Los telómeros son la clave del envejecimiento. Se trata de unas estructuras que recubren la parte final de los cromosomas, y se encargan de darles estabilidad, protegiendo la información genética. Algunos científicos dicen que son "como el plástico del final de los cordones de los zapatos". Con el paso del tiempo, en cada división celular, los telómeros se van acortando.
Qué son los telómeros
Los telómeros y su papel en las células han sido clave en la investigación del envejecimiento y enfermedades como el cáncer en los últimos años. Se ha descubierto que cuanto más cortos sean los telómeros, menor esperanza de vida, y peor estado de salud, con más riesgo de enfermedades. Con el paso del tiempo, en cada división celular, los telómeros se van acortando, hasta que se alcanza un número de divisiones crítico (a partir de entre 50 y 60).
En ese momento, los telómeros tienen una longitud lo bastante corta como para que el proceso de envejecimiento se vuelva imparable. Las células pierden la capacidad de regenerarse y dividirse, y mueren.
La longitud de los telómeros determina nuestra esperanza de vida y nuestra propensión a padecer enfermedades
Hoy se sabe que la longitud de los telómeros es variable en cada individuo. Al igual que el peso o la altura, los humanos pueden situarse en diferentes percentiles en cuanto a la longitud de sus telómeros. Una persona con los telómeros más largos tendrá, en general, mejor estado de salud y menor probabilidad de desarrollar enfermedades, aumentando su esperanza de vida.
Longitud de los telómeros y envejecimiento
Si la longitud de los telómeros es diferente en cada persona, ¿hay algo que podamos hacer al respecto? ¿Puede modificarse la longitud de los telómeros? Sí: los factores ambientales pueden hacer que la longitud de los telómeros se acorte. Por tanto, lo que podemos hacer para asegurar nuestra buena salud es evitar aquellos factores que acortan los telómeros y aceleran el envejecimiento.
Tener hábitos de vida saludable es la única garantía para mantener los telómeros largos, y vivir sanos por más tiempo
Existen procedimientos, como la Tecnología de Análisis Telomérico (TAT), que permiten medir la longitud media de los telómeros de una persona. Cada célula del cuerpo tiene una longitud telomérica distinta. Lo más importante es tener un porcentaje bajo de telómeros cortos. Cuanto más largos, mejor.
Casi todas las personas tienen una longitud telomérica media de entre 8.5 y 13.7 Kb (kilobases). Pero algunas personas tienen más porcentaje de telómeros cortos, entre 5.2 y 7.5 Kb. Incluso, telómeros muy cortos o anormalmente cortos, por debajo de los 3 Kb.
El tamaño de los telómeros
Cuando los telómeros llegan a su tamaño crítico se producen alteraciones, mutaciones genéticas, y las células mueren. Así se explica el envejecimiento. El cáncer, el alzhéimer y otras enfermedades también pueden explicarse por modificaciones genéticas producidas por el acortamiento de los telómeros. Por eso, muchas enfermedades están asociadas al envejecimiento.
Los telómeros cortos se asocian con mayor incidencia de cáncer y mortalidad por cáncer, sistema inmune debilitado, diabetes tipo II, niveles elevados de colesterol en sangre, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, densidad ósea baja, demencia e incluso infertilidad
Los telómeros cortos no sólo están definidos por la naturaleza genética de la persona. Determinados hábitos de vida pueden acortar la longitud de los telómeros, precipitando el envejecimiento y aumentando el riesgo de enfermedades: fumar, beber, una mala alimentación, el estrés, la obesidad y el sendentarismo son factores de riesgo.
De la misma manera, una vida saludable puede frenar la velocidad a la que los telómeros se acortan, o incluso, alargarlos. Una dieta sana, rica en frutas y verduras, el ejercicio físico frecuente y evitar el estrés son algunos hábitos saludables que mantienen los telómeros largos, y previenen enfermedades, manteniéndonos sanos por más tiempo.
Existe otra forma de alargar los telómeros, y está en nuestro organismo. La telomerasa es la enzima que tiene esta capacidad y, por tanto, confiere vida adicional a la célula
Cuando nacemos, la telomerasa se "desconecta". Pero las células tumorales son las únicas que han sido capaces de activar la actividad telomerasa para hacerse inmortales. El descubrimiento de la telomerasa, por tanto, no sólo abre la puerta a nuevos tratamientos contra el cáncer, sino también al estudio de terapias para alargar la longevidad humana.
Hasta ahora, los estudios con telomerasa han permitido alargar la vida de mamíferos en el laboratorio. Por ejemplo, un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) descubrió en 2008 que, gracias a la telomerasa, los ratones vivían un 40% más y tenían menor incidencia de cáncer.
En cuanto a los humanos, la esperanza de vida aumenta cada década unos 2 años, y en el mundo ya hay más de 500 mil personas centenarias, pero hasta el momento el humano es capaz de vivir hasta los 122 años. Lo sabemos gracias a una mujer francesa, Jean Calmet, la persona más longeva de la Tierra, hasta ahora.
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Aunque se han comercializado suplementos de telomerasa, ninguno cuenta todavía con una demostración científica de que consigan alargar la vida. No obstante, es probable que algún día exista una terapia genética que permita alargar la vida de las personas durante muchas décadas más.
Qué hábitos producen daño celular y precipitan el envejecimiento
- La exposición a sustancias tóxicas, como la nicotina, el alcohol o la polución.
- La mala alimentación (exceso de grasas saturadas, alimentos procesados y consumo insuficiente de verduras, frutas, hidratos de carbono integrales y grasas saludables).
- La obesidad.
- El sedentarismo.
- El estrés crónico.
- La exposición excesiva a los rayos UV del sol.
Todos estos procesos tienen una intervención en la longitud de los telómeros, acortándolos. Cuando llegan a un tamaño crítico, aumentan las probabilidades de que se produzcan errores y cambios genéticos, que desencadenen en enfermedades y muerte prematura.
Si bien no existe una pócima de la longevidad, lo más importante para llegar a una edad avanzada en mantener buen estado de salud físico y mental. La salud es sinónimo de longevidad. Lo que puede ayudarnos es el mantenimiento de una dieta equilibrada, la actividad física regular, evitar el estrés, mantenerse lejos de sustancias tóxicas y establecer relaciones personales sanas con el entorno.
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