Demuestran que el control intensivo de la presión arterial es clave para la salud

Dos estudios apoyan esta medida para el cuidado de la salud a largo plazo y la calidad de vida.

Dos estudios muestran que reducir la presión arterial sistólica a un objetivo intensivo de 120 mmHg --muy por debajo de las directrices estándar de 140 mmHg-- disminuiría el riesgo de enfermedad cardiaca en pacientes de alto riesgo con hipertensión. La investigación, publicada en «The New England Journal of Medicine», indica que el control intensivo de la presión arterial es bien tolerado por los pacientes y es rentable en términos de calidad de vida relacionada con la salud y los costes financieros para el sistema de salud.

«El control intensivo de la presión arterial mejora los resultados de salud en los pacientes de alto riesgo, pero no está claro si el enfoque es rentable o si es bien tolerado por los pacientes en comparación con el control estándar», señala el codirector del primer estudio sobre costo-efectividad, Adam Bress, Pharm, profesor asistente de Ciencias de la Salud de la Población de la Universidad de Utah (EE.UU.). «En conjunto, estos resultados proporcionan una fuerte evidencia de que el control intensivo vale la pena considerar en los pacientes de alto riesgo», resume Bress.

En promedio, los pacientes que recibían terapia intensiva a menudo tomaban de tres a cuatro medicamentos antihipertensivos para alcanzar la meta de presión arterial baja, lo que aumentaba la preocupación de que los efectos secundarios como aturdimiento, mareos o fatiga pudieran dificultar el tratamiento.

Prevención

«En el tratamiento de una enfermedad crónica como la hipertensión, es importante no sólo prevenir la morbilidad y la mortalidad cardiovascular, como ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares, sino también garantizar que las personas bajo tratamiento continúan sintiéndose bien», dice el autor principal del segundo estudio, Dan Berlowitz.

Berlowitz señala que los resultados no significan necesariamente que todo el mundo con presión arterial alta debe dirigirse hacia una meta de menos de 120 mmHg. «Para que los pacientes tengan los futuros beneficios para la salud de un control intensivo de la presión arterial mientras mantienen su actual calidad de vida relacionada con la salud, los clínicos y los pacientes deben trabajar juntos para ajustar los medicamentos según sea necesario mientras vigilan los síntomas», dice Mark Supiano, coautor de ambos estudios en la Universidad de Utah.

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