¿Alguna vez (o muchas) tuviste la intención de hacer algo que postergaste indefinidamente? Si la respuesta es afirmativa, puede ser provechoso seguir leyendo. Es más común de lo que creés y es probable que empieces a escuchar hablar sobre el tema más de una vez, porque la palabra "procrastinación" ha empezado a ser bastante familiar en los últimos tiempos. ¿De qué hablamos? Remite al acto de dilatar, diferir, postergar o suspender tareas de importancia dejándolas para más adelante.
Aplazar o postergar una acción ocasionalmente no solo es habitual sino que hasta puede resultar funcional. El problema se presenta cuando esa forma de respuesta a un estímulo se convierte en una constante.
La demora, el retardo, la dificultad para tomar decisiones, afecta el rendimiento. Pero no termina allí el conflicto que provoca, porque la procastinación también altera significativamente la relación en los vínculos afectivos. Este problema perturba tanto a quienes procrastinan como a las personas de su entorno.
La demora, el retardo, la dificultad para tomar decisiones, afecta el rendimiento. Y también altera significativamente la relación en los vínculos afectivos
Las razones del comportamiento de un procrastinador pueden ser muchas y variadas. En numerosas oportunidades suelen ser diferentes respuestas inconscientes que revelan distintos desordenes psicológicos, muchas veces mixtos. En este sentido, la procrastinación podría ser considerada como un síntoma.
TDAH, los trastornos de ansiedad, depresión y otros cuadros suelen estar asociados a la conducta procrastinadora. Sin embargo, otro gran número de individuos que no sufren una patología determinada también procrastinan.
Una frase popular dice que querer es poder. En oportunidad de conversar con un procrastinador, éste amplió el concepto: para un procrastinador, no solo está el querer hacer algo. Es mucho más profundo. Es tener la intención, muchas veces, preparar las herramientas, concretas o virtuales, y finalmente, no lograr hacerlo.
Cuando uno tiene la oportunidad de escuchar profesionalmente a quienes procrastinan, comprende que estas personas sufren mucho. La sensación que subyace es la de estar atrapados en una red, ver y tener la oportunidad de salir y no poder llegar a concretarlo.
Por otra parte, y con seguridad, desde hace mucho tiempo, el procrastinador, se resignó a recibir acusaciones y motes descalificativos, los que le provocan un gran sufrimiento.
¡Sí! El procrastinador sufre y percibe también el dolor y el padecimiento que esa situación provoca en quienes le rodean. Este padecimiento siempre afecta su autoestima.
Muchas veces manifiesta su sufrimiento con conductas de rebeldía y de enojo. Sufre por no poder, sufre por no complacer, sufre por saberse incomprendido y sufre por sentirse culpable. La culpa es una compañera de vida del procrastinador. En un lamentable intento por superar esa culpa, se deshace en excusas. Son expertos creadores de pretextos, evasivas y disculpas. Procuran justificarlas como filosofía de vida. Muchas veces las utilizan no solo para argumentar ante los demás, sino también ante sí mismos.
Son expertos creadores de pretextos, evasivas y disculpas. Procuran justificarlas como filosofía de vida
Cuando las excusas son una constante, expresan una forma de vida signada por la inseguridad y la baja autoestima. Hay elementos internos dentro de la dinámica de la autoestima que están involucrados en el proceso de depreciación: elevada autocrítica, temor al fracaso, autoimposición del perfeccionismo. Se suman otros condicionantes tales como la indecisión, la desesperanza, el pesimismo, sentimientos de castigo y estados ansiosos.
Queda mucho por investigar, pero tanto las neurociencias como la psicología están en esa tarea. En tanto, es importante que una persona que se reconoce procrastinadora no justifique su inacción. Por lo contrario, puede y debe trabajar para modificar su comportamiento. El procrastinador puede valerse de algunos recursos conductuales que lo ayuden a convivir mejor con esta dificultad.
En consulta, un procrastinador dijo una frase que vale la pena compartir y pensar: “La procrastinación es algo que supera la barrera del amor, la voluntad, o la obligación”.
Por: Lic. Gloria Husmann y Lic Graciela Chiale, coautoras de los libros “La trampa de los manipuladores”, “Vidas sometidas” y “Vidas liberadas”, entre otros. Y cofundadoras de Por el placer de pensar.