Siempre es bienvenido que la ciencia confirme que las cosas que nos gustan nos fortalecerán, nos nutrirán y nos protegerán. Por eso, nos complacemos con estas investigaciones recientes las cuales han demostrado que estar en la naturaleza durante treinta minutos a la semana fortalece y protege la salud mental, y aumenta los sentimientos de pertenencia.
La salud mental abarca y a la vez se nutre de todo lo que hacemos. El poder de nuestra felicidad, las relaciones, la carrera profesional, la confianza… todo. La salud mental es mucho más que ausencia de trastornos o padecimientos en esa área, sino que además se trata de nuestra capacidad de prosperar y hacer frente a las tensiones cotidianas de la vida. También implica la capacidad de ser productivo y contribuir algo a la comunidad donde nos desarrollamos.
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Y aunque nos parezca sencillo, no siempre es fácil lograr una buena salud mental. Las condiciones genéticas y el entorno en el que nos movemos, los hábitos y las rutinas a las cuales nos hemos amoldado condicionan nuestro bienestar, pero de todos modos hay cosas que podemos hacer para cuidar y fortalecer nuestro cerebro. Pasar tiempo en la naturaleza es una de estas formas, y los investigadores han encontrando que los efectos de esto son poderosos.
La importancia de obtener una dosis semanal de “naturaleza" para el bien de nuestra salud mental probablemente no nos sorprenda. A pesar de nuestras vidas urbanas modernas, todavía tenemos cerebros gestados en la edad de piedra que han sido adecuadamente diseñados para prosperar en las condiciones propias de esas lejanas épocas de la prehistoria humana. Cuando nuestros cerebros (que tienen las mismas necesidades básicas hoy que cuando el hombre daba sus primeros pasos sobre la superficie de la tierra en la edad de piedra) se ven obligados a un estilo de vida moderno, necesitan obligatoriamente que los alimentamos con las cosas que han estado ansiando por miles de años.
Para estar en su mejor florecer en toda su magnitud, nuestro cerebro necesita las cosas que habrían sido abundantes y de alcance fácil y cotidiano de nuestros antepasados. Esto incluye mucho sueño, actividad física, luz solar, conexión social, una dieta rica en omega-3 y mucho tiempo en la naturaleza sin las complejidades de la vida urbana que condiciona los recursos mentales.
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Un estudio dirigido por la Universidad de Queensland (UQ) y el Centro de Excelencia para las Decisiones Ambientales (CEED), ha encontrado que 30 minutos de naturaleza cada semana hacen una notoria diferencia a favor de nuestro bienestar mental.
"Hemos sabido durante mucho tiempo que visitar los parques es bueno para nuestra salud, pero ahora tenemos evidencia específica de que necesitamos visitas regulares de por lo menos media hora para asegurarnos de obtener estos beneficios" explicó Richard Fuller, Profesor Asociado de la UQ e investigador del CEED.
La investigación, publicada en la revista Scientific Reports, analizó la relación entre las experiencias de distintas personas en la naturaleza y diversos parámetros que pudieron registrar en ellos como los de su salud mental, su presión arterial y la cohesión social.
El estudio analizó a 1538 personas de entre 18 y 70 años y encontró que las personas que pasan 30 minutos o más cada semana al aire libre tenían mejor desempeño en situaciones de estrés, controlaban mejor la ansiedad, la depresión y se reducían las enfermedades del corazón. Las personas estudiadas que visitaban los espacios verdes más a menudo también tenían mejores relaciones sociales quelas que no lo hacían.
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"Entre quienes visitaban los parques locales durante al menos media hora cada semana, hubo un siete por ciento menos de casos de depresión y nueve por ciento menos de casos de presión arterial alta" contó la Doctora Danielle Shanahan, investigadora del CEED.
Esta nueva investigación se basa en una serie de trabajos previos que ya habían encontrado efectos similares en la salud por el simple hecho de pasar algún tiempo al aire libre.
Estas investigaciones anteriores han demostrado que 30 minutos de jardinería al aire libre reduce los valores de cortisol (la hormona del estrés) y restaura un estado de ánimo positivo después de una tarea estresante. Curiosamente, cuando la misma tarea estresante fue seguida por 30 minutos de lectura en interiores, el estado de ánimo continuó deteriorándose durante el tiempo de lectura.
De hecho, específicamente descubrieron que caminar durante media hora al aire libre les ha servido los pacientes analizados para reducir los pensamiento negativo y el malhumor generado por la situación estresante vivida previamente cortando de este modo el ciclo obsesivo y repetitivo de pensamientos negativos que conduce a mediano plazo a una serie de problemas de salud mentales como la depresión, la ansiedad, y el trastorno de estrés postraumático.
Las personas que caminaron durante 90 minutos al aire libre y en medio de la naturaleza mostraron todavía mejores niveles de control de los pensamientos negativos y también mostraron una actividad reducida en la corteza prefrontal subgenual, una parte del cerebro que está asociada con trastornos mental. Aquellos que pasaron esos 90 minutos caminando por un ambiente urbano no mostraron estos beneficios para la salud.
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Los investigadores sugieren una serie de razones por las cuales el efecto de caminar entre la naturaleza es mejor que hacerlo por la ciudad:
- En comparación con los espacios urbanos, un espacio verde requiere menor concentración en situaciones que pueden ser molestas como el tránsito vehicular, ruidos estridentes, etc.
- Pasar tiempo en la naturaleza es probable que inicie las respuestas psicológicas y fisiológicas automáticas del cuerpo que reducen el estrés. Esto aumentará el estado de ánimo positivo y ayudará al cuerpo y a la mente a recuperarse de la fatiga mental.
- Estar al aire libre puede aumentar las oportunidades de contacto con la comunidad, lo que conducirá a un aumento de los sentimientos de cohesión social y el bienestar mental que surge de eso.
En un mundo en el que muchos de nosotros vivimos en ciudades, con nuestro enfoque y atención alejados de la naturaleza y dirigido en cambio hacia las partes más sintéticas y mecánicas del mundo, la naturaleza ofrece una manera de romper “la enfermedad de la ciudad”.
Treinta minutos de naturaleza cada semana son suficiente para mejorar nuestro bienestar mental, reduciendo los síntomas de estrés, ansiedad y depresión, aumentando nuestra conexión con otras personas y calmante nuestras mentes, cuerpos y espíritus.