Reunidos en Lisboa en un encuentro organizado por la Fundación para la Investigación Nutricional (FIN) con la colaboración de la Universidad Lusófona de Lisboa, un grupo de 67 expertos han analizado el papel de estos edulcorantes en la alimentación, su seguridad, las medidas regulatorias y los aspectos nutricionales y dietéticos de su uso en alimentos y bebidas.
El objetivo era, según informan los organizadores en una nota, dar una respuesta al interés por revisar y diseminar los aspectos relativos a la seguridad y beneficios de los edulcorantes bajos en o sin calorías como sustitutos del azúcar.
Según la misma Fundación explica, ellos pretenden contribuir a la reducción del consumo de azúcares añadidos a partir de alimentos y bebidas, en el contexto de la prevención y el tratamiento de la obesidad y enfermedades relacionadas con ella.
Los edulcorantes bajos o sin calorías se usan en multitud de productos del sector de la alimentación y las bebidas, como los postres helados, batidos, bebidas vegetales, néctares y bebidas a base de zumo, yogures, refrescos, galletas, chicles, golosinas, e incluso en productos farmacéuticos.
El presidente de la FIN, el profesor Lluís Serra-Majem, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública, director del Instituto de Investigaciones Biomédicas y Sanitarias de la Universidad de Las Palmas, es uno de los directores de la reunión e impulsor del consenso.
“Los edulcorantes son utilizados de forma segura por los consumidores de todo el mundo desde hace más de un siglo; constituyen un elemento de indudable interés y actualidad no exento, sin embargo, de cierto desconocimiento por algunos sectores de la población y del ámbito académico”, ha manifestado.
El codirector del encuentro, el nutricionista del hospital Pediátrico de Coimbra, Sérgio Cunha Velho de Sousa, ha subrayado: “Los edulcorantes bajos o sin calorías ofrecen a las personas con diabetes alternativas para disfrutar del sabor dulce sin aumentar la glucosa en sangre”.
La mayoría de los estudios que investigan la función de estos edulcorantes -ha añadido este nutricionista- “han demostrado que sustituir alimentos y bebidas por versiones con menor aporte, e incluso sin aporte de calorías, puede llevar a reducir la ingesta global de energía y jugar un papel significativo en el control del peso”.
France Bellisle, investigadora senior de la Unidad de Epidemiología Nutricional de la Universidad de París 13, ha recordado que estos edulcorantes “se utilizan para mantener el sabor dulce de los alimentos y bebidas sin añadir la carga de energía de los azúcares”.
La obtención de la autorización de un nuevo edulcorante bajo en o sin calorías es un proceso largo y científicamente muy riguroso -informa la nota de la FIN-, que añade: “Los solicitantes solo pueden pedir la aprobación de un edulcorante bajo en o sin calorías después de haber sido sometido a estrictas pruebas y haber proporcionado evidencias sobre seguridad y utilidad del producto”.