Todos hemos pasado la noche en vela, mirando al techo, obsesionándonos por la hora. Seguramente más de una vez. Pero un par de noches sin dormir no es lo mismo que sufrir insomnio, una frustrante y persistente inhabilidad para dormir.
Un nuevo estudio del Behaviour Research and Therapy Journal descubrió un nuevo problema al que denominó “identidad de insomnio”. Esta patología consiste en creer que se sufre de insomnio cuando en realidad no es así y puede ser peor que padecerlo realmente.
Cualquiera puede ser víctima de este trastorno de sueño, incluso aquellos que duermen objetivamente bien. El autor del estudio, Kenneth Lichstein, reveló que la incapacidad diurna -ese sentimiento de mareo y agotamiento que tenemos cuando pasamos la noche en vela- se podía predecir mejor si la persona se consideraba insomniaca que si de verdad había tenido una mala noche.
Parecería lógico que las personas tuvieran un conocimiento certero sobre sus propios hábitos de sueño
¿Por qué pasa esto? Parecería lógico que las personas tuvieran un conocimiento certero sobre sus propios hábitos de sueño. Cada uno sabe como se siente cuando se levanta por la mañana (o por la tarde, acá no estamos juzgando a nadie). Si te está costando entender un poco más la clase que otros días o tuviste que subir al departamento tres veces porque seguías olvidandote algo, podrías conectarlo con el hecho de haber dormido mal. Y seguramente vas a pasarte el día quejándote al respecto. En cambio, si te levantás fresco como una lechuga, vas a estar convencido de haber dormido como un bebe.
Sin embargo, el estudio demostró que la mayoría de nosotros somos durmientes desacoplados. Esto quiere decir que nuestro juicio acerca de cómo dormimos no tiene nada que ver con como efectivamente dormimos. Personas que habían dormido bien se quejaban de la falta de sueño y personas que no habían “pegado un ojo” decían estar completamente revitalizados.
Pero nuestro juicio acerca de cómo dormimos no tiene nada que ver con como efectivamente dormimos
Pero lo más importante es que quienes pensaban que sufrían de insomnio -las personas que dormían bien pero habían adoptado la identidad de insomnio- tenían más incapacidad diurna que aquellos que no se consideraban insomniacos y sufrían consecuencias físicas reales a causa de su falsa creencia.
Según el estudio, tener identidad de insomnio puede provocar un daño real en las personas, incluyendo una disminución en la autoestima, depresión, ideas suicidas, ansiedad, hipertensión y fatiga crónica.
La identidad de insomnio puede estar relacionada con las altas expectativas que algunas personas tienen sobre lo que debería ser una buena noche de sueño. Quizá exageran síntomas menores y los enmarcan como problemas graves. Por ejemplo, luego de varias noches de sueño, tener una mala noche puede ser un síntoma de trastorno de sueño y no es así.
Para estas personas el sueño genera una enorme ansiedad que luego hace que dormir se convierta en algo cada vez más complicado para ellos. Lo mejor para estos casos es tratar la mente en lugar del cuerpo. Practicar la técnica del mindfulness puede ayudar, meditar acerca de lo que consideran hábitos de sueño normales y cuestionar los motivos por los cuales creen que sufren de insomnio. Estas prácticas pueden ayudarlos a tomar el control de su sueño otra vez y empezar a dormir mejor.