En los tiempos que corren, recurrir a la sabiduría de nuestros antepasados podría servirnos de ayuda. Los antiguos estoicos escribieron extensamente sobre cómo enfrentarse a la muerte, al dolor, a la enfermedad, al exilio y a otras adversidades.
Lucio Anneo Séneca (4-66 d.C.)
El estoico romano Séneca fue un filósofo y asesor del emperador Nerón, así como autor de muchas cartas y diálogos sobre temas tan diversos como la naturaleza o virtudes como la constancia y la clemencia. Cuando fue desterrado por el emperador romano Claudio en el año 41 d.C., destino que compartió con varios estoicos durante ese periodo, escribió un consolatio a su madre para ayudarla a lidiar ante su ausencia.
Los acontecimientos no son lo que hace sufrir a la gente, sino la forma en la que reaccionamos ante dichos eventos
Nuestras ideas son una forma de interpretar nuestras experiencias y, si a través de la reflexión, la meditación y el razonamiento podemos cambiar la forma en la que percibimos las cosas, la forma en la que experimentamos el mundo también cambiará.
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Incluso los más afortunados necesitan aprender a responder ante las adversidades. Es por eso que a continuación te presentamos seis consejos del filósofo Séneca para todos los que estamos a travesando al situación del confinamiento y aislamiento.
Centrarse en aquello posible de cambiar
Lamentarse sobre lo que no podemos cambiar es comprensible, pero no es una actitud eficaz. No podemos cambiar que exista el coronavirus, pero sí que podemos cambiar la forma en la que reaccionamos ante la pandemia.
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Podemos quedarnos en casa, utilizar mascarillas cuando salimos a la calle, practicar el distanciamiento social y recordar que estos inconvenientes personales existen para proteger a los demás, así como a nosotros mismos, y que podemos aprovechar la situación para mejorar nuestra solidaridad y compañerismo hacia los demás.
Asegurarnos de lo que realmente pasa
Una forma de suavizar nuestra ira es limitar nuestras preocupaciones a aquellas de las que estamos seguros. Si alguien nos cuenta algo negativo sobre otra persona, deberíamos comprobar si es cierto antes de juzgar según tus emociones.
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De la misma manera, si leemos algo en Internet que remite a una conspiración, antes de aceptar que sea cierto, hay que preguntarnos si es algo que sabemos con certeza. Si la respuesta es "no", no hay que sacar conclusiones precipitadas.
Abrir nuestra mente
Los estoicos se dieron cuenta de que hacemos que nuestros problemas sean más difíciles cuando creemos que se trata de una situación excepcional. Por lo tanto, es importante contextualizar las cosas para recordar que otras generaciones pasadas han sufrido guerras durante décadas y plagas peores de las que estamos viviendo.
Como escribe Séneca, no se trata de ver que la gente sufre con frecuencia adversidades, sino de hacerte saber que han existido muchas personas que han aliviado sus desgracias gracias a su perseverancia. Las cosas podrían ser peor y hay otras personas que, cada día, se enfrentan a adversidades mucho peores que las nuestras.
Elegir un modelo a seguir
Recordar que aquellas personas a las que más admiramos también tienen momentos difíciles. Es su voluntad para salir adelante ante las circunstancias adversas lo que hace que nos sirvan de inspiración.
Es natural que sintamos más admiración hacia aquellos que muestran templanza ante la adversidad
Hay que pensar en aquellas personas a las que admiramos, ya sean deportistas, filósofos, científicos, filántropos, etc. y preguntarnos cómo habrían reaccionado en nuestra situación.
Prepararnos para lo peor, esperar lo mejor y esforzarnos para conseguirlo
Los estoicos como Séneca sabían que nuestra congoja y nuestras emociones negativas nos afectan, más cuando ocurre algo para lo que no estábamos preparados. Por eso nos aconsejan que nos imaginemos por adelantado cómo responderíamos ante las peores situaciones posibles. Por ejemplo, cuando nos informan que vamos a estar confinados una larga temporada.
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Hombre prevenido vale por dos. La otra cara de la moneda es que cuando lo peor finalmente no sucede, podemos reconfortarnos ante el hecho de que, en comparación, las cosas van relativamente bien.
Disfrutar de lo que (todavía) podemos controlar
Recordar que, aunque ahora mismo haya muchas cosas que no podamos hacer, siguen habiendo otras. No todos podemos ser Séneca, pero estar encerrados en casa no nos quita de amar, leer, estudiar, reírnos, escuchar música, ver televisión de calidad, tener buenas conversaciones, tener paciencia con los niños, etc.
Las cosas buenas de la prosperidad deben desearse, pero las cosas buenas de la adversidad deben admirarse
A nadie le gusta la adversidad, pero la filosofía de los estoicos nos puede ayudar a superarla.
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