Abril 2020.
Los datos oficiales y sanitarios revelan que las medidas de aislamiento social dispuestas por el gobierno han logrado hasta ahora aplanar la curva y desacelerar el número de contagios por Covid-19, pero los especialistas en cardiología advierten que el riesgo de mortalidad de origen cardiovascular está en aumento por la falta de consultas a tiempo.
Desde el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI), expresaron su preocupación e instaron a que las personas, ante cualquier duda, consulten con sus médicos de cabecera. También subrayaron que aquellos con síntomas coronarios se contacten en forma inmediata con su sistema de emergencias o acudan a la guardia más cercana.
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Cifras concretas evidencian que mucha gente restringió al mínimo las consultas (aun las que se realizan mediante telemedicina), disminuyeron las visitas de urgencia a las guardias y los procedimientos por cateterismo, tanto los diagnósticos como los terapéuticos
“No estamos para nada en contra del aislamiento. Sólo queremos evitar que pacientes coronarios mueran en sus casas sin recibir atención médica. La disminución de las llamadas y concurrencia a emergencias significa, indefectiblemente, que hay personas con síntomas aguardando a que estos reviertan solos, porque no llaman a su médico o tienen miedo de ir a la guardia de un centro asistencial. Deben saber que los hospitales son sitios seguros, preparados para recibir a los pacientes que lo necesitan con todos los protocolos de seguridad que amerita esta pandemia”, dice el Dr. Diego Grinfeld, presidente del CACI.
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“En nuestra práctica diaria y en los hospitales estamos observando que mucha gente restringió al mínimo las consultas (aun aquellas que se realizan mediante telemedicina). También disminuyeron las visitas de urgencia a las guardias y la realización de procedimientos por cateterismo, tanto los de diagnóstico como los terapéuticos”, comentó el Dr. Daniel Berrocal, cardionagiólogo intervencionista miembro del CACI.
Entre otras causas, los especialistas atribuyen la disminución de las consultas al temor de las personas a contagiarse el coronavirus en el hospital, la preocupación de tener problemas para movilizarse, la creencia de que su médico de cabecera no estará disponible o la decisión del paciente de postergar estudios y consultas hasta que termine el aislamiento.
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Según datos de la iniciativa ‘Stent-Save a Life’, un relevamiento mundial del que participa la Argentina, entre el 20 y el 31 de marzo cayó dramáticamente la realización de los principales estudios cardiovasculares diagnósticos y terapéuticos en nuestro país respecto de los primeros 19 días de ese mismo mes.
Los datos son contundentes: se efectuaron un 75% menos de angioplastias coronarias (ATC), un 80% menos de coronariografías (CCG, comúnmente llamadas ‘cateterismos’) y un 68% menos de angioplastias en pacientes con infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST (IAMST), que son urgencias médicas en las que el infarto produce una isquemia prolongada con afectación importante en el músculo cardíaco y con alto riesgo de muerte.
“En otras partes del mundo se está dando una situación similar, generando gran preocupación sobre la salud de los pacientes con enfermedad cerebrovascular, más allá del coronavirus. Tengamos en cuenta que la enfermedad cardiovascular, que involucra al infarto, al accidente cerebrovascular y a la insuficiencia cardíaca, es la primera causa de muerte a nivel mundial y en nuestro país”, apunta el Dr. Aníbal Damonte, cardioangiólogo intervencionista y expresidente del CACI.
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Para tener una verdadera dimensión de la magnitud del problema es importante tener en cuenta que, de acuerdo a los resultados de un análisis comparativo de las investigaciones clínicas REGIBAR Y PRISMA, 9 de cada 10 fallecimientos por infarto se dan en personas que no recibieron atención hospitalaria.
“Es imperioso que las personas infartadas accedan a internación y tratamiento: un infarto no tratado provoca la muerte en 1 de cada 2 personas (50%), inclusive aquel que sobrevive tiene altas chances de presentar en los años posteriores problemas cardiacos graves, como insuficiencia cardiaca y arritmias. También la evidencia nos muestra que los mayores de 75 años, que son pacientes de alto riesgo para el Covid-19, también tienen riesgo muy aumentado de morir por patologías coronarias, mucho más aún si no reciben atención”, dice Berrocal.
“Por todo ésto, recomendamos enfáticamente que, ante cualquier duda, no dejen de contactarse con su médico o sistema de salud, ni de solicitar asistencia urgente o -en su defecto- concurrir a la guardia médica más cercana frente a la aparición de síntomas que podrían estar manifestando un problema cardíaco, como dolor en el pecho, en la boca del estómago, en la mandíbula y/o extremidades superiores, falta de aire, desmayos, palpitaciones o arritmias”, cierra el doctor Grinfeld.
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