La pasión que genera el fútbol es casi universal, aunque algunos países lo disfrutan y sufren más que otros. Muchas evidencias científicas han encontrado una increíble relación entre las enfermedades cardíacas y este tipo de disputas.
Circunstancias deportivas adversas se relacionan con un aumento de ataques cardíacos y, a la inversa, los resultados positivos, con una disminución
Ya un excelente relato literario de Roberto Fontanarrosa, llamado 19 de diciembre de 1971, cuenta de manera magistral cómo la pasión por el fútbol impacta en el corazón de los hinchas. La ficción relata el estado de tensión de una ciudad previo al enfrentamiento por la definición del campeonato entre los dos principales clubes locales: Rosario Central y Newell´s Old Boys. Un grupo de amigos hinchas de Rosario Central, preocupados por el resultado, deciden utilizar de cábala a un viejo hincha que jamás había visto perder al club cuando él concurría al estadio.
El problema era que el “viejo Casale” ya había tenido un infarto y los médicos le habían prohibido ir a la cancha. Cuando los hinchas lo invitan rechaza la invitación, pero ante esta negativa, el grupo de “canallas” decide secuestrarlo y llevarlo engañado al estadio. Tras el pitazo final del árbitro, Casale muere de un paro cardíaco por la gran emoción que le provoca la victoria 1-0 de Central ante el rival de siempre, un triunfo que además le dio el pase a la final del campeonato nacional.
Puedes ver: Los países más felices del mundo son malos en fútbol
Del relato literario a la evidencia científica
Esta extraordinaria descripción en lenguaje futbolero se puede homologar con una extensa bibliografía médica que demuestra el riesgo que corren quienes viven en una ciudad donde se disputan partidos de esta magnitud. La tensión que generan contribuye a que se internen más pacientes por problemas cardíacos e incrementa el riesgo de muerte súbita en aquellas personas que ya están enfermas del corazón.
En esta línea, la prestigiosa revista The New England Journal of Medicine publicó varios trabajos que certifican la relación entre emociones, infartos y fútbol. Entre ellos, es posible citar lo ocurrido durante el Mundial de Alemania 2006, ganado por la selección de Italia.
Durante el mes que duró el evento deportivo se estudió el vínculo entre el estrés emocional y la cantidad de problemas cardíacos que sufría la población y se comparó el número de personas que había tenido un infarto en el área de la ciudad de Múnich con los que habían ocurrido meses antes y meses después.
Puedes leer: El infarto avisa cuatro semanas antes: qué síntomas atender
Los resultados arrojados fueron increíbles: cuando jugaba Alemania, aumentaba tres veces la cantidad de pacientes que ingresaban infartados a los hospitales, cuatro veces más hombres y dos veces más mujeres, comparado con el período anterior. La mayoría de las personas comenzaba con síntomas dentro de las dos horas de haberse iniciado el partido. El estrés emocional no dependía de la derrota o la victoria del propio equipo sino de la intensa tensión y emoción que se experimentaba al ver un partido de características dramáticas.
Otra publicación en la revista inglesa BMJ mostró similares resultados: en el Mundial de 1998, cuando Inglaterra fue eliminada por la Argentina en definición por penales, se incrementaron en todo el Reino Unido un 25% las internaciones por infarto de miocardio los tres días posteriores al partido.
Igual de singular es el caso publicado por médicos uruguayos de una mujer de 39 años, cuyo único factor de riesgo era el tabaquismo. Miraba por TV Uruguay-Ghana durante el Mundial de 2010 y tras la definición por penales -con el célebre gol de Sebastián “Loco” Abreu que significó el triunfo de Uruguay- la joven comenzó con un dolor de pecho opresivo, intenso, con irradiación al brazo izquierdo y falta de aire.
Puedes leer: Fútbol y salud cardiovascular: el corazón puede pagar caro el estrés emocional de un partido
La atención precoz permitió hacerle una angiografía que mostró una obstrucción de una de las coronarias más importantes y la realización de una angioplastia. Los autores bautizaron el episodio “Síndrome Abreu”.
Todo lo contrario ocurrió en Francia cuando los galos conquistaron el Mundial en 1998. Se comparó el número de muertes por infarto entre el día de la final, disputada el 12 de julio, con las ocurridas cinco días antes y cinco después. La disminución de los casos fatales fue significativa durante el día del encuentro, vista a través de la TV por 23 millones de personas en todo el mundo y por el 40% de la población francesa.
No quedan dudas de que cuando vemos al equipo de fútbol de nuestros amores en la tribuna o sentados frente al televisor, las emociones juegan un partido importantísimo
Si bien no se conocen los mecanismos que pueden generar la disminución de la cantidad de infartos durante las horas del partido, podrían atribuirse al fervor y la euforia colectiva que se observa en el momento de la victoria, lo que disminuye el estrés y, por ende, las muertes por infarto.
El Dr. Jorge Tartaglione, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina, y el periodista deportivo Juanky Jurado analizan en este video cómo el fanatismo que genera el futbol impacta en el corazón de los hinchas.
Seguí leyendo: