La experiencia de infertilidad genera estrés, y también provoca mucha ansiedad y sufrimiento psíquico encarar un tratamiento para buscar un embarazo. Todo esto hace no sólo que muchos órganos del cuerpo trabajen más de lo normal y aumenten la producción de algunos productos químicos importantes en su cuerpo, incluyendo las hormonas, sino también la vida personal y laboral.
María Villamil, psicóloga de IVI Buenos Aires, explica: “La exigencia de los tratamientos de fertilidad, en cuanto al horario para inyectarse la medicación, las ecografías en un determinado momento y demás procedimientos generan estrés porque significa que hay que cambiar una rutina. Muchas personas, no informan en sus trabajos que están realizando un tratamiento de reproducción asistida, y al tener que ausentarse en el trabajo por diferentes instancias del tratamiento, vemos muchos cuadros de estrés laboral”.
A algunas personas el tener que cumplir las exigencias del tratamiento y no poder seguir su rutina habitual las desencaja
En el momento del tratamiento, el estrés es intenso. “En cada consulta noto cómo afecta a las pacientes no solo a nivel social sino también en lo laboral, o incluso en la capacidad de concentración”, comenta el doctor Fernando Neuspiller, director de la clínica FIV Buenos Aires. “A algunas personas el tener que cumplir las exigencias del tratamiento y no poder seguir su rutina habitual las desencaja", agrega el doctor.
“Sumarle un tratamiento de fertilidad a una mujer que laboralmente está estresada, que está sobreexigida, porque no tiene tiempo para ella y vive al límite, es mucho. Es importante poder bajar un cambio para poder darle lugar al tratamiento”, recomienda la psicóloga Azar. “Nadie dice que tienen que tomarse vacaciones pero sí poder encarar el trabajo desde otro lugar. Si yo pretendo funcionar en todo al 100%, en algún momento eso colapsa".
Nadie dice que la pareja o la mujer tienen que tomarse vacaciones pero sí debe hacerle lugar al tratamiento en su vida
Cómo reducir el estrés que genera el tratamiento
- Hablar con tu pareja u otras personas que estén pasando por la misma situación.
- Aprender técnicas para reducir el estrés, como yoga, meditación o acupuntura.
- Realizar ejercicio para eliminar la tensión física y emocional.
- Si hablamos del tratamiento como tal, sería importante armar una agenda en donde la demanda médica interfiera lo menos posible con la exigencia laboral.
- "Para equilibrar entre la demanda laboral y la demanda del tratamiento, es importante agregar al día o la semana pequeñas cosas que produzcan placer y que equilibren la exigencia física y emocional de lo que se está viviendo”, recomiendo la psicóloga Claudia Azar. El pensar en algo bueno tiene que generarme un estado de bienestar interno, y eso ayuda a que uno funcione mejor fisiológicamente.
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