Ocho de cada 10 mujeres llegan a una consulta de mastología porque tienen fuertes dolores o detectaron un bulto en la mama. La atención temprana es clave para identificar qué casos están vinculados a cuadros de riesgo e iniciar una terapia adecuada. Sin embargo, un tercio de la población aún no tiene un acceso libre y directo a la salud.
Las patologías mamarias
Un dolor persistente, un cambio inusual de forma o temperatura, la aparición repentina de un bulto son señales de alerta de una posible patología mamaria. Pueden ser detectadas por las pacientes o aparecer en los controles de rutina, lo que deriva en un diagnóstico y su posterior tratamiento. Sin embargo, por distintos factores, este camino no siempre se cumple. Y los resultados son negativos.
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“Todas las personas deben tener acceso a la salud ya que es un derecho y, como tal, no deberían existir barreras que impidan llegar al diagnóstico, tratamiento y rehabilitación del paciente afectado. Sin embargo, en nuestro país tenemos un tercio de la población sin un acceso libre, directo y en tiempo”, advierte el doctor Luciano Cassab (MN 79867), presidente de la Sociedad Argentina de Mastología (SAM) y jefe de la sección Mastología del Hospital Prof. Dr. César Milstein. Los factores que inciden, explica, son las dificultades geográficas, la desinformación y las deficiencias en la cobertura.
El experto sostiene que en pleno siglo XXI la posibilidad de disponer de estos servicios con celeridad, calidad, equidad y efectividad “aún sigue siendo un desafío en políticas sanitarias” de la Argentina y afirma que los sectores más vulnerables “son los que tienen mayor riesgo de morbimortalidad”.
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En ese sentido, el doctor Gustavo Hauszpigiel (MN 77727) hace foco en el efecto que las deficiencias en la atención tienen sobre las tasas de mortalidad. “La detección temprana es fundamental para la curación del cáncer de mama. La falta de acceso a la atención sanitaria retrasa el diagnóstico y el tratamiento, lo que tendrá un impacto negativo en la salud y la calidad de vida de las pacientes.
Por ejemplo, la tasa de supervivencia a 5 años de las pacientes con axila negativa es del 99% (cuando el tumor no se expandió), mientras que cuando los ganglios axilares están comprometidos esa proporción cae al 86%”, detalla el experto que es miembro de la SAM y trabaja en el Hospital José María Penna.
Existen 3 pautas para hacerle frente a las patologías mamarias: difundir los factores de riesgo y los síntomas, concientizar a las pacientes en la importancia de cumplir los controles de rutina y garantizar que todas dispongan de una atención médica de calidad.
Patologías mamarias: síntomas frecuentes
Según datos de la SAM, ocho de cada 10 mujeres sintomáticas llegan al consultorio de mastología por dos motivos. “La consulta más frecuente es por dolor mamario. Muchas veces es propio de la mama en pacientes en edad fértil, por cambios fisiológicos; y otras son referidos a la mama de estructuras vecinas, cómo ser los músculos, nervios, huesos y cartílagos. Otra consulta frecuente es por la aparición de un bulto (nódulo), que pueden ser de contenido quístico o sólido”, detalla el doctor Cassab.
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El otro 20% de los casos está vinculado a derrames por pezón, en sus diferentes formas, cambios de temperatura y rubor y las asimetrías o retracciones de la piel. Estos porcentajes, explica el experto, pueden variar en función del grupo etario y el nivel de información que tenga la paciente.
Ahora bien: todas estas situaciones demandan la mirada de un especialista para diagnosticar o descartar que se trate de una patología más compleja. Pero, ¿ante qué síntomas hay que efectuar una consulta inmediata? Cassab especifica que aquellos que pueden derivar en un mayor riesgo son la “aparición repentina de un bulto en la mama, la desviación del pezón hacia un lado y las retracciones o derrames sanguinolentos por el pezón. También la presencia de ganglios axilares sin una causa que lo justifique, como por ejemplo la vacunación reciente”.
Cáncer de mama en Argentina
Según el Programa Nacional de Control de Cáncer de Mama, esta patología oncológica es la primera causa de muerte por tumores en mujeres en la Argentina. “Anualmente causa 6.100 muertes y se estima que se producirán más de 22.000 nuevos casos por año, lo cual representa el 32% de la incidencia total de cáncer en la mujer”, explica el doctor Hauszpigiel.
