Con el surgimiento de una corriente de pensamiento crítica de las vacunas, que argumentaba que éstas contienen sustancias perjudiciales para la salud se comenzó a formar un grupo de personas que prefieren pasar por alto los procesos de inmunización. Con un débil sustento científico, el país con la situación más crítica es Estados Unidos.
Los padres reacios a vacunar a sus hijos generalmente retrasan la colocación de las vacunas de rutina o buscan excepciones que les permitan legalmente evitar los mandatos del calendario obligatorio de vacunación del estado.
Los recientes brotes de enfermedades prevenibles mediante vacunación en los Estados Unidos han llamado la atención sobre este fenómeno. “Es necesario mejorar la comprensión de la relación entre el rechazo a la vacunación y la epidemiología de estas enfermedades” explica un trabajo publicado en la revista médica JAMA, que ha revisado todos los estudios realizados sobre los distintos brotes que han sufrido en EE UU desde que sarampión y tosferina parecían bajo control gracias a las campañas de vacunación.
"El fenómeno de rechazo a las vacunas se asocia con un mayor riesgo de contraer sarampión entre las personas que rechazan las vacunas y también entre individuos totalmente vacunados" comentan en su investigación los especialistas quienes aclaran que en la mayoría de los casos, padres y madres antivacunas tuvieron buena parte de responsabilidad en los contagios toda la población.
"En esta revisión", defienden los autores pertenecientes a la Universidad Emory, "los individuos no vacunados y poco vacunados componen una proporción considerable de los casos de sarampión y algunos brotes de tosferina".
La revisión de publicaciones para llevar a delante este trabajo consistió en identificar 18 estudios publicados sobre el sarampión (9 resúmenes anuales y 9 informes de brotes), que describen 1416 casos de esta enfermedad (rango de edad individual, 2 semanas-84 años, 178 casos de menos de 12 meses) y más de la mitad (56,8%) tenían antecedentes de vacunación contra el sarampión.
De los 970 casos de sarampión con fecha detallada de vacunación, 574 casos no estaban vacunados y 405 (70,6%) de ellos tenían exenciones no médicas (por ejemplo, exenciones por razones religiosas o filosóficas, en contraposición a las contraindicaciones médicas; 41,8% del total).
El debate sobre la importancia de las vacunas y la inmunización ha sobrepasado en los últimos años los límites de la ciencia y se ha convertido en un tema político, legal y hasta filosófico. En países como Argentina o España, si bien el movimiento anti-vacunas está en crecimiento, aún no alcanzó todavía las extraordinarias dimensiones del de Estados Unidos.
De hecho en el verano pasado, EE UU sufrió la primera muerte por sarampión en más de una década: una mujer con el sistema inmune muy debilitado por el tratamiento contra otra enfermedad que se contagió con el virus y acabó falleciendo.
En Estados Unidos la vacunación es obligatoria, con excepción de casos en los que los progenitores reclamen al Estado una excepción por motivos ideológicos o religiosos y las dificultades para obtener este permiso varían entre los estados. En California, epicentro del movimiento anti-vacunas, ha endurecido su legislación al respecto para evitar que se extienda el renacimiento de enfermedades infecciosas.