Una nueva investigación publicada en la prestigiosa revista 'Obesity' asegura haber encontrado el motivo por el cual a veces no logramos adelgazar por más dieta y ejercicio que hagamos. La clave está en que tu metabolismo no rinde.
Muchas veces nos estancamos a la hora de perder peso. Seguimos comiendo poco, hacemos deporte, no picoteamos... Y nada. ¿Por qué? “Cuando estamos despiertos durante más horas a lo largo del día y dormimos poco, el cuerpo compensa la energía gastada quemando menos menos calorías al día siguiente”, explica Andrea Spaeth, líder del estudio.
Es que la restricción del sueño -precisan los investigadores- disminuye la tasa metabólica de adultos sanos cuando están en reposo. "El cansancio y la pereza derivada de dormir poco conduce a cambios metabólicos destinados a la conservación de energía, o lo que es lo mismo, a salvaguardar las grasas", reza el estudio.
Los investigadores analizaron lo que ocurría en un grupo de personas que durmieron solo cuatro horas cada noche durante cinco días consecutivos. Así encontraron que quemaban un 3% menos de calorías que aquellos que descansaron durante más horas. Esto resultaba en unas 50 calorías menos, que es lo mismo que gastamos en un rato en la cinta de correr.
Los científicos explican que cuanto menos dormimos, menos peso perdemos, y eso tiene que ver con la homeostasis, un mecanismo del cuerpo para mantener todo el metabolismo en equilibrio.
La vida multitarea hace que descanses poco y mal y lleva al cuerpo a enlentecer su metabolismo. De esa manera, uno termina consumiendo más calorías de las necesarias. "Tu metabolismo también está agotado y trabaja cada vez más lento, por lo que lo que cada alimento que te llevas a la boca se acumula directamente en tus caderas y abdomen", explica la experta.
Hay más: diferentes estudios han demostrado que cuando tenemos sueño aumenta el deseo de comida basura. Esto ocurre porque la falta de sueño aumenta los niveles de la conocida como la hormona del hambre –la leptina– bloqueando la relacionada con el apetito –la hormona del apetito o grelina–. En un estudio previo, Spaeth encontró que las personas pueden comer hasta 500 calorías más tras una noche en la que no han dormido lo suficiente.
Cómo volver a poner el metabolismo en orden
Según Spaeth y su equipo, hay una buena noticia respecto a este diagnóstico: es fácil de revertir. Con una sesión de 12 horas de descanso podemos devolver nuestro metabolismo a su normalidad.
A su vez, recomiendan no irse a dormir ni bien terminamos de cenar. Es ideal caminar un poco o retrasar el acostarse haciendo algo que implique moverse (así sea barrer). También recomiendan darse una ducha lo más fresca posible, ya que activa el metabolismo durante el sueño.
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