El cuerpo humano está compuesto por órganos y tejidos, y cada tejido, a su vez, por miles de millones de células. Dentro de cada célula, en una zona central que se llama núcleo, se encuentran los genes constituidos por el ADN. Estos se encargan de las funciones específicas de cada célula, así como de comandar los procesos de división y/o muerte celular.
Un tema preocupa en los consultorios... ¿Existe el cáncer hereditario?
Por diversos factores, una célula normal puede alterar sus genes y producirse un cáncer o estos genes pueden tener una predisposición hereditaria a padecer determinados tipos de cánceres (hereditarios).
También podés leer: 10 maneras de bajar el riesgo de cáncer o reducir su mortalidad
Hoy se sabe que el cáncer es una enfermedad genética, y si bien la célula normal presenta sistemas de seguridad que reparan estos daños, la mutación persistente en un gen puede provocar alteraciones en otros genes y, como consecuencia de ello, generarse una incapacidad de controlar la división celular, produciéndose una multiplicación descontrolada e irreversible que se conoce como cáncer o tumor maligno.
Estos procesos pueden ocurrir en cualquier célula de cualquier órgano y en cualquier momento de la vida.
Las causas de estas alteraciones genéticas pueden ser agentes físicos (como las radiaciones ultravioletas del sol), agentes químicos (como los del humo del cigarrillo) o agentes infecciosos (como virus o bacterias).
¿Cómo se transmite? En otras ocasiones, estas alteraciones genéticas pueden ser transmitidas por los padres y estar presentes ya desde la concepción, conduciendo a una predisposición hereditaria para un determinado cáncer (por ejemplo, los genes BRCA1 y BRCA2, que generan una mayor susceptibilidad al cáncer de mama y de ovario; o el gen CDH1, que predispone al cáncer de estómago).
Leé más: Un tercio de los cáncer de mama obedecen a la alimentación y malos hábitos: cómo prevenir
Estas situaciones de cáncer hereditario representan solo del 5% al 10% de todos los cánceres, mientras que la gran mayoría de los tumores se desarrollan por alteraciones genéticas producidas durante la vida de un individuo.
Innovaciones tecnológicas
Una aplicación práctica del estudio genético del cáncer es la identificación de marcadores genéticos, que ha permitido el desarrollo de una ciencia conocida como "Farmacogenética", lo que predeciría qué pacientes van a responder a que tratamiento antitumoral, permitiendo administrar el fármaco adecuado al paciente adecuado.
Otro avance ha sido el desarrollo de pruebas genéticas para analizar grupos de genes tumorales que influyen el crecimiento de un cáncer y su respuesta al tratamiento. Como ejemplo tenemos la prueba Oncotype Dx, que utiliza muestras de tejido tumoral de mama para analizar la actividad de 21 genes diferentes que proporciona información específica sobre la probabilidad de que el cáncer de mama recurra o si los regímenes complementarios de quimioterapia utilizados luego de la cirugía pueden ser beneficiosos o no.
Puede interesarte: Miles de mujeres con cáncer de mama podrían evitar la quimioterapia
Esta prueba ha alcanzado ya una utilidad tal que la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) y la Red Nacional del Cáncer (NCCN) incluyen el análisis del Oncotipe Dx en sus pautas para el manejo del cáncer de mama temprano.
Fuente: Prof. Dr. Adolfo Marantz, especialista en Oncología Clínica, Jefe del Servicio de Oncología Clínica Hospital Fernández, Prof. en Oncología Universidad Favaloro, Facultad de Medicina y tesorero de la Fundación Argentina del Cáncer - FUNDAC (www.fundac.net)
También podés leer: Alertan por un cáncer de piel poco frecuente pero muy agresivo: cómo reconocerlo
Si te interesó la nota, podés leer más:
- Nuevos aires contra el cáncer de pulmón: una batalla que exige conciencia
- Inmunoterapia: la nueva esperanza para vencer al cáncer
- Qué significa el Birads que encontrás en tus estudios mamarios
- Microcalcificaciones mamarias: qué son y cuándo son riesgosas
- 12 síntomas que pueden indicar un cáncer incipiente
- Signos tempranos y exámenes periódicos, claves para bajar la mortalidad por cáncer de pulmón