Finalizando una semana muy difícil, realmente agotadora, quiero compartir lo que siento. Más que lo físico, todo lo que estamos viviendo los médicos nos agota en lo emocional. No puedo comprender el EGOISMO, la FALTA DE SOLIDARIDAD y de SENTIDO COMÚN.
Soy médica pediatra. Trabajo en un sanatorio, en mi consultorio y respondo consultas virtuales, a toda hora, con mi teléfono. Desde el nacimiento, crecimiento y desarrollo, sigo familias y entiendo que nuestro principal rol es prevenir, acompañar, tranquilizar. Trato de no alarmar pero realmente no sé cómo hacer reflexionar a la población: la sociedad esta descreída porque está en medio de una lucha de intereses políticos de ambos lados y me duele ver cómo se hace política con la infancia y, además, cómo es arengada al desafío y a la desobediencia.
La libertad del otro termina donde empieza la mía. Difícil transmitir la cantidad de consultas, mensajes y llamados de familias de colegios de todos los barrios de Capital y de provincia de Buenos Aires que recibo a diario con situaciones que se repiten y que revelan de muchos adultos siguen ajenos a la gravedad de lo que estamos viviendo.
Cuesta comprender que tanta gente no entienda que, si afuera de la escuela festejan un cumpleaños con todas la burbujas, hacen comuniones o confirmaciones presenciales de tres cursos, soplan la velita de la chocotorta en la salita y luego la reparten, van de viaje, hacen pijamadas, juntadas y demás, lo que están haciendo es permitirle al virus seguir circulando.
No entiendo cómo tantos vienen con síntomas a los lugares de control de personas sanas, cómo salen igual habiendo sido contacto estrecho con alguien positivo o teniendo un conviviente con síntomas... ¿Realmente importa el aprendizaje de los niños? ¿Qué les enseñamos cuando nos comportamos así, sin empatía, sin solidaridad y responsabilidad?
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Nadie duda que el encierro y la virtualidad nos hartaron y que traen consecuencias; nadie desconoce o subestima el impacto para quienes no tienen recursos o padecen distintas problemáticas, pero créanme: la situación es preocupante.
En las terapias intensivas, el promedio de edad de los pacientes graves ventilados es de 53 años, pero ingresas a las UTIS personas cada vez más jóvenes, entre los 36-48 años. Sí señores: los que no eran de riesgo parecen serlo, ya el virus no selecciona patologías de base ni edad ni aún si estás vacunado
Con respecto a los niños, hay un aumento importante de casos: siguen siendo poco sintomáticos y los internados en general tienen patologías previas, pero de igual manera no es gratuito para nadie.
Los niños/as siguen naciendo y asistimos a las familias, los pacientes se enferman de covid y de otras causas, necesitan hacer tratamientos y los seguimos atendiendo.
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Sí, señores: mientras se pelean unos con otros nosotros seguimos... Pero, ¿hasta cuándo? ¿Será que quieren ver a las personas morir en la calle? A ver si les queda claro... ¿O tendremos que elegir a quién sí y a quién no? Reflexionemos: por ahora no queda otra que barbijo, lavado de manos, distanciamiento y no reunirse con quien no es tu conviviente.
Si en unas semanas logramos desacelerar el aumento de casos, habremos hecho bastante. Mientras tanto, los médicos seguimos. Agotados física y emocionalmente, seguimos. Yo sigo formándome y aprendiendo para mejorar mi atención en gestión y sistemas de salud y medicina perinatal. ¿Por qué? Porque amo mi profesión y la vuelvo a elegir día a día.
#pandemia #pediatria #salud #reflexion 😷🙏
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