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La enfermedad se genera cuando las células de las mamas se empiezan a multiplicar en forma anormal. Puede afectar a cualquier mujer y las probabilidades crecen con la edad, en especial desde los 50 años.
¿Cuáles son los factores que están vinculados a su desarrollo? El doctor Carlos Martín Loza (MN 86925), miembro de la Sociedad Argentina de Mastología y subdirector del Centro Mamario del Instituto Alexander Fleming, explica que además de la edad pueden incidir “los antecedentes personales de lesiones preneoplásicas y cáncer de mama, factores genéticos como portación de mutación de BRCA 1 y 2, la exposición a radiación torácica a edad temprana y el tiempo prolongado de terapia de reemplazo hormonal en menopausia”.
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A su vez, destaca que hay factores socioambientales o de rutina que tienen incidencia en el desarrollo del cáncer mama –ya que están relacionados con que el tejido adiposo periférico produce estrógenos y eleva el riesgo- y que se podrían modificar a partir de una serie de pautas de prevención:
- Realizar una dieta saludable baja en grasas, como por ejemplo la dieta mediterránea.
- Evitar en consumo excesivo de alcohol.
- Realizar actividad física rutinariamente. Evitar el sedentarismo.
- Mantener un peso adecuado, evitando así el sobrepeso y la obesidad.
Como cierre de las pautas de prevención, el doctor Cassab vuelve sobre un concepto que resulta necesario reiterar una y otra vez. “La consulta con el mastólogo es primordial y necesaria. Además del conocimiento de sus antecedentes y examen físico, acudirá a métodos complementarios que permitan la detección de enfermedades en sus estadios iniciales, antes de ser palpables”, afirma.
Importancia de promover y cumplir los controles
“Los países desarrollados disminuyeron la mortalidad por cáncer de mama mediante la implementación de programas de tamizaje poblacional con mamografía, logrando una reducción anual del 2% al 4%. Según la OPS, si consiguiéramos reducir la mortalidad anual en un 2.5% hasta 2040, se evitarían 2.5 millones de muertes por cáncer de mama.
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Además, la detección en estadios tempranos de la enfermedad permite obtener las mismas tasas de curación con tratamientos, tanto locales como sistémicos, menos agresivos. Estos programas de tamizaje no esperan a que las mujeres decidan concurrir al control espontáneamente, sino que definen un grupo de población al que periódicamente y en forma activa invitan a realizar la mamografía”, ejemplifica el doctor Hauszpigiel.
El principal método de detección precoz del cáncer de mama es la mamografía. Existe una disparidad de criterios de cuándo comenzar a realizarla, ya que su sensibilidad y especificidad varían con la edad y la estructura mamaria. “Desde la Sociedad Argentina de Mastología aconsejamos realizar la primera mamografía a los 40 años con la excepción de quienes cuenten con antecedentes familiares de primer grado (madre, hermana o hija), que deberían adelantarse 10 años antes del pariente afectado”, explica Cassab.
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Las mamas densas tienen menor sensibilidad que las más adiposas, por lo tanto a las pacientes con esta condición se les recomienda complementar los estudios con una ecografía. “A edades jóvenes, menores de 40 años, es uno de los métodos de elección en pacientes asintomáticas. La ecografía mamaria no solo permite evidenciar nódulos que quizás en una mamografía podrían pasar desapercibidos, sino también nos da información sobre sus características, contornos, contenido, densidad, vascularización y sombras que pueden orientar a un cierto grado de sospecha.
En pacientes de alto riesgo genético o familiar o mamas extremadamente densas, la resonancia magnética nuclear ayuda a detectar lesiones que con los métodos anteriores, pasarán inadvertidas”, agrega el experto.
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“Una vez examinado y evaluado a través de un método complementario se determinará su grado de sospecha y la necesidad de conocer su histología. Para ello existen punciones con aguja fina, gruesa o biopsias de acuerdo al signo que presente. De ser un proceso benigno, se tranquilizará a la paciente y se aconsejarán los tratamientos adecuados.
De confirmarse la malignidad, cada paciente recibirá un tratamiento específico para su condición, que no siempre es igual al de otra, ya que se adaptará el abordaje terapéutico a sus circunstancias de acuerdo al tiempo de aparición, características clínicas, histológicas y biología molecular”, concluye Cassab.
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