A la hora de sufrir uno de estos ataques, lo más lógico sería pensar que no tiene síntomas y que tan solo se limita a hacer que la persona deje de respirar de un momento al otro. Pero existen síntomas que se perciben a la hora de enfrentarse a una muerte súbita, quiénes son más propensos a padecerla y más.
Qué es la muerte súbita
La muerte súbita consiste en una forma de muerte natural en el cual la persona fallece a pocos minutos de haber presentado sus síntomas. Este tipo de muertes es de las que principalmente se da en los países del occidente, en donde todo aquel que esté por tener una muerte súbita muere en menos de una hora.
Las personas más propensas a sufrir una muerte de estas características son aquellas que se encuentran en la mediana edad, es decir alrededor de los 55 años. También se dice que es más común en hombres que en mujeres, sobre todo si son personas que fuman, gente con sobrepeso o que tengan el colesterol alto.
Síntomas de la muerte súbita
Lo que más se destaca a la hora de estar presenciando una muerte súbita es la pérdida completa del conocimiento. Esto hace que la persona afectada no pueda responder u actuar ante ningún tipo de estímulo.
Por ejemplo, el paciente puede encontrarse con los ojos cerrados o abiertos y al poco tiempo percibir que ya no puede respirar. Además, el tono de la piel deja de tener ese color rosado y pasa a verse más azul y violeta.
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Causas de la muerte súbita
Entre las causas más frecuentes de la muerte súbita encontramos las causas de origen cardíaco, capaces de superar hasta el 80% de todas las muertes súbitas. La más frecuente es la cardiopatía isquémica, la enfermedad de las arterias coronarias.
Cuando las arterias coronarias tienen obstrucciones que conducen a una disminución de riego sanguíneo en el músculo cardíaco, o bien cuando ya se ha producido una oclusión total que ha producido un infarto, los pacientes tienen un riesgo aumentado de padecer una muerte súbita cardiaca.
Por otro lado, el desencadenante último de una muerte cardiaca es una arritmia que provoca que el corazón no funcione correctamente. Esto quiere decir que no presenta una actividad mecánica efectiva y que por ende no pueda bombear su sangre para oxigenar los tejidos.
Prevenir la muerte súbita
Si bien es bastante complejo poder prevenir esta causa de muerte, existen algunas estrategias que han demostrado ser efectivas para determinados grupos de personas. Por ejemplo, para las personas que han padecido un infarto miocardio que les ha dejado una gran cicatriz, las probabilidades de tener una muerte súbita son bastantes altas.
Para poder prevenirla, se debe implantar un desfibrilador automático, el cual identificará una arritmia maligna en el paciente y le dará una descarga. Esto hará que recupere el ritmo normal de su corazón, eliminado la posibilidad de sufrir una muerte súbita.
Pero para las personas que tienen enfermedades coronarias leves o para la población general, este tipo de procedimientos no se les puede aplicar, porque no serían capaces de afrontar el coste y el rendimiento terapéutico sería muy bajo.
Es por eso que para este tipo de grupo lo que hay que hacer es mantener una rutina que promueve a la buena salud. Esto significa realizarse controles de riesgos cardiovasculares, hacer screening de enfermedades que contraindiquen la actividad deportiva competitiva, realizar ejercicio físico regular, entre otros.
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