Un estudio realizado en el marco de proyecto Making Caring Common (“Hacer de la solidaridad algo común”), una iniciativa de la Escuela de Educación de Harvard, reveló que la mayoría de los jóvenes, sin distinción de raza, cultura o sector socioeconómico, considera que son mucho más importantes los aspectos del éxito personal –los logros académicos o la felicidad individual– que el interés por los demás. Por eso los expertos decidieron armar una serie de consejos para lograr que tus hijos sean buenas personas. Los compartimos.
Según el informe, en la escala de valores “ser justo” o “amable” se considera mucho menos valioso que otros como “trabajar duro”, el cual fue considerado el más importante por los 10.000 alumnos estadounidenses de primaria y secundaria que fueron entrevistados.
En la escala de valores, “ser justo” o “amable” se considera mucho menos importante que otros como “trabajar duro”
Esto, aseguran los psicólogos y pedagogos responsables de la iniciativa, es la muestra de un claro fracaso educativo: “Los valores de nuestra juventud se han torcido, y los mensajes que los padres están transmitiendo quizás sean la clave del problema”.
Cómo hacer que tus hijos sean buenas personas
A la luz de los resultados de su estudio, los investigadores no se detuvieron aquí y trataron de aportar valor, elaborando una guía de cuatro puntos para ayudar a padres y educadores a criar niños con un sentido más elevado de la solidaridad y la amabilidad. Aquí, su receta que tus hijos sean "buena gente".
Podés leer: Qué es la misericordia y por qué desarrollarla más allá de la religión
Es hora de cambiar la forma en que educamos a nuestros hijos, y estas cinco “reglas” son decisivas para lograrlo:
Hacer del cuidado de los otros una prioridad
Los padres tienden a dar prioridad a los logros y felicidad de sus hijos por sobre la preocupación que ellos puedan tener respecto a los demás. Pero los chicos necesitan aprender a equilibrar sus necesidades con las de los otros, desarrollando la empatía y la solidaridad como valores fundamentales de una comunidad.
Los niños necesitan saber que, para sus padres, el cuidado de los demás es una prioridad. Los chicos escuchan pero, sobre todo, ven. La empatía se enseña siendo empáticos
Los niños necesitan saber que para sus padres el cuidado de los demás es una prioridad. Una gran parte de ésto se consigue generando en los chicos expectativas éticas por parte de los padres y de la comunidad, tales como cumplir sus compromisos, incluso si se hace los hace infelices por un rato.
Por ejemplo, antes de que nuestros hijos dejen a un equipo deportivo, banda o se alejen de un amigo, debemos pedirles que consideren sus obligaciones con el grupo o el amigo y animarles a resolver los problemas antes de alejarse.
Podés leer: Padres en fuga: 9 consejos para echar a perder a un niño
Generar oportunidades para que los niños practiquen la amabilidad
Nunca es demasiado tarde para ser una buena persona, pero no va a suceder por sí solo. Los niños necesitan practicar el cuidado de los demás y expresar gratitud por aquellos que se preocupan por ellos y contribuir a la vida de otros.
Los estudios demuestran que las personas que tienen el hábito de expresar la gratitud son más propensos a ser útiles, generoso, compasivo y piadosos, y también son más propensos a ser felices y saludables
Aprender a ser amable es como aprender a tocar un deporte o un instrumento. La repetición diaria, como ayudar a un amigo con la tarea por ejemplo, hacen que ser solidarios sea parte de su naturaleza y desarrolla y perfecciona en los jóvenes las capacidad para ser amables.
Podés leer: La ciencia lo confirma: a mayor empatía, mayor salud
Ampliar el círculo de preocupación de los hijos
Casi todos los niños se preocupan por el pequeño círculo que forman sus familias y amigos. Nuestro reto es ayudar a nuestros hijos a aprender a preocuparse por alguien fuera de ese círculo, como el nuevo de la clase, alguien que no habla su idioma o alguien que vive en un país lejano.
Sólo a través de este esfuerzo, los niños serán capaces de darse cuenta de la existencia de personas que normalmente pasan desapercibidas, que son precisamente las que necesitan más ayuda.
Los niños necesitan aprender a acercarse a otros teniendo en cuenta los muchos puntos de vista de las personas con las que interactúan diariamente, incluidos aquellos que son vulnerables
También tienen que considerar cómo sus decisiones, como dejar un equipo deportivo o una banda, pueden dañar a varios miembros de sus comunidades. Sobre todo en nuestro mundo más global, los niños necesitan desarrollar preocupación por las personas que viven en muy diferentes culturas y comunidades que las suyas.
Podés leer: Por qué los padres deben enseñar el optimismo y cómo hacerlo
De esta forma, ampliarán su “círculo de interés” y serán capaces de considerar la justicia en la sociedad en conjunto.
Los adultos deben ser para ellos un claro modelo de conducta moral.
Los niños aprenden los valores éticos observando las acciones de los adultos que ellos respetan. También aprenden los valores de pensamiento a través de dilemas éticos con los adultos, por ejemplo, "¿Debo invitar a un nuevo vecino a mi fiesta de cumpleaños a pesar de que a mi mejor amigo no le cae simpático?"
Los niños aprenden los valores éticos observando las acciones de los adultos que ellos respetan
Ser un modelo de conducta moral significa que tenemos que practicar la honestidad y la justicia. Pero no significa ser perfecto todo el tiempo. Para ganarnos el respeto y la confianza de los chicos, necesitamos reconocer nuestros errores y defectos. También tenemos que respetar el pensamiento infantil y escuchar sus puntos de vista, lo que demuestra que queremos involucrar a otros en nuestra óptica.
Podés leer: Miedos en la infancia: cómo ayudar a los niños a vencer sus temores
Guiar a los chicos en el manejo de los sentimientos
A menudo, los chicos (y los adultos, obviamente) se sienten abrumados por la ira, la vergüenza, la envidia, u otros sentimientos negativos.
Tenemos que enseñar a los niños que todos los sentimientos están bien, pero que algunas formas de tratar con ellos no son útiles
Tenemos que enseñar a los niños que todos los sentimientos están bien, pero que algunas formas de tratar con ellos no son útiles. Los niños necesitan nuestra ayuda para aprender a hacer frente a estos sentimientos de manera productiva. Los menores son también, desde muy pequeños, filósofos morales, y se plantean constantemente cuestiones éticas. Cuando los adultos fomentan este tipo de digresiones, colocan la injusticia en el radar de los niños, algo que les ayuda a saber cuáles son sus responsabilidades respecto a los demás y ellos mismos.
Seguí leyendo
- Crianza con apego: porque te quiero te toco, te abrazo, te mimo
- 10 cosas que podés hacer por tu hijo si te preocupa su desarrollo
- Las mejores razas de perros para los niños y la familia
- Qué es el Complejo de Edipo y por qué es una etapa clave en la infancia
- Por qué deberías dejar de gritarle a tus hijos
- En defensa del NO: por qué enseñar a los hijos que diferenciarse es valioso
- Imperdible: es viral un video de abuelos dando consejos de crianza a sus hijos
- La crianza entre los 6 y 11 años: el nuevo libro de Maritchu Seitún
- Cómo enseñar a un niño qué es la resiliencia
- Etiquetas al por mayor: delicias de la infancia uniformada
- “Entender qué emoción dispara cada acción permite vincularnos mejor”
- Cómo educar a nuestros hijos para evitar la violencia de género