La idea de estar realmente felices al escuchar el despertador un lunes por la mañana parece un sueño imposible para muchos de nosotros. Pero esto puede ser un poco distinto para los practicantes de la filosofía japonesa de ikigai, que lo consideran la clave para una vida larga y contenta, y tienen alguna evidencia bastante convincente para respaldar su argumento.
Se dice que la isla japonesa de Okinawa, donde tiene su origen el ikigai, alberga la mayor población de centenarios del mundo, personas que entre otras particularidades solo comen hasta que están llenos al 80 por ciento y no se jubilan.
Sin existir una traducción directa a nuestro idioma, este término japonés reúne etimológicamente las palabras ‘ikiru’ (vivir) y ‘kai’ (la materialización de lo que uno espera). Puestas juntas, sendas definiciones conforman la idea de “tener un propósito para vivir”.
La psiquiatra Mieko Kamiya explica en su libro ‘Ikigai-ni-tsuite’ (sobre el ‘ikigai’), la obra considerada como la biblia del ‘ikigai’, que este término tiene semejanzas con la felicidad, si bien posee una sutil diferencia: se trata de aquello que nos permite mirar hacia el futuro, incluso ante un presente miserable y aciago.
¿Es el Ikigay el nuevo Hygge?
De alguna manera, Ikigai es la antítesis de hygge. En lugar de alentarnos a reducir la velocidad, se trata de buscar un propósito en la vida, o una razón de ser para usar un equivalente occidental. Como tal, es una noción adoptada a menudo por aquellos descontentos en el trabajo o que se han retirado. “La palabra está compuesta en japonés con los caracteres iki, o vida, y kai, que significa el resultado de una determinada acción ", explica Héctor García, coautor de Ikigai: El secreto japonés de una vida larga y feliz.
Ikigai no es un concepto individualista centrado en la autopreservación. Las conexiones sociales que formamos son tan importantes como cualquier sentido de paz interior
Los estudios muestran que perder el propio propósito puede tener un efecto perjudicial. Por ejemplo, aquellos que pierden su razón de ser cuando se jubilan se vuelven más propensos a contraer enfermedades.
Cómo encontrar tu ‘ikigai’
Según los expertos occidentales que han puesto su atención en el ‘ikigai’ la mejor manera para iniciarse en esta búsqueda de un propósito es hallar una respuesta a cuatro preguntas fundamentales:
- ¿Qué es lo que amas?
- ¿Qué sabes hacer bien?
- ¿Qué crees que el mundo necesita de vos?
- ¿Por qué deberías recibir un salario?
Tener unas réplicas bien definidas a estas cuestiones es un camino para obtener una rápida interpretación occidental de la filosofía.
El concepto de ‘ikigai’ fusiona otros dos términos: el ‘ittaiken’, o la unión y compromiso con un grupo o un rol y el ‘jiko jitsugen’, que tiene que ver con la autorrealización. Mientras el ‘ittaiken’ significa, por ejemplo, la maternidad por el mero hecho de ser madre, el ‘jiko jitsugen’ explica la maternidad por la satisfacción que esta proporciona.
La ayuda de un experto
Frente a las explicaciones propias de los libros de autoayuda, Gordon Matthew, profesor de antropología en la Universidad de Hong Kong, ofrece unas indicaciones más complejas para encontrar y mantener el ‘ikigai’:
- Empezá analizando lo que tenés delante, el ‘ikigai’ no es nada sublime ni extraordinario, sino algo muy obvio.
- Recordá siempre por qué ese algo especial es tan importante.
- Reflexioná acerca de por qué hacés lo que hacés. Quizás odias a tu jefe y a tu trabajo, pero al llegar a casa tienes una familia maravillosa que explica todo ese esfuerzo y sacrificio.
- Tomate tu tiempo para decidir. Es importante encontrar una pareja, un empleo o unas amistades que conecten contigo. No es una tarea fácil y no se consigue tampoco en unos pocos días.
- No seas egoísta en la persecución de tu ‘ikigai’. Podés tener muchas aventuras fuera de la relación con tu pareja, pero quizás con estas actitudes estás destruyendo todo aquello que te rodea.
- El “ikigai” es siempre frágil. Puede ser que ames a tu pareja con locura, pero puede ocurrir también que por mil motivos mañana no esté ahí. Todos pueden verse afectados por la desgracia y vos no sos más especial que nadie.
- Revisá tu “ikigai” de vez en cuando. Lo que es fundamental para vos a los 20 años puede no serlo a los 40.