La tecnología digital ha transformado nuestras vidas de maneras impensadas, pero su impacto ambiental y en nuestra salud comienza a ser una preocupación creciente. Cada vez más estudios revelan que el uso excesivo de la tecnología, aunque aparentemente inofensivo, tiene consecuencias que afectan tanto al planeta como a nuestro bienestar mental y físico.
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5 claves para el bienestar digital
Por eso, el informe Bienestar Digital: La vida digital que SÍ. Menos contaminante, menos estresante, de ING, presenta cinco aspectos fundamentales que debemos considerar en 2025 para cuidar nuestra salud digital.
Este proyecto, respaldado por la colaboración de expertos como Manuel Armayones, doctor en Psicología, y Esther Paniagua, periodista y autora especializada en el impacto social y ambiental de la digitalización, busca generar conciencia sobre cómo la sobreexposición a la tecnología puede generar estrés, ansiedad y, además, un aumento considerable en nuestra huella de carbono.
A continuación, repasamos las cinco claves que nos ayudarán a lograr un equilibrio entre el uso de la tecnología y nuestra salud.
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1. El uso excesivo del smartphone y sus efectos
El móvil se ha convertido en una extensión de nuestras vidas, al punto de que muchos españoles revisan sus dispositivos entre 50 y 80 veces al día. Según el estudio realizado por ING en 2024, los españoles pasan más tiempo frente a las pantallas que durmiendo. Se estima que el tiempo medio dedicado a Internet y televisión asciende a más de 8 horas diarias. Este uso desmedido puede generar efectos negativos como el aumento del estrés y la ansiedad. La Generación Z, por ejemplo, dedica alrededor de 9 horas al día a sus pantallas, un dato preocupante.
Para contrarrestar estos efectos, se recomienda revisar el tiempo de uso de los dispositivos y hacer un esfuerzo consciente por reducirlo. Las herramientas disponibles tanto en iOS como en Android permiten monitorear el tiempo que pasamos en línea y establecer límites. Este pequeño gesto puede hacer una gran diferencia para nuestra salud mental.
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2. El impacto ambiental de los datos digitales
Otro aspecto revelador del informe es el impacto ambiental del contenido digital que consumimos. Aunque no lo veamos a simple vista, todo lo que subimos a la nube deja una huella en el medioambiente. Cada vez que descargamos 1 GB de datos o almacenamos información en la nube, estamos emitiendo 7 kilogramos de CO2 y utilizando 200 litros de agua para refrigerar los centros de datos. Estudio tras estudio confirma que, incluso los mensajes de correo electrónico no abiertos, generan un impacto ambiental considerable.
Por ello, es recomendable ser más selectivos con los archivos que descargamos o enviamos. Pensar antes de enviar un email con un archivo adjunto o eliminar correos no necesarios puede parecer una pequeña acción, pero si todos adoptamos estos hábitos, el impacto sería mucho mayor.
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3. El contenido digital acumulado en redes sociales
Un punto clave dentro del proyecto de ING es la limpieza de nuestros perfiles en redes sociales. Muchos de nosotros hemos acumulado años de publicaciones, fotos y videos que, más allá de la nostalgia, ocupan espacio digital innecesario. Esta "basura digital" requiere una gran cantidad de energía para mantenerse almacenada en servidores.
Es por eso que diversos influencers y personalidades como Cristina Cerqueiras, Emi Huelva, y Jesús Calleja se han sumado a la campaña de "Limpieza de armario digital", promovida por ING. La eliminación de contenido innecesario no solo tiene un impacto positivo en el medioambiente, sino también en nuestro bienestar mental, al reducir el ruido digital que nos rodea.
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4. El peligro de los videos de "buenos días"
Cada vez que compartimos o vemos videos, imágenes o cualquier tipo de contenido, estamos generando un impacto ambiental. Los videos de "buenos días", que son tan populares en redes sociales, requieren una enorme cantidad de energía para ser producidos, almacenados y distribuidos. Según el estudio de ING, todo este contenido genera una huella de carbono que afecta el equilibrio del planeta.
A pesar de la diversión y la interacción que ofrecen estos videos, es crucial ser más conscientes de su consumo y, si es posible, limitarlo para reducir la huella digital.
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5. Crear un refugio digital para nuestra salud mental
Finalmente, uno de los consejos más importantes es la creación de un "refugio digital". Este concepto se refiere a la práctica de desconectar de los dispositivos electrónicos y crear espacios libres de pantallas. Si bien el uso de la tecnología es casi inevitable en la vida diaria, establecer momentos de desconexión total puede ser beneficioso para reducir el estrés y la sobrecarga mental.
Manuel Armayones y Esther Paniagua resaltan la importancia de crear refugios donde podamos disfrutar de actividades sin la constante interrupción de las notificaciones y las redes sociales. Estas pausas son vitales para recuperar la salud mental y emocional.
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El estudio de ING revela claramente que, si bien la tecnología ha traído innumerables beneficios, también es fundamental reflexionar sobre su uso y tomar medidas para mitigar su impacto en el planeta y en nuestra salud. Adoptar hábitos de bienestar digital más conscientes no solo mejora nuestra calidad de vida, sino que también contribuye a un mundo más sostenible.
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