
La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina. Puede ser leve (unas gotas al toser o estornudar) o más severa, impidiendo controlar el flujo urinario. Aunque es más común en adultos mayores, puede afectar a hombres y mujeres de todas las edades.
Según datos de la Asociación Urológica Americana, más de 25 millones de personas en Estados Unidos experimentan algún tipo de incontinencia urinaria. En España, se estima que una de cada cuatro mujeres mayores de 35 años la padece en algún grado. Es un problema de salud con impacto físico, emocional y social, pero que se puede tratar y mejorar.

Causas frecuentes de la incontinencia urinaria
Las causas varían según la edad, el sexo y el historial médico, pero entre las más comunes están:
- Debilidad del suelo pélvico, especialmente tras el embarazo o la menopausia.
- Problemas prostáticos en hombres, como hiperplasia benigna o tras cirugía de próstata.
- Trastornos neurológicos, como Parkinson, esclerosis múltiple o lesiones medulares.
- Infecciones urinarias, que pueden causar pérdidas temporales.
- Obesidad, tabaquismo o ciertos medicamentos (diuréticos, sedantes).
- Trastornos hormonales o enfermedades como la diabetes tipo 2.
Tipos de incontinencia urinaria
Los tipos más comunes son la incontinencia de orina de esfuerzo, es decir, la pérdida de orina coincidente con un aumento de la presión abdominal desencadenada por la actividad física (toser, reír, correr, andar); y la incontinencia de orina de urgencia que es la pérdida involuntaria de orina precedida o asociada a un fuerte deseo de orinar. La asociación de ambas se denomina incontinencia de orina mixta.
Identificar el tipo es clave para elegir el tratamiento adecuado:
- Incontinencia de esfuerzo: Ocurre al toser, reír, estornudar o hacer ejercicio. Común en mujeres tras el parto.
- Incontinencia de urgencia (vejiga hiperactiva): Se caracteriza por una necesidad repentina y urgente de orinar, incluso sin tener la vejiga llena.
- Incontinencia mixta: Es una combinación de las dos anteriores.
- Incontinencia por rebosamiento: La vejiga no se vacía del todo, y se escapa orina con frecuencia. Suele aparecer en hombres con problemas prostáticos.
Tratamientos disponibles: del ejercicio a la cirugía
El tratamiento depende del tipo de incontinencia, la edad y la gravedad del caso. Las opciones incluyen:
- Ejercicios de Kegel: fortalecen el suelo pélvico y son efectivos tanto para hombres como para mujeres.
- Cambios en el estilo de vida: perder peso, evitar el alcohol o la cafeína, dejar de fumar.
- Fisioterapia especializada: muy utilizada en clínicas de España y EE.UU.
- Medicamentos: prescritos por urólogos o ginecólogos.
- Dispositivos médicos: como pesarios o estimuladores neuromusculares.
- Cirugía: en casos graves, se puede recurrir a procedimientos como el sling o la colocación de esfínteres artificiales.
¿Cuándo consultar a un especialista?
Si las pérdidas de orina afectan tu calidad de vida, interrumpen tu descanso o te generan ansiedad, es fundamental consultar con un profesional de la salud. En Estados Unidos puedes acudir a un urólogo o ginecólogo; en España, los servicios de urología de hospitales públicos también lo abordan.
Convivir con la incontinencia: consejos prácticos
- Usar protectores específicos para pérdidas de orina, que no son lo mismo que las toallas sanitarias.
- Llevar un diario miccional para detectar patrones.
- Evitar bebidas irritantes como café, alcohol o refrescos con gas.
- Planificar los horarios para ir al baño, sin esperar a sentir urgencia.
La incontinencia urinaria no debe vivirse en silencio. Existen muchas alternativas para mejorarla o superarla por completo. Informarse, consultar a un especialista y actuar a tiempo puede marcar una gran diferencia en tu bienestar diario.
El principal objetivo del tratamiento es mejorar la calidad de vida de las pacientes. Hay que encontrar uno apropiado acorde a cada mujer. Esa mejoría se produce solo con una disminución de la severidad de los síntomas. Para eso, es fundamental conocer el tipo de incontinencia que se padece para elegir el tratamiento adecuado. Existen abordajes farmacológicos y de reeducación de los hábitos miccionales como también tratamientos quirúrgicos.

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