Cuando tenemos un diagnóstico de cáncer o lo recibe algún ser querido son tantas las dudas y tan fuerte el impacto las primeras semanas y durante el tratamiento que no sabemos cómo manejar el tema con nuestros afectos. Es una enfermedad que genera miedo, pero es importante poder hablar y poder transitar el problema sabiendo que las cosas han cambiado, que muchos tumores se curan y que el sostén afectivo y vincular será clave en las chances de curación.
Relación médico-paciente
La paciente diagnosticada con cáncer se ve de repente inmersa en un mundo que no conoce y lleno de incertidumbre. El médico es el referente indicado para brindarle, además de los cuidados profesionales, apoyo, orientación e información.
Algunas recomendaciones pueden facilitar la comunicación con el equipo tratante como: buscar el momento adecuado para formular las preguntas al médico, organizar la información en un listado de dudas y repreguntar si es necesario.
También es importante vencer la inhibición de expresar preocupaciones e inseguridades, manifestar de manera clara y directa las necesidades y preferencias y definir, previo a la consulta, qué información acerca del proceso se quiere obtener y hasta dónde profundizar, considerando que en este trayecto es relevante que la paciente comprenda y coopere con el tratamiento acordado con el médico.
Relación con la familia
El cáncer es un problema que afecta a todo el grupo familiar, aunque cada uno de los miembros lo afrontará de manera diferente. La comunicación de los miembros entre sí proporciona una sensación de unión y seguridad que ayudará a superar los momentos más duros del proceso.
Es importante que la paciente se comunique con sus familiares acerca de la enfermedad, los tratamientos y los pasos a seguir de manera clara y directa ya que, tarde o temprano, se enterarán de lo que sucede. Es recomendable que el diálogo y la comunicación sean fluidos y constantes. Cada familiar tiene que atravesar una barrera inicial que dificulta una comunicación adecuada y que puede conducir, en algunos casos, al silencio.
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Es importante que el tono de la comunicación entre los familiares sea positivo y que el tema de la enfermedad se aborde con una visión esperanzadora, ajustada a la realidad. También lo es: permitir la expresión de los sentimientos, responder a las preguntas que puedan surgir y demostrar respeto por las opiniones.
Las familias que presentan una comunicación inadecuada pueden verse altamente beneficiadas por una atención profesional especializada que ayude, dentro de un contexto posible, a superar los obstáculos existentes.
Relación con los amigos
Los amigos pueden ser un gran sostén y desahogo para la paciente oncológica, aunque la decisión de compartir la información acerca de su enfermedad con ellos, únicamente, puede ser tomada por la propia paciente.
A veces es posible encontrar respaldo y buena disposición de ayuda en amigos, pero también puede ocurrir que ellos estén preocupados o angustiados y no sean capaces de mostrar todo su apoyo. Habría que tener en cuenta que para ellos también es una situación complicada y muchas veces no saben cómo actuar.
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