Para muchas personas, el inicio del tratamiento, suele acompañarse de un sentimiento de alivio, esperanza y la sensación de volver a tener su vida bajo control. También es probable que regrese ese miedo a lo desconocido que surge cuando un individuo enfrenta algo nuevo y que potencialmente asusta.
Muy a menudo esto se basa en una falta de información y en creencias anticuadas o erróneas de los pacientes sobre los distintos tratamientos de cáncer. Cuando una paciente está bien informada acerca de lo que le va a ocurrir, puede prepararse mejor para cada etapa del tratamiento y enfrentarlo con menos terror y más confianza.
Según importantes investigadores del tema, hay factores que pueden ayudar a enfrentar al cáncer y sus tratamientos
Es importante destacar el estilo personal y la manera de hacer frente a los problemas. Una persona que es optimista ante la vida, propensa a ver “la mitad llena del vaso”, con recursos para afrontar una situación crítica y demandante a la que considera un desafío más que una amenaza, tiende probablemente a sentir menos angustia, a no pensar en lo peor y a creer más firmemente en su capacidad para pelear y resolver dificultades.
Las personas afrontan mejor las situaciones adversas cuando encaran los problemas en lugar de evitarlos o ignorarlos. Al poder comprometerse con un objetivo, mantenerse firmes en él y seguir adelante demuestran tener un espíritu luchador. Otras, en cambio, presentan características pesimistas, alarmistas o quejosas que representan su manera de percibir el mundo y de desahogarse. Estos rasgos personales, si bien hacen más dificultoso el modo en que la paciente afronta el cáncer y sus tratamientos, no influyen en el progreso de la enfermedad.
Por lo tanto, es recomendable, frente al desencadenamiento de un cáncer, que la paciente utilice la manera de enfrentarse a los problemas que le resulte más espontánea, natural, y que le haya funcionado mejor en situaciones críticas del pasado, ya que fingir o forzar conductas u ocultar sentimientos y estados emocionales es contraproducente y puede impedir que el entorno le preste ayuda para buscar maneras más apropiadas y efectivas de afrontamiento.
En el caso de períodos de angustia y vulnerabilidad frecuentes o profundos es recomendable que la paciente solicite asistencia profesional especializada. Ello le facilitará transitar por los tratamientos indicados con mayor sencillez, ya que mejorará su calidad de vida y aumentará sus posibilidades de recuperación de la enfermedad oncológica al disminuir los riesgos de retraso en las consultas, interrupciones o abandonos de tratamiento.
También es importante tener o desarrollar un sistema de creencias o filosofía personal que proporcione sentido a las situaciones adversas, como en este caso, a la experiencia de la enfermedad oncológica y todo lo que de ello se deriva, de tal manera que sea más fácil para la paciente tolerar las vicisitudes del proceso que precisa atravesar.
Otra ayuda es contar con un equipo tratante (médicos, psicólogos, enfermeros y otros) que proporcione apoyo, confianza y una comunicación fluida y constante que permita anticipar los problemas. Así como también tener el respaldo de familiares, compañeros de trabajo, amigos íntimos y el sostén que para algunos representan las comunidades religiosas.
En conclusión, cabe subrayar que para que enfrentes adecuadamente los problemas que presenta la enfermedad y sus tratamientos, y esto no se transforme en algo abrumador, es importante que:
- No adhieras a la falsa creencia de que cáncer es sinónimo de muerte, sabiendo que esta frase actualmente tiene un valor relativo.
- No te culpes a vos misma por haberte causado el cáncer ya que no hay ninguna prueba científica hasta el momento que vincule determinadas personalidades, estados emocionales o acontecimientos vitales de carácter doloroso con el desarrollo del cáncer. Incluso si has incrementado el riesgo de padecer cáncer a consecuencia de hábitos disfuncionales (ejemplo: adicciones al tabaco, alcohol, etcétera.) el remordimiento no es beneficioso.
- No les ocultes a las personas queridas tus preocupaciones o dificultades físicas o psicológicas. Las investigaciones demuestran que es útil que estas personas acompañen en las visitas médicas ya que frecuentemente cuando estás muy angustiada, escuchás o asimilás menos información y una segunda persona puede ayudar a interpretar lo que se ha dicho.
- Te animes a utilizar cualquier método que ayude a controlar miedos o sentimientos de inquietud, como relajación, meditación y los enfoques espirituales.
- No abandones el tratamiento médico científicamente validado en favor de un tratamiento alternativo. Es preciso que utilices los tratamientos alternativos que no sean perjudiciales y que puedan usarse de manera segura junto con el tratamiento acordado con el médico. Es importante que tomes conciencia de los beneficios y riesgos de todo tratamiento alternativo que vayas a utilizar, puesto que algunos están contraindicados durante los tratamientos de quimioterapia o radioterapia. Por ello, te sugiero que lo converses con alguien confiable en relación a estos temas, como lo puede ser tu médico tratante o algún otro profesional del equipo, que pueda hacer una valoración objetiva y criteriosa de la situación.
- Lleves un cuaderno de anotaciones en el que puedas registrar toda la información relevante (fechas de los tratamientos, resultados de laboratorio, informes de estudios, síntomas y situación general) para tenerla disponible ante cualquier requerimiento en el tratamiento de esta enfermedad.