, lo que se denomina «coágulo sanguíneo», obstruye una arteria del cerebro o del cuello.
- Cuando se rompe una arteria debilitada del cerebro.
- Como las células cerebrales controlan el movimiento, parte del cuerpo puede quedar paralizado tras un accidente cerebrovascular. Si éste afecta al lado derecho del cerebro, el lado izquierdo del cuerpo puede quedar paralizado. Si afecta en cambio al lado izquierdo del cerebro, el lado derecho del cuerpo puede quedar paralizado.
- Los efectos de un accidente cerebrovascular pueden ser leves o graves, transitorios o permanentes. Algunos pacientes se restablecen completamente en cuestión de días, mientras que otros nunca se restablecen.
La gravedad de un accidente cerebrovascular depende de:
- La región del cerebro que haya sido afectada
- La extensión del daño en las células cerebrales
- La rapidez con la que el organismo logra restablecer el flujo sanguíneo a las partes lesionadas del cerebro
- La rapidez con la que las zonas intactas del cerebro logran compensar, suplir o asumir las funciones que antes eran realizadas por la zona lesionada.
Alrededor del 87 % de los accidentes cerebrovasculares son ocasionados por un coágulo sanguíneo o la obstrucción de una arteria que lleva sangre al cerebro. Este tipo de ataque cerebral se denomina "accidente cerebrovascular isquémico". El 13 % restante es ocasionado por vasos sanguíneos rotos o dañados que derraman sangre en el cerebro o alrededor de él. Este tipo de ataque cerebral se denomina "accidente cerebrovascular hemorrágico".
Los síntomas más comunes son:
- Debilidad o entumecimiento en el rostro, el brazo y la pierna en una mitad del cuerpo.
- Ceguera o deterioro visual repentinos, especialmente cuando se produce en un solo ojo.
- Pérdida de la capacidad del habla, habla ininteligible o dificultad para entender lo que le dicen.
- Un cambio reciente en la personalidad o en la capacidad mental.
- Dificultad para tragar.
- Dolor de cabeza (generalmente intenso y repentino) o cambios en el tipo o la frecuencia de los dolores de cabeza, migrañas inclusive.
- Mareos, falta de coordinación o pérdida del equilibrio al caminar o trastornos de la audición de origen desconocido, especialmente si la persona presenta los anteriores síntomas de advertencia.
- Ataques isquémicos transitorios (AIT).
Ataques isquémicos transitorios
Los AIT, también denominados «miniaccidentes cerebrovasculares», generalmente se producen cuando un coágulo sanguíneo obstruye transitoriamente una arteria del cerebro o del cuello. Esto impide que una parte del cerebro reciba la sangre que necesita. Los síntomas de los AIT son similares a los de un accidente cerebrovascular grave. Los AIT pueden comenzar súbitamente y generalmente duran sólo unos minutos. Rara vez se prolongan más de una o dos horas. Como sólo afectan a una zona reducida del cerebro, es posible que la persona tenga sólo una leve idea de que existe un problema.
Los AIT son uno de los principales síntomas de advertencia de que posiblemente se produzca muy pronto un accidente cerebrovascular. De las personas que han sufrido uno o más AIT, más de un tercio sufrirá un accidente cerebrovascular. En aproximadamente la mitad de estos casos, el accidente cerebrovascular se producirá dentro de un año de haber sufrido el AIT.
En caso de un accidente cerebrovascular, es esencial recibir asistencia médica lo antes posible. Las primeras tres horas son las más importantes
Según la Asociación Nacional de Ataque Cerebral de los Estados Unidos (NSA), el 42 por ciento de los pacientes que sufren un accidente cerebrovascular espera tanto como 24 horas antes de acudir al hospital (el promedio es de 13 horas). Según la NSA, los pacientes generalmente no acuden inmediatamente al hospital porque no se dan cuenta de que están sufriendo un accidente cerebrovascular, piensan que no hay tratamiento para un accidente cerebrovascular y por lo tanto no hacen nada, o deciden esperar por si los síntomas desaparecen solos.