Cada vez que tenemos dudas o alguna inquietud acerca de una consulta o diagnóstico, recurrimos a Internet pero... ¿Qué tan válida es la información que encontramos? ¿Es realmente la información que se adapta a lo que me está pasando? Es clave reconocer que la web se ha convertido en una gran aliada a la hora de buscar información sobre salud, pero los médicos en general no lo recomiendan porque en la red hay de todo. Por eso es importante saber dónde, cómo y cuándo buscar, ya que con estas premisas podremos mejorar y tratar de entender mejor lo que consigamos.
¿Cuáles son las ventajas de Internet?
Información disponible inmediatamente, universal, lo que se publica al otro lado del mundo lo podemos leer en fracciones de segundo, masiva. En muchos casos la información disponible es gratuita o al menos económica, y accesible desde cualquier dispositivo que se pueda conectar a la red.
¿Cuáles son las desventajas de usar buscadores generales?
Pues puede aparecer cualquier cosa que esté publicada, ya que cualquiera puede escribir sin pasar por un consejo editorial ni revisión, como deben hacerlo las revistas científicas, por ejemplo, o los jurados de las sociedades cuando se publican trabajos científicos en los congresos médicos.
Si vamos al ejemplo de enciclopedias colaborativas, como Wikipedia, el colaborador puede reflejar opiniones que no sean precisamente las más acertadas o por lo menos adecuadas para un caso específico.
Miremos como ejemplo este artículo publicado en el The Journal of the American Osteopathic Association en el año 2014: los investigadores concluyeron que de las primeras diez causas de morbilidad en Estados Unidos de América (EEUU) contenían muchos errores cuando se comparaban con los hallazgos de esta enciclopedia.
Unos meses después, en la revista Mano, los autores concluyeron que la mayoría de los sitios web de diagnóstico “online” de patologías de los miembros superiores (brazos y mano) NO correspondían con el diagnóstico del cirujano de mano tratante.
No todos los ejemplos son malos: en el caso de las llamadas enfermedades raras (se llaman así las enfermedades que no son frecuentes y que el proceso para su diagnóstico puede ser muy largo y a veces complejo) las búsquedas de todos los síntomas pueden en algún caso sugerir la posibilidad del diagnóstico; un estudio publicado en la revista Rare Diseases (enfermedades raras) evalúa esta búsqueda de forma organizada por médicos y no profesionales, aclarando que no se trata de dar un diagnóstico sino de una guía para las pruebas necesarias que corroborará o no el diagnóstico.
Es interesante hacer un poco de historia acerca del desarrollo de la información y la literatura médica, ya que nace de las primeras revistas que se realizan durante la guerra civil de EEUU cuando organizan la información con palabras claves de forma que hacen un índice, de allí su nombre “Index Medicus”; recuerdo mi época de estudiante en la Universidad de Los Andes ir a la biblioteca a buscar en los diversos tomos del Index por palabras claves, hasta cruzar las que me interesaba y obtener entonces el (los) artículos que necesitaba para pedirle a la encargada de biblioteca esas revistas de esos meses, tarea larga y tediosa.
Es por eso que, en el año 1997, nace el sistema informatizado de búsquedas médicas que se llamó Medline, y fue un hito tan importante que quien lo inaugura realizando la primera búsqueda fue Al Gore, quien era en ese momento el vicepresidente de los Estados Unidos de América. Pasamos entonces de búsquedas de horas para unos pocos artículos a búsquedas en segundos para mucha cantidad de artículos, llegando el fenómeno de la masificación de la información.
¿Qué hacer entonces?
En primer lugar no usar Internet para auto-diagnosticarse: lo podemos usar para buscar información en general que podamos posteriormente discutir con el médico tratante.
¿Cómo buscar?
De forma calmada, leyendo poca información por vez y no con un montón enorme de artículos de forma simultánea que pudiéramos llegar a mezclar y, de esa forma, en vez de aclarar nuestro panorama pues lo confundiríamos aun más, errando en las conclusiones.
¿Dónde buscar?
A través de revistas o portales de sociedades médicas reconocidas donde su información, aunque general y no ajustada de forma individual a cada quien, ha sido debidamente revisada y comprobada.
¿Cuándo buscar?
Preferiblemente cuando ya tengamos diagnóstico; buscar antes significaría en primer lugar condicionarnos a diagnósticos que quizás no tengamos, confundir e incluso llegar a desarrollar de forma involuntaria síntomas que hemos leído y que pueden condicionar no solo el diagnóstico sino la terapéutica correspondiente.