Las semillas de calabaza solemos desecharlas porque pensamos que no nos brindan beneficios para la salud, pero lo cierto es que contienen un alto contenido de proteínas y minerales. Sus principios medicinales se remiten a los pueblos originarios que vivían en América del Norte. La calabaza era un alimento muy valorado por los nativos ya que brindaba muchas propiedades nutritivas y curativas.
Diversas semillas como las de chía o girasol se pusieron muy de moda en los últimos años en muchas partes del mundo gracias al gran valor nutricional que aportan para la salud. También cuentan con infinidad de bondades y es por eso que cada vez son más las personas que las consumen de diferentes formas: tanto crudas como snacks y preparadas en diferentes comidas.
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Beneficios de la semilla de calabaza
Aportan infinidad de beneficios para nuestra salud entre los que se encuentran:
- Las semillas de calabaza contienen ácidos grasos, omega 3 y omega 6
- Equilibran el PH del organismo: esto significa que cumplen una acción alcalinizante al disminuir la acidez en la sangre y en los tejidos.
- Protegen al corazón ya que reducen el colesterol malo y aumentan el bueno.
- Son fuente de proteínas y minerales, entre los que se destacan el calcio, el zinc y el magnesio que son los encargados de mantener los huesos sanos y fuertes.
- Aportan beneficios para las mujeres posmenopáusicas ya que disminuye la presión arterial, dolores de cabeza, dolor articular y otros síntomas típicos de este proceso natural.
- Evitan enfermedades como la osteoporosis gracias a su contenido de zinc, que ayuda a retrasar el deterioro óseo.
- Son muy buenas para las personas que tienen artritis, ya que reducen la inflamación gracias a su efecto antiinflamatorio y analgésico. Los efectos adversos que brindan otros medicamentos no se observan con las semillas y por eso se convierte en una opción natural muy recomendada.
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- Ayudan a regular el azúcar en las personas diabéticas.
- Fuente de vitamina A y antioxidantes que retrasan el envejecimiento, luciendo un aspecto en la piel más joven y sin arrugas.
- Alto contenido de fibra que es bueno para reducir el colesterol y para evitar el mal funcionamiento del intestino. De esta manera se evita el estreñimiento.
- Combaten los parásitos intestinales.
- Favorece la salud de la próstata y pueden ser muy beneficiosas contra las dificultades para orinar.
- Disminuyen el riesgo de padecer cálculos renales.
- Ayudan en el tratamiento para la nefritis.
- Mejora el funcionamiento de la vejiga.
- Puede ayudar a la prevención contra ciertos tipos de cánceres, sobre todo el de mama y el de próstata.
- Funciona como antidepresivo, ya que contiene L-triptófano que es un compuesto antidepresivo natural.
- Ayudan a la producción de seretonina que es la hormona del sueño y por eso son conocidas como las semillas del sueño reparador. También sirven para la ansiedad.
Aceites de semillas de calabaza
Estos aceites aportan beneficios a nivel emoliente, calmante y laxante. También es muy bueno para los pulmones y las membranas mucosas. Además, en diversos estudios científicos recientes se comprobó que el consumo es bueno para reducir la presión arterial en mujeres.
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Cómo comer las semillas de calabaza
Lo cierto es que las podemos comer de diversas maneras. A continuación te damos algunas ideas para que puedas hacerlo de manera casera, pero tené en cuenta que también podés facilitar tareas y comprarlas en tu dietética de confianza.
Crudas
Comerlas crudas implica que las podés comer directamente cuando las sacas de la calabaza. Puede ser de dos maneras: con cáscara o sin cáscara. Si lo haces con cáscara, tené la precaución de masticarlas bien ya que pueden caer un poco pesadas. Aunque quizás no es la forma más rica de comerlas, es de la manera que aportan mayor cantidad de grasas saludables.
Cocidas: al horno, tostadas o hervidas
Es una de las formas más tradicionales de comerlas. Para cocinarlas al horno, lo primero que tenés que hacer es separar las semillas de la calabaza y luego lavarlas. Lo ideal es que las dejes reposando varias horas en agua, pero si querés hacerlo más rápido lavalas bien con abundante agua fría. Cuando estén limpias, colálas y secalas con papel secante. Luego colocalas en una asadera para el horno.
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Si te gusta, en este paso podés condimentarlas con un poco de pimienta o sal para realzar sus sabores. También podés agregarle nuez moscada o canelas si las preferís dulces.
Luego colocá las semillas al horno, que tiene que estar previamente precalentado, durante 20 minutos hasta que tomen un color dorado. Cuando veas que ya están, retirálas, dejalas enfriar y ya están listas para comer.
Para hacerlas tostadas el procedimiento es el mismo que para el horno, solo que a la asadera deberás agregarle bastante cantidad de aceite de oliva.
Para hervirlas, lo mejor es colocarlas en una cacerola con agua y sal y dejarlas hervir hasta que estén blandas. Luego escurrilas bien y lavalas, si es necesario, para sacar el excedente de sal.
En otras comidas
Otra variantes es incluirlas en diferentes comidas y preparaciones. Es muy recomendado agregarlas a las sopas o a las verduras hervidas en reemplazo del queso rallado, la sal u otros condimentos artificiales.
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También podés mezclarlas con yogur, leche y diversos tipos de ensalada, de frutas o de vegetales o incorporarlas a las tostadas con queso crema.
Podés animarte aún más y agregar las semillas molidas a la masa de pizza o tarta.
- Una recomendación: podés prepararte una mezcla de diversos frutos secos, entre los que se pueden encontrar almendras, nueces, castañas, pistachos, girasol, y le agregues las semillas de calabaza tostadas. De esta manera vas a tener un aperitivo muy nutritivo y saludable para cada vez que quieras hacer una colación pero sin excederte con las calorías.
Con caramelo
En una sartén colocá aceite de oliva y salteá las semillas. Agregale una cucharada de azúcar para que se forme el caramelo y se impregne bien. Acordate que de esta manera son mucho más ricas y crocantes, pero también aportan más calorías. Comelas con moderación.
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