"La faceta emocional está siempre por encima o en paralelo a la razón. Conocerla, dice, permite resolver conflictos y ser más productivo", asegura Federico Fros Campelo, ingeniero industrial, speaker e investigador experto en neurociencia. Fundador de Sentiens y autor de varios libros muy exitosos, se dedicó a investigar cómo funciona el cerebro cuando tomamos decisiones, cuando consumimos, sentimos y pensamos creativamente.
Entrevistamos a Federico Fros Campelo para tratar de comprender un poco mejor la relación entre emociones y cerebro.
¿En qué si diferencian el primer libro del segundo: hay que pasar por el primero antes, sí o sí?
Puedes leer Ciencia de las Emociones y Mapas Emocionales en el orden que quieras. El primero tiene como objetivo que digas: "¡Pucha! ¡Las emociones pueden comprenderse en serio!". La gente está ávida de respuestas con fundamento.
Mapas Emocionales, por su parte, te ofrece un nuevo lenguaje. En él te expongo el resultado de mi propia investigación y te ofrezco un modelo sencillo de cómo se origina prácticamente toda tu vida social. Ese nuevo lenguaje es más profundo que las emociones: se trata de las “funciones” que tiene tu cerebro y que no conocías.
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¿Qué son los mapas emocionales?
Son una perspectiva nueva de entender el mundo, como si pudieras mirar desde arriba los procesos que tenés por dentro y que te hacen tomar decisiones y relacionarte con los demás. En esa visión innovadora, vas a poder conocer qué estímulo te lleva a cuál respuesta y hace que transites por una secuencia de pasos (que habitualmente es tan rápida, a velocidad cerebral, que no te das cuenta de su funcionamiento cotidiano).
Este panorama te permite sacar del automático tus mecanismos emocionales: al reconocer qué componentes son innatos y qué componentes aprendidos, tomando las riendas de tus respuestas.
Entender qué estímulo te lleva a cada respuesta te permite sacar del automático tus mecanismos emocionales
¿Los mapas emocionales, son personales? ¿Cada persona tiene un mapa emocional diferente?
Efectivamente, hay un componente que todos tenemos en común, que son las “funciones” que comentaba antes. Hay ocho distintas: Búsqueda de Certidumbre, Búsqueda de Novedad, Búsqueda de Aprobación, Dolor, Replicación, Empatía, Búsqueda de Autosuficiencia y Comparación. Funcionan por debajo de nuestra consciencia, activándose caso a caso para provocar nuestros deseos y respuestas.
Pero la forma en que entrenamos a estas funciones internas desde que somos niños hace que cada uno de nosotros manifestemos nuestras emociones de manera única y debamos desentrañar qué capas de aprendizaje rodean a cada una de ellas.
¿Por qué y para qué puede servirnos conocer nuestros mapas emocionales?
Porque quedas preparado para identificar a cada instante qué función emocional está rigiendo tu reacción. Consecuentemente, puedes promover otra forma de relacionarte con los demás. Y además, vas a poder redefinir el famoso concepto de inteligencia emocional, que en verdad no se trata de poner a la razón por encima de la emoción.
Conociendo los ingredientes menores de las emociones, ser "emocionalmente inteligente" no es ni más ni menos que saber cuándo activar/desactivar una determinada “función” según te convenga.
Cuando te mandan un mail bomba en tu trabajo, ¿te conviene darle rienda suelta a la Búsqueda de Aprobación y responder tratando de defender tu reputación con copia a todo el mundo? ¿Te conviene que se encienda la Replicación y quieras vengarte devolviéndosela a los demás? No. Mejor activas tu Empatía y trabajas en una solución cooperativa.
En el libro hablas de la necesidad de certidumbre: ¿Todos la necesitamos? ¿Por qué hay personas que necesitan tener más control sobre la realidad o pretenden tenerlo?
Nadie soporta que las cosas sean ambiguas: "o nos convocan para el nuevo laburo o no, ¡pero que se resuelva rápido!" "Tu pareja, ¿te quiere o no te quiere?" No podemos vivir con incertidumbre. Pero hay personas que precisan ejercer el control del entorno más que otras porque su función de Búsqueda de Certidumbre está más activa. Suele pasar que ante crisis personales (que nos sacuden la estantería) tratemos de hacer nuestro mundo más "anticipable" por todos los medios: empezamos a crear explicaciones aunque sean falsas. ¿Por qué? Porque tener explicaciones, aunque no sean correctas, calma nuestro cerebro. ¡Hay que tener cuidado de no caer en autoengaños!
Lo mismo con otras de las funciones emocionales: la necesidad de aprobación y el dolor cuando esto no ocurre. ¿A todos nos pasa? ¿Tiene que ver con la crianza?
Todos necesitamos ser considerados y apreciados por los demás. Algunos mucho, otros poco. Es una función que la naturaleza promovió: ¡Imagínate si quedabas desamparada de la manada hace cien mil años cuando eras peludita y vivías en África! El dolor por el rechazo es un mecanismo muy viejo que te lleva a reparar la distancia lo antes posible, para evitar riesgos.
El asunto es que esta función sigue trabajando en nuestro cerebro igual que hace tantos miles de años, y hoy puede encenderse ante situaciones mucho más banales pero generar la misma angustia. Cuando te mudas, te separas o cambias de trabajo se siente una incomodidad muy fuerte.
¿Por qué decís que detrás del enojo siempre hay dolor?
He aquí uno de los procesos cerebrales que tienen velocidad increíble: el del enojo. Solemos ver al enojo como una caja negra, sin nada dentro, imposible de reducir. Pero la verdad es que si pudiéramos “filmarlo” en cámara lenta, comprenderíamos que la función por excelencia que lleva dentro es la de Dolor.
Las neurociencias nos muestran que toda vez que te enojas es porque por dentro tu cerebro interpreta que algo te perjudicó. Conocer semejante mecanismo es muy útil a la hora de entender en qué consiste una venganza: en replicar dolor sobre quien nos lo provocó. Por eso, los enojos suelen llevar a escaladas de agresión.
Si pudiéramos “filmar” el enojo en cámara lenta, comprenderíamos que la función por excelencia que lleva adentro es la de Dolor
Vivimos tiempos de mucha agresividad, con dinámicas violentas y altos niveles enojo que lo atraviesan todo. En función de los mapeos que mencionas, ¿dónde arranca y qué podemos hacer para mantenernos al margen lo más posible?
Una sociedad irascible es ni más ni menos que una sociedad que sufre mucho. No puedes hacerte cargo de los procesos emocionales de los demás, solamente eres 100% responsable de tus propios procesos y funciones.
Resulta fundamental que te entrenes para manejar tus emociones y para tratar de conciliar la interacción de los demás. Pero aún con tus mejores intenciones, habrá cosas fuera de tu órbita. Se necesitaría un trabajo colectivo para que toda la sociedad fuese menos hostil. Tu esfuerzo, no obstante, consiste en evitar conflictos innecesarios y evitar generarlos. ¿Podemos aspirar a la Empatía y a la Replicación de emociones positivas como estrategia de crecimiento en la sociedad argentina? Claro que sí, y yo veo que hay muchos que ya lo están haciendo.
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