Los linfocitos T, esas células de la sangre capaces de detectar y destruir desde virus hasta cáncer, han recibido mucho amor esta semana por parte de los investigadores del Instituto de Inmunología de La Jolla y de la UCSD, de San Diego, California. Sus hallazgos muestran formas innovadoras de fortalecer y hacer más eficaces los combatientes clave del sistema inmunológico.
Los artículos publicados en respetadas revistas médicas documentan técnicas para aumentar los niveles de energía de estos defensores microscópicos y también para ayudarles a detectar y destruir más eficazmente las células cancerosas capaces de eludir el escrutinio estándar del sistema inmunológico.
El miércoles, un artículo publicado en la revista Nature por un equipo de investigadores dirigido por el investigador postdoctoral de la UCSD Miguel Reina-Campos analizaba cómo responden al colesterol las células T de memoria que viven en los tejidos humanos.
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Cómo las células T actúan sobre el cáncer
Estudiando las células que viven en el intestino delgado de ratones, un equipo que incluía colaboradores de varias instituciones descubrió que las células se veían afectadas por la presencia de colesterol alimentario, desactivando la maquinaria celular interna clave utilizada para ayudar al funcionamiento de las células T.
Al manipular esta maquinaria interna, los investigadores pudieron desencadenar la producción de una sustancia llamada coenzima Q, un antioxidante crucial para desbloquear las reservas de energía dentro de las células.
Los hallazgos, según Reina-Campos, sugieren que es posible hacer que las células T puedan luchar durante más tiempo. “Cuando las células T van a lugares poco habitables, como los tumores, podemos ayudarlas a estar mejor adaptadas para sobrevivir”, dijo Reina Campos. “Es importante recordar que cuantas más células T tengas, mejor protegido estarás contra las infecciones y el control de enfermedades malignas como el cáncer”.
La bióloga de células cancerosas Ana Rosa Sáez Ibáñez, asociada del Instituto de Investigación Oncológica, revisó el trabajo y dijo que promete desvelar “intervenciones farmacológicas y dietéticas que podrían aumentar la protección contra las infecciones y mejorar la eficacia de los tratamientos inmuno-oncológicos”.
Un segundo artículo, publicado en internet el viernes en la revista Journal of Clinical Investigation, de un equipo dirigido por el inmunólogo Stephen Schoenberger, del Instituto de Inmunología de La Jolla, describe una nueva forma de diseñar vacunas contra el cáncer que pueden activar dos clases distintas de células T.
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Las vacunas contra el cáncer están en la vanguardia de la oncología, ya que utilizan aminoácidos hechos a medida para imitar unos marcadores únicos llamados “neoantígenos” que se sabe que aparecen en la superficie de las células cancerosas. Si se diseñan correctamente, estas moléculas pueden ser captadas por el sistema inmunológico y utilizadas para programar células T asesinas “CD8” capaces de cazar y destruir tumores.
Algunos tumores, sin embargo, son capaces de mantener características de “punto de control” en sus superficies que les permiten engañar a los cazadores CD8 para que se desconecten.
El equipo de Schoenberger, que también trabaja con ratones, descubrió que determinados neoantígenos son capaces de activar no solo a los cazadores CD8, sino también a una especie de linfocitos T “CD4” auxiliares.
El investigador afirma por correo electrónico desde Estocolmo, donde ha pasado el verano impartiendo un curso de inmuno-oncología, que el hecho de que ambas células se activen simultáneamente ayuda a ampliar el objetivo de las células CD8, lo que aumenta la probabilidad de dar en el blanco. “A un tumor le resulta más difícil eludir una recolección de misiles teledirigidos que una sola especificidad”, afirmó Schoenberger.
Ana Rosa Sáez Ibáñez, experta del Instituto de Investigación Oncológica, dijo que la organización “cree que estos hallazgos podrían aplicarse eficazmente al desarrollo de vacunas personalizadas contra el cáncer más eficaces que puedan ampliar la gama de tumores que responden a la inmunoterapia”.
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