Hay algunos más ariscos y otros más cariñosos. Algunos amamos dar abrazos y otros preferimos evitar el contacto. Podríamos pensar que es una cuestión de personalidad que no incide con nuestra salud pero no es así. La ciencia ha demostrado que las caricias tienen un importante impacto en nuestro bienestar físico y emocional. Te explicamos cómo.
Podés leer: Según un estudio, abrazar a los hijos los fortalece molecularmente durante años
Los abrazos favorecen el desarrollo infantil
Cuando el bebé nace, lo primero que hacen los médicos y las enfermeras es colocarlo en el pecho de la madre. No es solo una cuestión de amor, ese primer contacto es esencial y tiene efectos inmediatos en los más chicos: calma su llanto, disminuye el nivel de estrés y promueve un desarrollo saludable a largo plazo. Los efectos positivos se intensifican todavía más en el caso de lo niños prematuros que por lo general deben pasar tiempo en una incubadora lejos de su mamá.
Los niños que mantuvieron contacto piel con piel con sus madres sufrían menos ansiedad, estrés y tenían patrones más estables de sueño
De hecho, un estudio demostró que los niños que mantuvieron contacto piel con piel con sus madres sufrían menos ansiedad, estrés y tenían patrones más estables de sueño. El hallazgo más sorprendente fue que esos efectos beneficiosos se mantenían diez años después.
Pero no solo los niños necesitan amor y caricias. Los adultos también pueden sacar provecho de los abrazos.
Leé también: Besos, abrazos o apretón de manos: guía completa para saludar en todo el mundo
Dame la mano y vamos a luchar contra el estrés
Un experimento publicado en la revista Psychological Science, hizo que parejas casadas se sometieran a un escáner de resonancia magnética.
La persona que se encontraba adentro del escáner podía ver un círculo verde o una cruz roja. El círculo verde significaba que la prueba terminaría, la X roja indicaba que había un 25 por ciento de probabilidades de sufrir una descarga eléctrica leve en el tobillo.
En algunos casos, la persona se sometía a la prueba sola, en otros, le acompañaba un desconocido que le sostenía la mano y en un tercer grupo era su pareja quien le sostenía la mano.
No debe sorprendernos que el miedo a la descarga eléctrica se atenuaba cuando era la persona amada la que sostenía su mano. Pero lo que sí resulta curioso es que cuanta más satisfacción con la relación de pareja declaraba la persona, más intenso era ese efecto.
Las caricias y los abrazos también aumentan la producción de oxitocina, la hormona de la felicidad
También podría interesarte: 5 maneras de aumentar tu nivel de felicidad según la ciencia
Pero, esta no es la única situación en la que el contacto puede ayudarnos a combatir el estrés. Otra investigación de la revista Scientific Report comprobó que los efectos de un abrazo son inmediatos.
Al analizar los parámetros fisiológicos que seguían a un abrazo se demostró que quienes lo habían recibido u mostraban una reducción significativa de cortisol, la hormona del estrés.
La explicación es sencilla, las caricias y los abrazos también aumentan la producción de oxitocina, conocida como la hormona del amor, que nos hace sentir más seguros y nos permite confiar en los demás.
Los abrazos son una forma de demostrar amor sin palabras, comunicamos nuestras emociones y dejamos de lado los miedos. No subestimemos el poder de las caricias.
También podés leer: Crianza con apego: porque te quiero te toco, te abrazo, te mimo
El abrazo y las caricias son unas de las necesidades humanas más importantes en nuestra interacción con los demás. Al ser abrazados tenemos la sensación de pertenecer a algo más grande y esto genera confianza, amor y armonía interior. Abrazar y acariciar a nuestros afectos de forma habitual permite establecer vínculos permanentes entre los seres humanos.
Abrazar: es dar y recibir salud y bienestar
Cómo te contamos el abrazo tiene muchos efectos positivos sobre el organismo, aquí te contamos algunos en detalle:
Reduce el estrés y la ansiedad
Los abrazos y el contacto físico en general, disminuyen la producción de cortisol, que es responsable del estrés y favorecen la producción de serotonina y dopamina, responsables de la sensación de bienestar y tranquilidad.
Reduce la presión arterial.
El abrazo provoca la liberación de oxitocina que activa un tipo de receptores de la piel llamados Corpúsculos de Pacini, encargados de reducir la presión arterial.
Mejora el sistema inmunológico.
Al recibir o dar un abrazo nuestro sistema inmunológico se activa y favorece la producción de glóbulos blancos, responsables de combatir enfermedades.
Reduce el riesgo de padecer demencia.
Los abrazos nos estimulan, nos dan tranquilidad y equilibran nuestro sistema nervioso; por esta razón, los abrazos desde temprana edad reducen el riesgo de padecer demencia.
Podés leer: El afecto suma salud: los abrazos disminuyen los efectos del estrés
En este tiempo de pandemia por coronavirus los abrazos y caricias se extrañan mucho, hoy los reemplazamos por los virutales, que no está mal para superar este momento, pero cuando esto pase y las barreras se levanten corramos a abrazar a nuestros padres, hermanos, compañeros y amigos. ¡ Abrazá a quien vos quieras…pero siempre abrazá !
Podés seguir leyendo:
- Cómo abrazar en tiempos de pandemia: consejos para bajar el riesgo de contagio
- En un geriátrico de Tandil volvieron los abrazos: el ingenioso método para combatir la tristeza
- ¿Cuánto valen los abrazos que no nos podemos dar? Lecciones que deja la pandemia de coronavirus
- Falleció su hijo y el padre busca a los receptores de los órganos para abrazarlos