La hipertensión es cosa seria. Muy seria. Su capacidad de daño a todo el organismo es subestimada en todo el mundo y pocas personas se toman el diagnóstico con la preocupación y ocupación que merece. Por eso, la Liga Mundial de Hipertensión (WHL) promueve el 17 de mayo un día mundial para tomar conciencia sobre la problemática. Este año el lema es "Conozca sus valores" ("Know your numbers”): los expertos subrayan que la hipertensión es un asesino silencioso, y que sólo tomándose periódicamente la presión y estando atento a ciertas señales podemos controlar el problema.
En la Argentina, según la última encuesta de Factores de Riesgo de enfermedades no trasmisibles (ENFR 2013) realizada por el Ministerio de Salud, un tercio de las personas tienen presión arterial elevada, cifra que casi se duplica en mayores de 64 años.
Para disminuir el impacto de las enfermedades cardiovasculares y de la hipertensión, es fundamental reducir el contenido de sodio en los alimentos procesados, eliminar los saleros, llevar adelante una alimentación saludable y aumentar la actividad física.
La Sociedad Argentina de Nutrición explica que el exceso de sodio que ingresa habitualmente a nuestro organismo proviene de 3 fuentes:
- La sal que se utiliza en la cocina para la elaboración de alimentos.
- La que se agrega en la mesa.
- El 70% es aportada por los alimentos procesados, envasados o enlatados, que utilizan sal para la conservación de los mismos: embutidos, panificados, pescados envasados, sopas, quesos, alimentos en conservas. Además, es adicionada durante la preparación de alimentos.
Toda persona hipertensa o con antecedentes familiares de hipertensión, debe hacer prevención y disminuir el consumo de sal, realizar más actividad física, evitar el tabaco y el alcohol, comer frutas y verduras, y realizar un chequeo preventivo anual.
Los pacientes hipertensos deben consumir alimentos reducidos en sal y evitar los procesados ricos en sal. Se recomienda no colocar el salero en la mesa.
Cómo reducir el sodio en la vida cotidiana
- Usar menos sal cuando se cocina.
- Evitar los alimentos procesados ricos en sal (como por ejemplo: embutidos, panes, quesos, conservas, precocidos, etc.).
- No añadir sal a la comida al sentarse en la mesa.
- En lugar de sal, usar otras especias, hierbas aromáticas (tomillo, orégano, pimienta, ajo, albahaca, jengibre), zumo de limón, ajo fresco o polvo de ajo o cebolla.
- En los restaurantes pedir platos o menos sin sal.
- Leer las etiquetas de los envases de los alimentos.
- Reemplazar el pan normal por pan sin sal.
- Reemplazar alimentos enlatados por naturales (por ejemplo, tomate en lata por tomate fresco).
- Buscar nuevas recetas que incluyan alimentos con poco sodio.
Qué debemos evitar
Embutidos, pescados y aves de corral salados en lata o procesados; tocino ahumado; queso salado; maní salado; comidas en lata, galletitas saladas; palomitas de maíz saladas; patatas "chips", nueces saladas; sopas en lata o polvo; caldo de cubitos, encurtidos; vegetales en salsas congeladas comerciales. Sal de condimento; mezclas de condimento; polvos para ablandar la carne; glutamato monosódico; kétchup; mostaza preparada; rábano picante preparado; salsa de soja; salsa para carne y barbacoa en botella, aceitunas.
Qué pasa con las sales reducidas en sodio
Estas sales con contenido reducido de sodio son recomendables pues otorgan un sabor aceptable sin provocar daño.
- Fuente: Dra. Zulema Stolarza. Médica especialista en Nutrición. Presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición
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