El Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS) es un trastorno que deriva de la oclusión intermitente y repetitiva de la vía aérea superior durante el sueño. Esta oclusión se debe al colapso inspiratorio de las paredes de la faringe, lo que determina el cese completo (apnea) o parcial (hipopnea) del flujo aéreo.
Las apneas e hipopneas tienen una duración variable y producen microdespertares, empeorando la calidad del sueño del quien lo padece.
Su síntoma es la somnolencia diurna excesiva que aparece junto a la alteración del ánimo, y que produce un deterioro progresivo en la calidad de vida de los pacientes
Su prevalencia es considerable (4-6% de los varones y 2% de las mujeres). La obesidad y las anomalías estructurales del tracto respiratorio superior son los factores etiológicos fundamentales.
Desde un punto de vista clínico el SAOS se caracteriza por el sueño excesivo diurno, ronquidos y pausas de apnea referidas por el cónyuge, síntomas que están presentes simultáneamente en casi todos los enfermos.
A pesar de que el ronquido es el síntoma mas reconocido por las personas, es sabido que no todo individuo roncador padece un SAOS
El ronquido se observa en un 10 a 30% de las mujeres y hasta en un 50 a 60% de los hombres adultos, pero sólo en un 5 a 15 % de los casos se debe a un SAOS. En el resto de las ocasiones se trata de una ronquido benigno.
La progresión de una roncopatía simple a un SAOS, como forma natural de evolución, no está demostrada y es motivo de controversia.
Esta patología está subdiagnosticada, por lo que es necesario mejorar su conocimiento para aumentar la pesquisa para su adecuado tratamiento.
El SAOS es un problema de Salud Pública de gran trascendencia. Por un lado, su manifestación clínica principal, la hipersomnia diurna, tiene un importante impacto familiar, laboral y social (deterioro de las relaciones personales, ausentismo laboral, accidentes de tráfico, etc.).
El diagnóstico definitivo debe llevarse a cabo mediante una polisomnografía (estudio del sueño) y el enfoque terapéutico debe ser individualizado y puede abarcar desde la realización de una dieta, hasta respiradores nocturnos.