En días de estrés y acelere agotador, pocas veces no detenemos y conectamos con el presente. La experiencia de habitar nuestro cuerpo es, cuanto menos, extraña en los tiempos que corren. En realidad, lo “ocupamos”, “estamos en él”, pero sin conciencia, sin sentirlo ni tener una conexión profunda con sus manifestaciones. Para detectar síntomas o para transitar un tratamiento, es clave escuchar lo que el cuerpo tiene para decirnos. Es lo que propone mindfulness.
Qué es el escaneo del cuerpo en Mindfulness
Recostate sobre una colchoneta, una manta o una alfombra en el piso. Es mejor que lo hagas aquí que en la cama, ya que la tendencia en este otro lugar es a dormirnos.
Cerrá los ojos o mantenelos fijos hacia arriba. Comenzá a sentir el apoyo del cuerpo en el piso: el contacto de la cabeza, de los omóplatos, la espalda media y la zona lumbar. Sentí los brazos al costado de tu cuerpo, primero uno, desde el hombro y la axila, hasta la mano y cada uno de los dedos, y luego el otro, desde el hombro y la axila, hasta la otra mano y cada uno de los dedos. Intentá sentir, no pensar, mantener la atención constante en tu cuerpo.
Ahora sentí el apoyo de los glúteos e isquiones: temperatura, textura, cosquilleos, vibraciones, cualquier pequeña sensación que aparezca en estas zonas. No intentes controlar nada, inclusive los pensamientos y emociones que aparezcan. Simplemente date cuenta que aparecen
Luego continuá llevando la atención desde la parte superior de la pierna hasta la parte posterior de la rodilla, y desde allí hasta el talón. Inhala, exhala con plena atención sintiendo que llevás la respiración a esta zona. Luego continuá con la otra pierna, hasta llegar al talón también.
Dale mucha importancia al acto de volver al momento presente cuando tu mente se va hacia el futuro o el pasado, se aferra a lo que le gusta o a lo que quiere rechazar. Se preocupa, se inquieta, anticipa, en fin, se pierde en constantes ensoñaciones
Una vez completado el escaneo de las zonas que apoyan con el piso, voy a pedirte que sientas la parte superior del cuerpo: los pies, las tibias, las rodillas, las piernas, la zona de genitales, la pelvis hasta la cintura. Luego llevá plena atención a la zona del vientre, el abdomen, el pecho, y por último continuá hacia los brazos, la garganta y el rostro, cada parte del rostro, de manera sutil y detallista.
Intentá no saltear zonas, no perderte en pensamientos, sino volver, y conectar con la respiración de un momento a otro
Sentí que estás aquí, ahora, en este momento y sólo en este, y que podés transitar todo lo que aparece, con plena aceptación, sin juzgar, sin querer eliminar, sin negar, con plena aceptación. Momento a momento.
Para finalizar, tomate un momento para estirarte, aflojarte, y salir finalmente de manera suave de la posición. Reconocé el tiempo y el esfuerzo dedicado a la práctica del escaneo, de la atención plena. Sentí que podés revalorizar tu cuerpo, habitarlo.
Qué es mindfulness
En la práctica de Mindfulness (atención plena), decimos que lo grande, lo intenso, lo sintomático en el cuerpo, siempre fue primero sutil, pequeño… comenzó desde lo imperceptible, hasta crecer y transformarse en otra cosa. Por eso le damos mucha importancia a la interocepción, que es la capacidad de conectar con profundidad con nuestras sensaciones corporales (internas y superficiales).
Mindfulness: el arte de recuperar la calma y vivir con plenitud
¿En qué consiste el entrenamiento? Básicamente, en comenzar a pasar nuestra atención a un registro sensitivo, a la sensación pura, y no a nuestro concepto de ella, a nuestra idea. Muchas personas, puestas a sentir el cuerpo, piensan en él o hacen visualizaciones complejas donde proyectan su propia imagen en una pantalla mental.
También es muy difícil sentir nuestro cuerpo cuando lo que encontramos no es lo que esperamos: dolor, ardor intenso, puntadas, cosquilleos incómodos… cuando transitamos una enfermedad solemos tener esta desesperanza y frustración
¿Para qué conectarnos con ella? Es necesario reconocer cómo me siento, cómo estoy física y mentalmente, más allá de que la experiencia inicial sea desagradable. Quizás el primer impacto puede ser angustiante: parece que los síntomas SON EL CUERPO. Gran error, los síntomas son estados momentáneos de ciertas partes de nuestro cuerpo, donde quizás haya cierto funcionamiento sistémico que no es saludable, pero mal podemos asumir que sólo somos “enfermos o defectuosos”, a secas.