La discusión sobre el uso medicinal de la marihuana trepa posiciones en la agenda. En las últimas semanas, una provincia incorporó el aceite de marihuana a su sistema público (Chubut) y otras dos siguen sus pasos (Santa Fe y Córdoba). Y hasta el mismo presidente de la Nación, Mauricio Macri opinó del tema, dejando en claro que no está cerrada la discusión, sino todo lo contrario.
Ahora, una resolución de la ANMAT fija la posición del Estado al publicar una ficha técnica sobre el uso de cannabinoides en el Trastorno del Espectro Autista, asegurando que “los estudios disponibles no aportan la evidencia suficiente que justifique el uso de los cannabinoides en el tratamiento del TEA”.
El documento señala que el uso del cannabis lleva asociado el riesgo de desarrollo de patologías psiquiátricas, como consecuencia de uso prolongado en el tiempo. Puntualmente, el informe se centra en la aplicación de cannabinoides en TEA, desalentando su uso al afirmar que no se dispone de resultados de estudios científicos que avalen su indicación en los Trastornos del Espectro Autista.
El autismo es un grupo de trastornos del desarrollo cerebral, a los cuales colectivamente se los denomina Trastornos del espectro autista (TEA). El término "espectro" se refiere a la amplia gama de síntomas, habilidades y niveles de deterioro o discapacidad que pueden tener los niños con el TEA. Algunos niños padecen un deterioro leve, mientras que otros están gravemente discapacitados.
Dentro de las herramientas terapéuticas existentes se encuentra el tratamiento psicoeducativo y psicológico, además de diversos grupos farmacológicos (antipsicóticos, estimulantes, naltrexona, melatonina entre otros). Sin embargo, hasta la fecha no existe un tratamiento curativo, lo cual ha creado un gran interés en avanzar en diversas intervenciones como el uso de cannabinoides.
La planta Cannabis sativa, a menudo también llamada cáñamo o marihuana, ha sido utilizada por sus propiedades medicinales durante milenios, dándose a entender que sería beneficiosa para el tratamiento de una amplia gama de dolencias médicas.
En la actualidad, se han aislado e identificado cerca de 400 compuestos naturales provenientes de esta planta. Entre ellos, unos 60 compuestos presentan una estructura química de tipo cannabinoide, los cuales son farmacológicamente activos y se los denomina fitocannabinoides.
Los dos principales fitocannabinoides son: el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC)- el principal constituyente psicoactivo de la planta de marihuana- y el cannabidiol (CBD)– el cual carece de propiedades psicoactivas y de creciente interés con respecto a su potencial terapéutico.
El estudio de la ANMAT se basó en una búsqueda bibliográfica que arrojó un resultado de 61 estudios, de los cuales fue seleccionado uno que cumple el objetivo del estudio: analizar la eficacia y seguridad de los cannabinoides en TEA. En su reseña del estudio seleccionado, ANMAT describe que se trata de una revisión narrativa en la cual se describen los estudios disponibles con respecto al uso de marihuana en pacientes pediátricos con trastornos del desarrollo y la conducta.
En sus conclusiones, el organismo señala que los estudios disponibles no aportan la evidencia suficiente que justifique el uso de los cannabinoides en el tratamiento del TEA y no recomiendan su uso.