En los últimos años ha aumentado la inquietud por comer sano, ya sea porque está de moda o porque se ha adquirido una verdadera conciencia. Pero cuando la comida saludable se vuelve una obsesión y todo empieza a girar en torno a la comida, llenando la dieta diaria de prohibiciones, arrancan los problemas.
De hecho, la fascinación por la alimentación saludable se denomina «ortorexia», término creado por el médico americano Steven Bratman, porque se obsesionó por la comida hasta llegar a comer solo vegetales recién cogidos o masticar cada bocado cincuenta veces.
Aunque la palabra no está recogida en el diccionario ni tipificada como enfermedad clínica, el término se ha popularizado y la propia Organización Mundial de la Salud advierte de su peligro, ya que un 28% de la población de los países desarrollados se ve afectada por esta obsesión por la comida sana.
El problema no es comer sano. El problema, como en cualquier adicción, es el exceso. No es malo llevar una dieta ecológica, lo peligroso es nuestra actitud hacia ella
Las personas que lo padecen son muy estrictas, de percepción vulnerable, controladoras y exigentes consigo mismas y con los demás. Los grupos más vulnerables son las mujeres, sobre todo adolescentes y deportistas.
Tips para comer sano sin obsesionarse
Comer bien, de una forma saludable y ecológica, no es sinónimo de no disfrutar la comida. Por compartimos los siguientes consejos para poder llevar una dieta sana sin obsesionarse:
- Consumir productos orgánicos y ecológicos ya que además de tener más valores nutricionales y de cultivarse de forma natural, no emplean productos químicos, pesticidas o fertilizantes.
- La práctica moderada de ejercicio y el aire libre liberan hormonas que nos alivian física y mentalmente.
- El estado de ánimo influye en nuestra conducta y en nuestras obsesiones, por lo que son recomendables alimentos que generan endorfinas, la hormona de la felicidad: la palta, las almendras y las semillas de sésamo son algunas de ellas.
- Es muy importante mantener una actitud positiva frente a la comida, conocer qué necesita nuestro cuerpo y ser respetuosos con él; para ello, podemos consumir proteínas vegetales procedentes de frutos secos, verduras, hortalizas, frutas de temporada y grasas saludables.
- Las vitaminas B6 y B12, el hierro o el magnesio, estimulan los neurotransmisores como la dopamina, relacionada con la capacidad de mantenerse activo y animado.
- Los hidratos de carbono complejos, como las legumbres y los cereales integrales, aportan energía de forma gradual manteniéndonos activos durante mucho tiempo y haciendo trabajar nuestro cerebro sin complicaciones.
- Evitar el estrés, la ansiedad y la depresión física y mental puede estar relacionado a consumir bollería refinada, dulces, refrescos o azúcar blanco, que liberan energía muy rápidamente dejando el organismo sin reservas, además de los residuos grasos que contienen.