El actor Joaquín Furriel, con conmovedora emoción, dio detalles estos días respecto a la ACV que sufrió hace poco más de un año, luego de un viaje en avión. Si bien su cuadro no dejó secuelas y fue asistido rápidamente por profesionales, pasó meses alejado, tranquilizando sus miedos, volviendo a recuperar su seguridad.
"Me había quebrado una vértebra dorsal y había estado dos meses contenido. Cuando me dieron el alta, me fui de vacaciones con mis amigos, mi hija y mi pareja en ese momento. Me tomé un avión en Londres a Buenos Aires, comí, ví una película (...), me quedé dormido y me desperté a la mañana, había dormido ocho horas de corrido sin tomar nada. Me desperté y sentí un cansancio enorme, estaba reventado. Cuando el que estaba sentado al lado me pregunta algo trato de responder y no puedo. Me dí cuenta de que tengo un problema para hablar", contó.
Joaquín contó que al principio negó el ACV, no se daba cuenta de que le estaba pasando algo grave. "Me veía raro, pero pensaba que era el cansancio. Me quería poner las zapatillas y tardaba 20 minutos, y no me daba cuenta. Perdí la noción del tiempo. Quise mover el teléfono con la mano izquierda y no lo podía hacer", relató. "No todos tenemos el mismo umbral de dolor ni la misma conciencia. El 50% de mi cuerpo que trabajaba estaba trabajando muy fuerte. Ahí mi pareja me dice que tenía la mitad del rostro quieto. Su determinación fue esencial. Me dijo que quería que me viera un médico. Me vieron en migraciones y me fui a Los Arcos".
Tras varios estudios, el neurólogo le dijo que no trabajara por tres meses. Tenía todo perfecto: corazón, cerebro, colesterol, presión. "El 60% de los que tienen ACV a nuestra edad son adictos a la cocaína, pensaron que era la falopa, y yo jamás probé drogas. Hago mucha actividad física, vivo muy intesamente, y nunca me interesó algo que me lleve aún más arriba", comentó.
El ACV puede prevenirse y tratarse. La clave está en conocer la sintomatología y buscar atención médica inmediatamente
Según coinciden los expertos en los últimos días, el testimonio de Joaquín Furriel ayuda a que la gente tome conciencia sobre esta enfermedad, ya que el ACV es la segunda causa de muerte en el mundo y la primera de discapacidad.
El ACV es una afección causada por la súbita pérdida de flujo sanguíneo cerebral (isquémico) o por el sangrado (hemorrágico) dentro de la cabeza. El primer tipo de ataque es el más frecuente y ocurre en el 80% de los casos. Su prevalencia es alta: 15 millones de personas padecen un ACV al año, y 6 millones no sobreviven,y entre el 15 y el 30% de los supervivientes quedan con discapacidad permanente. Por eso es clave reconocer los síntomas, porque para reducir los daños se necesita que la persona reciba atención en las primeras 4 horas desde el comienzo de los síntomas.
Otro dato interesante a tener en cuenta es que dos de cada tres víctimas mortales del ACV son mujeres. La incidencia es menor pero mueren más.
Nos asustan el cáncer y el infarto, pero los daños que puede sufrir nuestro cerebro no están en nuestra agenda de preocupaciones. Tomemos conciencia
Hasta los 75 años, afecta por igual a ambos géneros. Sin embargo, la mortalidad es mucho mayor en el femenino. ¿Las razones? El impacto del ataque es mayor en términos de secuelas, en las guardias demoran más su atención, acceden más tarde al tratamiento, la tasa de recurrencia es mayor y tienen más factores de riesgo.
El actor, al compartir la historia, ayuda a sensibilizar sobre el tema. Lo hizo en el marco de una película que llega a la pantalla estos días y que redobla la apuesta por la emoción y la salud. “El faro de las orcas” es la película que lo tiene como protagonista y que narra una historia real sobre un niño autista que se estrena esta semana. “No tengo una respuesta médica por lo que me pasó pero quedé emocionalmente muy vulnerable, muy sensible. Esta película es muy especial para mí".
